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Linde advierte de que el BCE por sí solo no va a arreglar los problemas económicos

El gobernador insta a reforzar los poderes de la política macroprudencial para atajar los riesgos

El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, ha asegurado que ni el Banco Central Europeo (BCE) ni la política monetaria pueden, por sí solos, resolver los problemas que están en la base de la crisis, aunque medidas como las anunciadas la semana pasada contribuyen a facilitar la acción de otras herramientas de política económica que, por su naturaleza, pueden tener un "efecto más potente y duradero" sobre el crecimiento y el empleo.

Durante su participación en un acto de la Fundación de Cajas y Ahorros (Funcas), Linde ha recordado que el pasado jueves el BCE relajó adicionalmente el tono de la política monetaria convencional, extendió nuevamente el horizonte para la política de provisión de liquidez y lanzó una nueva operación de financiación a un plazo largo para promover el crédito.

Linde ha asegurado que han existido "divergencias notables" en el uso de los instrumentos no convencionales entre el BCE y la Reserva Federal (Fed) y el Banco de Inglaterra, que reflejan las características de los respectivos sistemas financieros. En particular, el papel predominante de los bancos en el área euro frente a la mayor relevancia de los mercados de capital de Estados Unidos o el Reino Unido.

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Crédito, por José Carlos Díez

Por otro lado y tras repasar la política monetaria desarrollada a lo largo de la crisis, Linde ha destacado la necesidad de desarrollar políticas macroprudenciales porque la combinación previa de política monetaria y política microprudencial es "insuficiente" para asegurar la estabilidad del sistema financiero y para garantizar un impacto "limitado" sobre la economía real en periodos de crisis.

"Para conseguir esos fines es preciso contar, además, con una política macroprudencial que se ha de dotar de nuevos objetivos e instrumentos", ha señalado el gobernador, tras asegurar que existe cierto acuerdo sobre la necesidad de articular esta nueva política en torno a dos niveles o dimensiones.

Por un lado, Linde se ha referido a la dimensión transversal enfocada al control de la distribución de los riesgos dentro del sistema financiero en cada momento del tiempo. A su parecer, esto requiere analizar cómo interaccionan las instituciones entre sí y cuáles son las consecuencias de esas interacciones para el sistema en su conjunto. El objetivo, según el gobernador, debe ser identificar aquellas con mayor relevancia sistémica global para someterlas a requerimientos de solidez más exigentes.

Evolución del riesgo

Por otro lado, ha asegurado que la política macroprudencial debe prestar atención a la dimensión temporal que analiza cómo evoluciona el riesgo agregado y cómo interacciona con el normal funcionamiento de la economía real. Esta perspectiva, según ha explicado, es necesaria para diseñar medidas para moderar las tendencias procíclicas inherentes al sistema financiero.

Linde ha admitido que las interacciones entre la política monetaria y la macroprudencial suscitarán retos "complejos" a los bancos centrales porque la acción de cada una de ellas incidirá "fuertemente" sobre los objetivos de la otra, lo que tiene implicaciones para el diseño institucional de la autoridad macroprudencial.

En este sentido, ha asegurado que las ventajas de la coordinación entre ambas sugiere asignar al banco central un papel central en el ejercicio de las políticas macroprudenciales, el camino seguido en la mayoría de los casos.

Ejemplos de otros países

Linde ha puesto como ejemplo al Reino Unido, donde se ha creado el Financial Policy Committee dentro del Banco de Inglaterra y junto al Monetary Policy Committee. En Holanda, Italia, Bélgica o Irlanda se han puesto en marcha modelos similares. En Francia y Alemania se han puesto en marcha comités con la participación de otras autoridades económicas, aunque el banco central ejerce un papel muy importante, incluso con capacidad de veto.

Aún así, ha reconocido que concentrar en una sola institución diferentes objetivos de política económica que pueden entrar en conflicto complica la rendición de cuentas y puede hacer "más ambiguo el mandato", motivo por el que regiones como EE.UU. han optado por crear instituciones en las que las responsabilidades están distribuidas de forma más simétrica entre el banco central y otras autoridades.

"Sin duda este es un debate complejo y con indudables connotaciones políticas", ha señalado el gobernador, tras asegurar que ve "más ventajas que inconvenientes" en el modelo europeo, puesto que para lograr una buena coordinación entre la política monetaria y la macroprudencial y asegurar suficiente capacidad y velocidad en las respuestas, el banco central debe tener un papel central en el diseño y la gestión de los nuevos instrumentos y medidas macroprudenciales.

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