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Campofrío asegura a los trabajadores que no rescindirá ningún contrato

La empresa reconoce que aplicará un expediente de regulación hasta la nueva planta

Trabajadores de Campofrío, concentrados ante el Ayuntamiento.
Trabajadores de Campofrío, concentrados ante el Ayuntamiento.JULIAN ROJAS

Dos días después del incendio que devoró su planta más importante en Burgos, Campofrío respondió ayer a la principal incertidumbre que se cernía sobre los trabajadores con el compromiso de que mantendrá el empleo. "Mil familias se han quedado sin trabajo por el siniestro y nos han garantizado que se buscará una solución para mil familias", explica Marco Pérez Martínez, responsable de CC OO de Campofrío para España y presidente del Comité de Empresa de la más pequeña de las dos fábricas afectadas. "Ya se habían comprometido a mantener la capacidad productiva en Burgos y ahora han prometido mantener el puesto de trabajo a todos", agregó.

Los 940 trabajadores de Campofrío afectados por el incendio —la empresa, que nació en Burgos en 1952 aunque ahora es una multinacional, mantiene un tercer centro de producción en la ciudad que no se ha visto afectado— sabían que su futuro inmediato pasaba por el traslado a otras plantas de Castilla y León, como les anunciaron los responsables de la empresa, o por una regulación temporal de empleo (ERTE). Tanto en un caso como en el otro, la pelota está en el alero de la compañía. En el primer caso, es obvio; en el segundo, es así porque la empresa debe solicitar a la autoridad laboral, en esta ocasión la Junta de Castilla y León, la autorización del ERTE. Una vez aprobado —en los casos de fuerza mayor todavía se mantiene la autorización administrativa de los ERE que para los demás anuló la reforma laboral de 2012— los afectados pasan a cobrar la prestación por desempleo durante el tiempo que se mantenga el paro. La paga puede ser superior si durante la negociación entre sindicatos y empresa se aprueba un complemento.

No parece que en el caso de Campofrío vaya a haber muchos problemas. El Ayuntamiento y la empresa confirmaron, ya el lunes, que su intención era reconstruir en la ciudad una planta en un plazo máximo de dos años y ayer recibieron el compromiso de que se mantendrá el empleo.

El encargado de hacer el anuncio por parte de la compañía fue Ignacio González, presidente de Campofrío para España, sur de Europa y Estados Unidos, ante la Asamblea de trabajadores celebrada ayer por la tarde en Burgos. Setenta trabajadores, sobre todo administrativos, ya han sido reubicados en la planta que la compañía mantiene en Burgos. Dado que la empresa quiere mantener la capacidad productiva para cumplir sus compromisos, también se está estudiando el traslado a alguna de las otras seis plantas que tiene en España —Ólvega (Soria), Villaverde (Madrid), Torrijos (Toledo), Trujillo (Cáceres) y Torrente (Valencia)—. "Es una de las posibilidades. Serán voluntarios y temporales", agregó el sindicalista Pérez Martínez.

Las plantas de Campofrío afectadas son dos, la principal, con 890 trabajadores, que ha quedado totalmente destruida —ayer los bomberos no habían logrado sofocar las llamas— y un secadero de jamones adjunto, con 50 trabajadores, que dependía del primer centro. Las fuentes sindicales reconocieron que todavía quedaba letra pequeña por resolver aunque los trabajadores habían acogido de forma muy positiva la noticia. Una de las principales incógnitas es que quedan por despejar es qué sucede con el proceso pactado de renovación de la plantilla en el que los trabajadores más veteranos estaban siendo reemplazados por más jóvenes. Tampoco queda claro qué ocurrirá con los proveedores afectados que la Unión de Campesinos de Castilla y León cifra en 2.000 granjas y 3.000 personas, según Efe.

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