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La primera crisis del euro

La UE decidirá medidas excepcionales para que Grecia aplique sus reformas

El gobernador del Banco Central portugués se perfila como nuevo vicepresidente del BCE - El Eurogrupo exigirá hoy a Papandreu un calendario del ajuste fiscal

Andreu Missé

La UE formalizará hoy y mañana serias advertencias a Grecia -las más rigurosas lanzadas hasta ahora contra un Estado miembro- para que reduzca su déficit público, con un calendario detallado y bajo la vigilancia permanente de la Comisión Europea. La reunión que hoy mantendrán los ministros de Economía del Eurogrupo se centrará en la eficiencia de las medidas comprometidas por el Gobierno de Atenas. Mañana, los titulares de Economía de los Veintisiete formalizarán las exigentes recomendaciones del Ejecutivo Comunitario del pasado 3 de febrero para que el Gobierno de George Papandreu corrija su política presupuestaria, reduzca el déficit y mejore su sistema estadístico.

La UE aplicará por primera vez contra Atenas una disposición del Tratado que vela por el buen funcionamiento de la zona euro. El objetivo es "eliminar el riesgo de poner en peligro el adecuado funcionamiento de la Unión Económica y Monetaria", que está ocasionando la política económica griega. En Bruselas existe una cierta percepción de engaño por parte de la Administración helena, por el incumplimiento reiterado de las recomendaciones sobre déficit desde abril. En noviembre y diciembre pasados, el Consejo volvió a expedientar a Atenas porque las medidas adoptadas "no eran las adecuadas" a las recomendaciones comunitarias. Ante la persistencia en los incumplimientos, Bruselas propuso la advertencia más seria para que Grecia corrija sus desequilibrios en un plazo determinado y que se ejecutará mañana.

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Las relaciones de confianza entre Grecia y muchos países de la UE, especialmente Alemania, se deterioraron notablemente desde enero, cuando se puso al descubierto que las autoridades de Atenas habían falsificado las estadísticas durante años. También sobre esta cuestión será amonestado el ministro de Finanzas, Georgios Papaconstantinos.

No obstante, la realidad griega no había sido advertida previamente por Eurostat. Y fue el nuevo Gobierno socialista de Papandreu el que sacó a relucir en octubre todo lo que había bajo las alfombras. En este sentido, habría que entender el malestar del primer ministro griego, al que ahora se le piden diariamente medidas adicionales, a pesar de haber sido su Gobierno el que puso al descubierto la realidad. Papandreu pretende reducir el déficit público desde el 12,7% de 2009 al 2,8% para 2012. Para este ejercicio, la meta es situarlo en el 8,7% a finales de año. Precisamente ayer el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, subrayó en una entrevista que Atenas debe garantizar la sinceridad de sus cuentas públicas. "Grecia se tiene que dar cuenta de que debe corregir una trayectoria que era aberrante", declaró. Sobre España, Trichet dijo no tener ninguna razón para dudar de su solvencia.

El pasado jueves, los jefes de Estado o de Gobierno de los Veintisiete se comprometieron políticamente a ayudar a Grecia, "si fuera necesario", pero no acordaron ninguna medida concreta de rescate. Tampoco está previsto que hoy o mañana los ministros avancen sobre posibles instrumentos de intervención.

Además, los ministros de Economía instarán a Grecia para que inicie un plan de reformas estructurales a partir de este año, que deberán afectar a múltiples aspectos: salarios, reformas del sistema de pensiones y de salud, Administración pública, mercado de bienes y entorno empresarial, crecimiento de la productividad y el empleo, uso de fondos estructurales, así como medidas de intervención política en el sector financiero y bancario. El ajuste griego estará sometido a un estricto calendario. La Comisión examinará a partir de ahora la gestión de sus autoridades cada trimestre.

Por otra parte, el Consejo Ecofin propondrá con alta probabilidad el nombramiento de Vítor Constâncio, gobernador del Banco de Portugal, como vicepresidente del Banco Central Europeo, en sustitución de Lucas Papademos, cuyo mandato finaliza en mayo. Otros candidatos son el gobernador del Banco Central de Luxemburgo, Yves Mersch, y el director del Banco Nacional de Bélgica, Peter Praet.

Constâncio, un prestigioso economista portugués que ha ocupado destacados puestos en el partido de los socialistas portugueses, aparece como favorito, ya que cuenta con el apoyo de la mayoría de países. El puesto de vicepresidente es especialmente importante porque será el responsable dentro del banco de las nuevas instituciones que se creen para la supervisión financiera.

Además, la relevancia de la elección del vicepresidente del BCE viene marcada por su influencia en la selección del posterior nombramiento del presidente de la entidad, en sustitución de Jean-Claude Trichet, que finaliza su mandato en octubre de 2011. Para sustituir a Trichet, pugnan el gobernador del Banco de Italia, Mario Draghi, y el presidente del Bundesbank, Axel Weber. Las posibilidades de Weber son muy elevadas, sobre todo por el interés de Alemania para ocupar este puesto, una vez superadas las reticencias iniciales hacia un alemán en la presidencia del BCE, sobre el que Berlín ha ejercido la influencia más notable.

Angela Merkel, George Papandreu y Nicolas Sarkozy, el pasado día 11 en la cumbre informal de Bruselas. Al fondo, Herman Van Rompuy.
Angela Merkel, George Papandreu y Nicolas Sarkozy, el pasado día 11 en la cumbre informal de Bruselas. Al fondo, Herman Van Rompuy.REUTERS

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