El Ibex 35 culmina un trimestre notable
La Bolsa española culminó ayer uno de los mejores trimestres de su historia, con una subida del 25,24% en el Ibex 35. El semestre termina con una ganancia acumulada del 6,44% y el mes de junio acaba aportando un 3,86% a la suma total.
El ambiente semifestivo de esta jornada se vio enturbiado, en parte, porque muchos inversores optaron por deshacer posiciones al estar convencidos de que los gestores de carteras harán lo mismo a partir de hoy. La recuperación de la Bolsa desde los mínimos de marzo ha sido espectacular y ahora es el turno de la economía para ponerse a la altura de las circunstancias, algo que parece cada día más complicado.
La sesión, pese a ser un día de confusas valoraciones, entradas y salidas, dejó un nuevo máximo anual intradía en 9.890,60 puntos, lo que suponía un nuevo avance para el Ibex 35 del 0,46%. Sin embargo, la debilidad en la apertura de la Bolsa de Nueva York por los dudosos datos macroeconómicos hizo aflorar las órdenes de venta y al cierre de la sesión el Ibex 35 cedió el 0,59% para quedar en 9.787,80 puntos. Los valores medianos del mercado bajaron el 0,69% y los pequeños el 1,16%.
Los datos económicos que volvieron a preocupar a los inversores, respecto de la capacidad de recuperación inmediata de la economía se centraron, sobre todo, en el desempleo de Estados Unidos, donde las principales áreas urbanas, sin excepciones, registraron en mayo un incremento del paro por quinto mes consecutivo.
La confianza de los consumidores volvió a decantarse del lado negativo y la actividad empresarial ofrecía datos confusos, con avances en el área de Chicago y retrocesos en Nueva York, ambos en el mes de junio.
En la eurozona el dato preocupante fue el dinero, puesto que la masa monetaria, dinero en manos del público y algunos activos a corto plazo, creció a un ritmo de sólo el 3,7% debido a las restricciones en el crédito. Este dato afecta directamente al consumo y explica una parte de las caídas del IPC en la mayoría de los países que utilizan el euro. El descenso del dinero en circulación puede terminar afectando a la actividad empresarial, lo que cuestiona las previsiones de algunas compañías sobre la evolución de su negocio a medio plazo y justifica las retiradas que pusieron en práctica los inversores en esta sesión.
