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La crisis del euro | El contagio en los mercados

La banca europea se derrumba en Bolsa

Entidades italianas y francesas sufren las peores caídas y España aguanta el golpe

Amanda Mars

"¿Se trata de un rescate a Grecia o a los bancos alemanes?", se preguntaba retóricamente el Nobel de Economía Joseph E. Stiglitz en una entrevista publicada en este diario hace unos días. Se respondía: "Estamos rescatando a los bancos alemanes, debería llamarse así". Stiglitz lo decía porque los propietarios de toda esa deuda pública en la que el mercado ha perdido la fe son en buena parte los bancos europeos. Por eso mismo, el pánico desatado ayer sobre los bonos a 10 años en las economías del sur de Europa -Italia, España, Portugal y Grecia- se tradujo en un duro descalabro en Bolsa para la banca, que además ve encarecerse su coste de financiación.

El italiano Intesa Sanpaolo fue el más castigado de los bancos del índice Euro Stoxx 50, con una caída del 7,74%, seguido por el francés Credit Agricole (-7,66%) y el holandés ING (-7,26%). Dentro de esta jornada negra, negra azabache, la banca española arrojó unos números algo menos malos: Santander bajó un 3,16% y BBVA un 4,06%. Es una caída similar a la que los bancos británicos sufrieron en la Bolsa de Londres. Barclays bajó un 3,82%, Lloyds un 3,68% y RBS un 4%. Las aseguradoras también sufrieron por sus carteras de deuda: AXA cayó un 6,6%, y Generali, un 4,6%.

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La menor exposición española a la deuda de Grecia e Italia -en manos sobre todo de entidades francesas y alemanas-, contuvo el golpe para los españoles. La deuda a la que España resulta más expuesta -aparte de la propia, claro- es la portuguesa: un tercio de los activos lusos de la banca internacional están en manos españolas, aunque solo suponen el 2% de su cartera.

"El castigo para los bancos es doble: sufren la subida de la prima de riesgo de la deuda pública de su país y la de la deuda de otros países a los que están expuestos", apuntó ayer Irma Garrido, directora de análisis de renta variable de Ahorro Corporación.

El segundo rescate a Grecia -o a los bancos alemanes, como diría Stiglitz- no cristaliza por el desacuerdo de los países del euro y añade más leña al fuego. Además, Europa discute la participación privada en este auxilio, lo que significa que la banca renuncie a cobrar parte de la deuda, lo que tampoco ayuda a la cotización de las entidades financieras.

La mecha del miedo prendió en Italia, la séptima economía mundial, el pasado viernes. La crisis política del país y la progresiva pérdida de fe de las agencias de calificación en la abultada deuda pública (está por encima del 120% de su PIB) abonaron las presiones de los mercados.

Es una incógnita el efecto que puedan tener los resultados de las pruebas de resistencia a los bancos y cajas que la Autoridad Bancaria Europea (EBA) hará públicos el viernes. Para Garrido, "las pruebas no llegan en una situación normal de mercado, por lo que los resultados pueden pasar desapercibidos". Italia espera obtener buena nota, pero el striptease de la banca europea ha perdido credibilidad entre los inversores porque el llevado a cabo hace un año fue incapaz de detectar la crisis financiera que se cernía sobre Irlanda, y que obligó al país a solicitar el rescate poco después.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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