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Reportaje:

El reino del cura Castillejo

El presidente de Cajasur extiende su poder en la esfera económica, social y cultural de Córdoba

Don Miguel o el cura. A bote pronto, estas palabras dicen poco en cualquier sitio, pero en Córdoba son un código que permiten identificar sin equívocos al presidente de Cajasur, el sacerdote Miguel Castillejo, de 73 años, quien desde hace 25 está al frente de esta caja de ahorros, una plataforma que le ha servido para cimentar un enorme poder en la ciudad.

A lo largo de su mandato, Castillejo ha extendido esta influencia a la esfera económica, social o cultural de la capital y ha hecho de Cajasur una de las señas de identidad de Córdoba, para lo que no ha dudado en alentar un discurso localista frente a la Junta de Andalucía, presidida por el socialista Manuel Chaves.

Con el paso del tiempo, este poder se ha personalizado de tal manera que los patrocinios, las subvenciones o las ayudas in extremis las concede 'don Miguel', no Cajasur. 'Castillejo es un poder fáctico y ha logrado que se confunda el nombre de la institución con el del presidente', asegura un empresario.

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Tradicionalmente de izquierdas (la actual alcaldesa es Rosa Aguilar, de Izquierda Unida), Córdoba se mueve a diario bajo el paraguas de esta entidad financiera, controlada por la Iglesia católica. 'Todo el mundo, de una u otra manera, tiene relación con Cajasur', afirma un dirigente de la caja.

Esta dependencia hace que en la capital cordobesa, de 315.000 habitantes, nadie se atreva a criticar públicamente a Castillejo y que todas las fuentes consultadas, desde políticos a empresarios, pasando por sacerdotes o profesionales liberales, hayan preferido el anonimato o guardar silencio. 'Córdoba es una ciudad secuestrada en su libertad de voz para hablar de Cajasur', destaca un dirigente municipal, que añade que la relación de Castillejo con la ciudad se mueve entre parámetros de 'clientelismo, paternalismo, reverencia y temor'.

Las primeras críticas abiertas en años se han producido esta semana, tras conocerse el seguro millonario (2,9 millones de euros) suscrito por Cajasur a favor de su presidente y de sus cuatro hermanas. Conforme a esta póliza, cuando Castillejo deje la caja cobrará de forma vitalicia el sueldo del director general (210.000 euros en 2001) más 3.005 euros. Además, este seguro establece que cuando Castillejo fallezca, la mitad de esta renta la percibirán sus cuatro hermanas, sucesivamente y de mayor a menor, hasta que la última muera. PSOE e IU han cuestionado la firma de esta póliza, que la caja entiende como un 'complemento de pensión' a la pensión de jubilación de Castillejo.

Cajasur absorbe más del 60% del ahorro familiar y de los créditos hipotecarios de los cordobeses; subvenciona a peñas, asociaciones de vecinos y cofradías; tiene empresas participadas con las constructoras más importantes de la provincia; financia el 83% del futuro parque joyero, la principal industria de la ciudad; es el socorro de los pequeños y medianos empresarios; controla parte del diario Córdoba, y ejerce el mecenazgo con distintas asociaciones e instituciones, como la Universidad o el hospital Reina Sofía. En definitiva, está en todas partes. 'Con la obra social se compran y castigan voluntades', afirma el empresario cordobés.

En la esfera política, Castillejo ha mantenido a lo largo de estos años una actitud calculadamente neutra, hasta que en 1999 la Junta de Andalucía promovió la Ley de Cajas autonómica, que suponía su marcha de la entidad al fijarse la edad de jubilación en los 70 años y la adaptación de Cajasur al régimen general de las otras cinco cajas andaluzas.

En esa fecha, Castillejo se echó en los brazos del PP (hasta ese momento no había tenido una relación especialmente buena con los dirigentes provinciales) y logró que el Gobierno recurriese esta norma ante el Tribunal Constitucional, lo que le permite seguir al frente de la entidad.

A la espera de que el Constitucional se pronuncie, el PP ha hecho una segunda maniobra que, de salir adelante, blindará el status de Cajasur. Así, los populares han presentado una enmienda a la Ley Financiera que despoja a las comunidades autónomas de casi cualquier competencia sobre las cajas fundadas por la Iglesia católica (tres en total) y devuelve al Ministerio de Economía las competencias para aprobar sus estatutos, el reglamento que regula sus órganos de gobierno y el control de la obra social.

Este acercamiento al PP a partir de 1999 quedó retratado cuando Castillejo, que acumula decenas de distinciones, entre otras la de prelado del Papa, recibió la mellada de oro al mérito del trabajo, que le impuso el entonces ministro Manuel Pimentel. Además, en los últimos meses y aprovechando varios cambios en la dirección de la caja, Castillejo ha fichado al ex diputado popular Diego Jordano como jefe de los servicios jurídicos de la entidad y al ex parlamentario autonómico Santiago Cabezas como subdirector de Recursos Humanos.

Lo que más ha impactado en la ciudad de esta polémica es la diferencia entre lo que Castillejo predica y la cuantía de su jubilación. En este sentido, en las últimas semanas circulan por Córdoba escritos firmados por una comunidad de cristianos de base que censuran el patrimonio inmobiliario de Castillejo (dos pisos juntos que suman más de 1.000 metros cuadrados en una zona céntrica de la capital, un chalé y otras dos viviendas en Marbella y Cádiz). Esta comunidad de cristianos cifra en seis millones de euros este patrimonio y reclama la intervención del obispo de Córdoba, Javier Martínez, que no mantiene una relación fluida con Castillejo, cuyos golpes de genio tienen capítulos curiosos.

Hace cinco años ordenó instalar un gigantesco reloj en un edificio céntrico de Cajasur que no cumplía la normativa urbanística. En 2000, el Ayuntamiento, gobernado por IU y PSOE, abrió un expediente y Castillejo recurrió hasta que se le dio un ultimátum para retirarlo. A principios de 2001 y a regañadientes, lo retiró y en su lugar puso una enorme lona azul que todavía cubre el edificio del arquitecto Rafael de la Hoz.

Tras conocerse el contenido de la póliza, el debate se ha dividido entre lo legal y lo moral. La legalidad será juzgada por la Junta de Andalucía, que ha exigido a la entidad el seguro para analizarlo. En lo moral, el presidente andaluz, Manuel Chaves, ya ha pedido a la Conferencia Episcopal un pronunciamiento sobre este asunto. 'Es escandaloso por su condición sacerdotal', asegura el empresario, que se muestra convencido de que Castillejo sólo cesará en su cargo cuando 'las autoridades eclesiásticas vean que la polémica roza a la Iglesia' y opten por apresurar el cambio en la caja, análisis con el que coincide un dirigente del PP.

Ante el Consejo de Administración de la caja, que tiene seis representantes del Cabildo catedralicio sobre un total de 17 vocales, Castillejo se ha parapetado defendiendo la legalidad de su póliza y ante los trabajadores ha asegurado que quiere continuar su 'obra mientras Dios lo quiera para dejar el legado de Cajasur en manos continuadoras que mantengan su espíritu humanista y cristiano'. Un legado que él contempla como una obra personal: a la entrada de la central de la entidad hay un busto suyo de grandes dimensiones en el que se le reconoce como 'fundador de la nueva Cajasur'. El primer fundador tiene un busto más pequeño y en un lugar más apartado.

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