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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Desarrollo en transición

Si como comunidad global nos tomamos en serio de una vez el garantizar que todas las personas gocen de prosperidad a través de la universal e integral Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entonces debemos cerrar todas las brechas pendientes. Y esto supone cambiar nuestra forma de entender la política para el desarrollo. Todos coincidimos en que debemos seguir centrándonos principalmente en quienes están más rezagados. Sin embargo, no hay que olvidar que todavía persisten bolsas de precariedad en aquellos países que han logrado ascender en la escala económica. Aunque la desigualdad de ingresos entre países pueda haberse reducido, de hecho, la desigualdad dentro de los países ha aumentado. Hoy en día más del 75% de la población de los países en desarrollo vive en sociedades donde las desigualdades son mayores que hace 25 años.

Este tipo de datos señalan la existencia de una realidad compleja: el crecimiento de un país no va necesariamente acompañado de mayor bienestar para sus ciudadanos. ¿Qué deberíamos hacer respecto a aquellos países que alcanzan un mayor nivel de renta nacional o crecimiento pero que aún siguen enfrentándose a graves vulnerabilidades, tales como la pobreza, la fragilidad de las clases medias, la inestabilidad económica, las disparidades regionales, la inseguridad, y el acceso desigual a la educación y los servicios sanitarios? A fin de cuentas, el desarrollo es complejo. Tampoco podemos reducirlo simplemente al crecimiento económico. ¿Acaso no se trata también de avanzar en el bienestar y en otras dimensiones sociales?

Deberíamos medir el desarrollo de una forma diferente. Si el desarrollo es multidimensional, ¿qué otras medidas podríamos utilizar para capturar esto? ¿Qué medidas podrían ayudarnos a diseñar mejores políticas y programas que respondan a los contextos específicos y a las necesidades sobre el terreno basadas en la evidencia adecuada?

Necesitamos comprender mejor las cuestiones para actuar con mayor energía. Por este motivo queremos colaborar con una gran variedad de países en varias etapas de desarrollo en calidad de homólogos, que puedan intercambiar conocimientos y mejores prácticas, lo que permitiría contar partiendo de capacidades y experiencias diversas que ayudarían a abordar las brechas y vulnerabilidades a las que ellos se enfrentan.

Deberíamos encontrar nuevos socios, también localmente. Los Gobiernos y las organizaciones internacionales por sí mismos no disponen de todas las respuestas. Las aportaciones de las fundaciones, la sociedad civil, el sector privado, los bancos multilaterales de desarrollo y otros actores son esenciales. La transformación de las relaciones verticales entre donantes y receptores en alianzas más incluyentes construidas desde la base es crucial.

Deberíamos evaluar las herramientas e instrumentos. No partimos desde cero. La ayuda oficial al desarrollo (AOD) continuará desempeñando una función, incluido el apalancamiento de otras fuentes de financiación. Pero necesitamos revisar las herramientas e instrumentos de desarrollo existentes para reflejar el panorama actual, remodelar las herramientas globales que puedan ser útiles en un contexto de desarrollo y crear nuevas herramientas e instrumentos allí donde no existan y sean necesarios.

Para una transición sostenida también se requieren nuevas alianzas, un mayor diálogo, mejores mediciones y herramientas e instrumentos más innovadores. En el momento actual nuestra prioridad es convertir el “desarrollo en transición” en “desarrollo en acción”, con el fin de ampliar las oportunidades para todos los países y pueblos.

Alicia Bárcena es la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe. Stefano Manservisi es el director general de la Dirección General de Cooperación Internacional y Desarrollo de la Comisión Europea. Mario Pezzini es el director del Centro de Desarrollo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y consejero especial del secretario general de la OCDE para el Desarrollo. En mayo de 2017 estas tres organizaciones celebraron conjuntamente un debate de alto nivel, ‘Los siguientes pasos para el desarrollo en transición’.

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