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Emprendedores

Cuando tu vida digital es negocio

La aplicación Buaala ha desarrollado un tipo de inteligencia artificial colectiva que personaliza opciones de ocio según la compañía con que se compartan los planes

Felipe García, presidente de Buaala
Felipe García, presidente de BuaalaÁLVARO GARCÍA

Diez de la noche de un sábado en un salón compartido. Se escucha un “¿qué vemos?”. Media hora después, alguien reconoce el hartazgo de haber buscado todo ese tiempo sin que el resultado que convenza a nadie. ¿Qué pasaría si el móvil fuera capaz de saber qué queréis ver todos, según vuestro estado anímico, vuestros gustos y vuestras experiencias recientes? Buaala, una aplicación de “inteligencia colectiva”, afirma que eso es posible.

A pesar de que en las redes sociales cada vez más gente se preocupa de crearse una personaje a medida, nadie es la misma persona en un contexto familiar, entre amigos o en el trabajo. Y esto es algo que, hasta ahora, las recomendaciones online no tenían en cuenta. Creada en base a un algoritmo de inteligencia colectiva desarrollado en 2011, Buaala hace recomendaciones personalizadas según la ubicación del usuario, el lugar donde está y quién le acompaña. Es como una red social en la que además de mantenerte en contacto con tu gente, incluye todas las redes sociales, y da acceso a otros servicios que se nutren de tus gustos y los de tus contactos. La cartelera y venta de entradas, Netflix y Amazon son alguno de los servicios pero aspiran a incluir más, y de ahí ganar dinero. La aplicación, que facturó el año pasado 49.000 euros se centra de momento en la televisión y el cine, aprovechando las ventajas de la penetración de la televisión en línea y bajo demanda.

“Todos ganan”, asegura Felipe García, presidente de Buaala, “los usuarios porque reciben información muy especializada, puesta en relación con la gente con la que comparten gustos”, y las empresas, “porque reciben información que les ayuda a conocerles mejor a los usuarios de una forma que antes no existía”. García asegura que su aplicación, de descarga gratuita pero que hace caja gracias a la venta de la tecnología para terceros, no tiene competidor. “La inteligencia artificial y colectiva no es nueva, pero sí es revolucionario conseguir que tenga una aplicación”. Para la empresa, su futuro ideal pasa por “convencer a los usuarios de que sus gustos tienen un valor, que su experiencia mejora con la personalización y que pueden ganar dinero con sus datos”.

Tras México, esperan asentarse en EE UU, Alemania, Italia, Francia y Reino Unido

La experiencia de usuario arranca con el registro de la aplicación a las redes sociales del usuario. Y en base a esto, empiezan a recopilar los gustos del usuario y de la gente con la que interactúa. “Podemos conocer a cualquier persona con la que se tenga un contacto en redes, aunque nunca se tendrá tanta información como si ésta entra a la aplicación”. Como analizan lo que se dice, desde dónde y con quién, y no sólo “si le gusta o si no le gusta”, la información que se recopila sirve para vender productos. “Podemos saber tu afinidad basada en muchas más variables de las que hasta ahora se podían encontrar”.

Sus potenciales clientes son todas las empresas interesadas por conocer mejor a sus usuarios, y encajan dentro de los programas de afiliación. Con Amazon, por ejemplo, cerraron un acuerdo para que del 2 al 6% de cada venta quede en manos de Buaala si el usuario accede a la tienda online desde la aplicación. “Como le conocemos, podemos impactarle con el producto que más le encaje, sabemos qué quiere comprar y esta información le interesa a Amazon”. Desde hace pocas semanas, la aplicación incluye la función de ‘Cartelera’, posible gracias al acuerdo con entradas.com, que permite que se pueda acceder a la recomendación de la película y ver dónde se puede ver y comprar la entrada.

Firma de acuerdos

Por el momento, y a pesar de que tienen a Amazon, van más lentos en el retail, “convierte, pero aspiramos a más”, confiesan. Así que están centrando en la parte audiovisual, a la que están vendiendo su tecnología y con acuerdos con Filmaffinity y Sensacine. Además, incorporan Netflix a su oferta. “Es muy fácil meter a Netflix porque ellos ya tienen esa filosofía y dan a sus usuarios recomendaciones basadas en sus gustos, encajamos”, asevera García. “Toca convencer a otras plataformas como a Yomvi o Vodafone porque estamos seguros de que el futuro del mando a distancia es el teléfono móvil”. ¿Quieren darle una vuelta a la smart tv? “No”, zanja el directivo, “somos más ambiciosos porque queremos estar en todas las pantallas y creemos que es el futuro, el dato contextualizado”. “La gente lleva años comentando en internet lo que ve”, cuenta, “ya sabemos qué ven pero nosotros ofrecemos contarles con quién lo ven y la relevancia de esta persona, su influencia para mover otras opiniones”.

La aplicación obtuvo una facturación de 49.000 euros el pasado año y se centra en cine y televisión

Su modelo es escalable. De hecho Knowdle no sólo gana dinero ahora con la venta de la tecnología, sino que aplica este algoritmo a una división de recursos humanos, por la que, con esa puesta en común de gustos, aficiones y personalidades, consigue trazar un retrato robot de los grupos de trabajo “y saber antes de fichar a la gente si el equipo va a funcionar”. El proyecto, que arrancó con una inversión inicial de 300.000 euros y que acaba de levantar una ronda de financiación de 500.000, prepara su expansión internacional.

México fue el primer país donde desembarcaron fuera de España, pero en 2018 esperan asentarse en EE UU, Alemania —“donde tienen mucha experiencia en emprendimiento”, apunta García— y en Reino Unido, Italia y Francia. Para ello ha fichado a varios asesores, entre ellos a Rodolfo Carpintier, de Digital Assets Deployment (DAD), una incubadora de negocios de Alta Tecnología e Internet, y a Margaret Chen, especialista en ciudades inteligentes y asesora en relaciones comerciales de España con China. “Nuestra meta es ganar 150.000 usuarios en 2018”, asegura Felipe García, que se reconoce un entusiasmado del crecimiento “pero sólo creo en el del conocimiento y eso son los datos... hay que convencer a la gente de que ponga a la venta su vida digital”.

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