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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Banco Central Europeo de salida

Con buen criterio, Draghi decide seguir los pasos de la Reserva Federal

José Carlos Díez
Mario Draghi, presidente del BCE
Mario Draghi, presidente del BCEREUTERS

En 2009 un consejero del Banco Central Europeo dijo: “Se sabe como se entra en las políticas heterodoxas pero no como se sale”. El BCE siempre fue por detrás de la Reserva Federal de Estados Unidos y por detrás de los acontecimientos durante la Gran Recesión hasta julio 2012. España, un país con 1,8 billones de euros de pasivos exteriores, estaba al borde de la salida del euro y estaba en riesgo no sólo la unión monetaria sino el proyecto europeo que se pactó tras la Segunda Guerra Mundial.

Mario Draghi con un puñado de palabras evitó el desastre (aquella famosa frase de “El BCE hará todo lo necesario para sostener el euro. Y, créanme, eso será suficiente”). Posteriormente anunció un programa de compra de deuda pública condicionada para los países rescatados que no se llegó nunca a ejecutar. Y en 2015 anunció la compra de deuda pública sin condiciones y de todos los países, siguiendo con retraso el ejemplo de la Reserva Federal, el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón.

Aquel programa revirtió la balcanización financiera que suponía la vuelta del ahorro alemán a deuda pública germana y que provocaba altas primas de riesgo entre países. Esas primas de riesgo aumentaban el coste del crédito a empresas y familias en esos países e intensificaban los efectos depresivos de la crisis sobre el empleo y sobre los precios, provocando la aparición del fantasma de la deflación y de la Gran Depresión en los años treinta.

Desde 2015 el BCE ha comprado 2 billones de euros en deuda, sobre todo pública pero también privada, el 20% del PIB europeo. Por lo tanto, el banco central ha pasado a ser el principal comprador de la deuda pública de muchos países, por ejemplo España. La economía de la Eurozona crece a tasas del 2,5% anualizado, el crédito también crece a esa tasa y el dinero en circulación próximo al objetivo del 4,5% anual cuando nació el euro en 1999.

Pero la tasa de paro sigue lejos del objetivo de pleno empleo y la inflación subyacente próxima al 1%, lejos del objetivo de estabilidad de precios. Por esa razón, el BCE, con buen criterio, decide seguir los pasos de la Reserva Federal en su estrategia de salida. Draghi anticipó que en octubre habrá cambios en su política de compras de deuda. Lo más probable es que reduzcan gradualmente las compras mensuales y mantengan los tipos al 0% durante un periodo.

Como sucedió en EE UU eso supondrá un crecimiento del PIB y del empleo inferior pero positivo, siempre que ningún evento como la crisis en Corea del Norte vuelva a provocar una nueva crisis financiera. En ese caso el BCE podría volver a comprar deuda, como hizo el Banco de Inglaterra tras el Brexit.

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