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El Banco Central Europeo trata de enfriar la revalorización del euro

El banco central asegura que los mercados han sobrerreaccionado al anuncio de Draghi de una retirada gradual de los estímulos

Claudi Pérez

El euro subió este miércoles hasta batir sus marcas en 2017, tras el discurso de Mario Draghi en Sintra en el que se preanuncia una retirada gradual de estímulos a medida que avance el año. Pero el BCE trató de enfriar esa sacudida: criticó la sobrerreacción del mercado, y la cotización de la moneda única se suavizó tras esa aclaración. A pesar de los vaivenes, si la recuperación se afianza Draghi pasará a la acción a partir del otoño, con una reducción paulatina de las compras de activos.

El presidente del BCE, Mario Draghi (a la izquierda) camina junto al gobernador del Banco Nacional de Bulgaria, Dimitar Radev.
El presidente del BCE, Mario Draghi (a la izquierda) camina junto al gobernador del Banco Nacional de Bulgaria, Dimitar Radev. Horacio Villalobos (Corbis via Getty Images)

Sintra, primera hora de la mañana. El consejero del BCE Yves Mersch interviene en una sesión sobre el fascinante mundo de las políticas macroeconómicas y el crecimiento. Robert Hall, de Stanford, le sigue con una exposición pormenorizada —y aún no son ni las nueve y media de la mañana— sobre los peligros del estancamiento secular. La reunión anual que organiza el BCE tiene estas cosas. Sentado en un rincón de la sala, Mario Draghi toma algunas notas para su próximo discurso, pero sobre todo consulta compulsivamente en su tableta la cotización del euro con el dólar. La moneda única sigue al alza, tras unas horas de continuas subidas desde el discurso en el que el jefe del BCE anunció el martes una retirada gradual de estímulos a partir del otoño. Y así seguirán las cosas hasta que a mediodía el Eurobanco se pone en contacto con las agencias y asegura que el mercado ha sobrerreaccionado.

No va a haber un endurecimiento inmediato de la política monetaria, afirman Reuters, Bloomberg y el resto de agencias citando fuentes anónimas. El euro se desinfla de inmediato.

Puede que los inversores sobrerreaccionaran al anuncio de Draghi, pero el hecho es que el BCE está en un cruce de caminos. Está casi obligado a desandar el camino de las medidas extraordinarias, pero si corre más de la cuenta se enfrenta al riesgo de lastimar la mediocre recuperación de la eurozona. Al cabo, la economía solo ofrece señales mixtas. El crecimiento gana fuerza en los últimos meses, pero la inflación no termina de arrancar.

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Las incertidumbres políticas se desvanecen, pero Italia sigue siendo una enorme fuente de preocupación. Las medidas extraordinarias de política monetaria ayudan a la eurozona, pero varios países piden a gritos empezar a pisar el freno. El BCE ha dado ya la primera señal de que ese momento llegará más pronto que tarde.

La moneda única llegó a rozar los 1,14 dólares por unidad, el nivel máximo en las últimas 52 semanas. Y solo se relajó —terminó el día en torno a los 1,12 dólares— tras las aclaraciones del BCE. A pesar de todo, el cambio de tono está ahí: Ben May, de Oxford Economics, explicó que los analistas esperan una reducción muy gradual del volumen de compra de bonos a partir de 2018 —que probablemente será señalizada a partir de septiembre—, aunque los tipos de interés podrían seguir intactos en la zona 0% durante más tiempo. Ese es el consenso del mercado a día de hoy.

Draghi no está solo. La Reserva Federal de Estados Unidos ha aprobado varias subidas de tipos de interés. Tanto el Banco de Inglaterra como el banco central canadiense han adoptado en las últimas horas una retórica más dura, más ortodoxa. Los tipos de interés en el mercado de deuda han empezado a reflejar ese cambio.

En Sintra, a pesar de todo, se respira un ambiente de indisimulado optimismo tras una década rica en crisis de todo tipo. Solo Italia sigue preocupando, tanto por su sistema financiero como por su estancamiento —que dura ya década y media— y la potencial inestabilidad política. Una desacostumbrada calma se ha instalado en la eurozona. Pero a las puertas de Europa se acumulan los problemas: al otro lado del Canal de la Mancha, sin ir más lejos, la economía empieza a desacelerar como consecuencia del Brexit. El gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, alertó en Portugal que el Brexit se deja notar en las inversiones, la confianza de las empresas y ese término oscuro que sirve para explicar casi cualquier cosa: la incertidumbre. “Las empresas británicas encaran una etapa de singular incertidumbre”, dijo al caer la tarde, junto a un Draghi mucho más relajado tras el viraje del euro.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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