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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La inacción sale más cara que la acción

La decisión de Donald Trump para la salida de EE UU del Acuerdo de París sería incomprensible

Donald Trump, presidente de los Estados Unidos.
Donald Trump, presidente de los Estados Unidos.MICHAEL REYNOLDS (EFE)

La cumbre de Copenhague impulsó a una nueva generación de defensores del clima. Hizo que representantes de todos los sectores, de gobiernos nacionales, ciudades, regiones, movimientos juveniles, grupos religiosos y empresas, estuviesen más decididos que nunca a continuar la lucha por un programa global de acción climática que asegure un clima estable para las generaciones venideras.

El resultado fue el histórico Acuerdo de París: un marco jurídicamente vinculante. Su adopción casi universal fue una señal de que, más allá de las palabras, la gente entendía que las acciones que aceleran el cambio climático forman parte del interés común. Porque hemos llegado a un punto en el que los costes de la inacción son más altos que los costes de la acción.

Eso es lo que hace que la decisión tomada por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sea tan incomprensible, así que sigo con la esperanza de que reconsidere su posición cuando más evidencias del impacto de esta decisión sobre la economía estadounidense vean la luz..

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Gracias a las directrices establecidas por París, se espera que el mercado de las tecnologías limpias y energéticamente eficientes se expanda con rapidez. De hecho, se calcula que el acuerdo desbloqueará oportunidades de crecimiento que alcanzarán los 13,5 billones de dólares hasta 2030.

Estados Unidos es el hogar de muchas empresas líderes que están bien situadas para captar una parte creciente de este mercado global, que ya genera más de tres millones de puestos de trabajo de energía limpia. Esta oportunidad, sin embargo, se complica si el país sale del acuerdo.

Los opositores aseguran que, con la transición hacia una economía menos dependiente del carbón, muchos de los empleos están amenazados. Sin embargo, estos mismos empleos siguen en riesgo por la mecanización y la automatización en muchas industrias. Nuestro papel como líderes es asegurar una transición justa en la que, aquellos que pierden sin tener la culpa, dispongan de medios de subsistencia alternativos en la nueva economía.

La Comisión Global sobre la Economía y el Clima ha demostrado que una transición hacia la reducción de carbón, con mayores inversiones en energía renovable, eficiencia energética y un mejor uso de la tierra nos ofrece mayores oportunidades de crecimiento económico y de calidad de vida en las próximas décadas.

Cualquier acción que intente frenar nuestros esfuerzos para hacer frente al cambio climático solo perjudica a los más vulnerables ante la subida del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos extremos, ya sea en Nueva Orleans o en Papúa-Nueva Guinea. Incluso en el mundo desarrollado, la inestabilidad climática dejaría a nuestros hijos y nietos con un nivel creciente de escasez de recursos y dificultades económicas que ellos no merecen.

Es por eso que la respuesta de miles de líderes empresariales, presidentes de gobiernos y alcaldes de ciudades ha sido tan inmediata y potente. Es por eso que la respuesta de los líderes políticos europeos y chinos ha sido tan robusta. Y es por eso que nuestra postura de seguir adelante es tan firme.

Paul Polman es el consejero delegado de la multinacional Unilever

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