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¿Y si Mallorca se moviera a pilas?

La vuelta en coche eléctrico a España desembarcó el 1 de junio en la isla balear, uno de los territorios insulares con más puntos de recarga

Los vehículos eléctricos, como el BMW i3, reducen el impacto humano en los entornos naturales de la isla, como el embalse de Gorg Blau, en la foto.
Los vehículos eléctricos, como el BMW i3, reducen el impacto humano en los entornos naturales de la isla, como el embalse de Gorg Blau, en la foto.J.A.F.
Javier A. Fernández

El Valle de los Naranjos es un auténtico vergel al norte de Mallorca. En él crecen, al resguardo de las empinadas montañas, olivos, limoneros, kiwis, clementinos y el cítrico que le da nombre en dos sabores, dulce y amargo. Cerca de allí, con la niebla de un día húmedo y soleado cubriendo los picos de fondo, el equipo de Endesa paró a repostar en uno de los seis puntos que la compañía energética ha instalado dentro de las estaciones de servicio de la isla balear. Era el comienzo de la séptima etapa de la vuelta en coche eléctrico por España que la firma puso en marcha una semana antes. El 1 de junio el equipo partió de la sede de Endesa y recorrió la exuberante sierra de Tramontana, Patrimonio de la Humanidad según la Unesco, con parada en Gorg Blau, un embalse de una extraordinaria belleza.

"Hemos visto lo mejor de la serra, ha sido una ruta ideal", exclamaba Marc Torras, empleado de Endesa en Palma y piloto durante el viaje, a su llegada a la capital, final del trayecto. A su lado  iba Enrique Pérez, más conocido como Flipy. Juntos recorrieron los 138 kilómetros de la ruta insular dentro de un BMW i3, un cero emisiones premium que proporciona hasta 200 kilómetros de autonomía en condiciones reales de conducción.

Y nada más real que un puerto de montaña con sinuosas carreteras para poner a prueba los 170 caballos de potencia de este vehículo. Allí en las alturas compartía calzada con autocares turísticos, ciclistas, ovejas y bocs, un tipo de cabra autóctona, que masticaba, impasible, su almuerzo en los bordes de la estrecha vía. Los rumiantes y el i3 eran los más ecológicos de ese abrupto paisaje mediterráneo. Marc Torras, el conductor, no está preocupado por el drástico aumento en el uso de la energía. "Al bajar el puerto de Lluc el coche irá recargando", argumentaba.

Equilibrio turístico

La isla de Mallorca recibe al año 13 millones de turistas en busca de sol y naturaleza. Buena parte de ellos se mueven en coche, lo que supone la emisión de más toneladas de CO2 y otras sustancias tóxicas. "En un territorio tan limitado y aislado la sostenibilidad es un requisito imprescindible para subsistir", explica Pedro Homar, director gerente de la Fundación Turismo Palma 360. El Ayuntamiento y el Govern, reconoce Homar, ya han puesto en marcha iniciativas para conciliar el turismo con la conservación del medio ambiente.

El traslado de parte de los visitantes a las temporadas bajas es una de las acciones que comienza a dar resultados. Las pernoctaciones durante los meses de invierno aumentaron un 10% respecto a a temporada anterior. La distribución de las paradas de autocar por barrios hasta ahora al margen del circuito turístico también contribuye a disminuir la presión sobre el centro. Un mapa térmico permitirá, además, localizar las zonas más saturadas de la isla para proponer rutas alternativas a los ciudadanos. Dentro de este plan, el coche eléctrico es una prioridad para el Ayuntamiento. "Es perfecto para una isla: tiene autonomía suficiente para moverse por el territorio y no daña nuestro rico entorno natural", defiende el director gerente.

Más de 721.000 automóviles y motocicletas circulan por la isla, según la DGT. De ellos, 60.000 son vehículos de alquiler, de acuerdo con la Agrupación Empresarial de Alquiler de Vehículos con y sin conductor de Baleares. "No podemos tener tantos coches de combustión", sostiene Homar. Las empresas de alquiler empiezan han empezado a tomar conciencia. Dos de ellas, Ok Rent a Car y Sixt ya tienen a disposición de sus clientes varios vehículos eléctricos.

Club de recarga

Los seis cargadores rápidos instalados por Endesa en Mallorca permiten cargar, por 6 euros, el 80% de la batería en 30 minutos. No todos los vehículos pueden acceder a ellos, solo los que lleven los conectores adaptados a ese voltaje: CHAdeMO Combo CCS o Mennekes.

Estos postes, integrados en núcleos urbanos y denominados ecaR, están situados a una distancia media de 35 kilómetros entre ellos. "Cubren todo el territorio para que los usuarios puedan circular con total tranquilidad", apunta un portavoz de la empresa. Una aplicación móvil permite monitorizar el estado de la recarga, detenerla voluntariamente, recibir el tícket digital y pagar. Para obtener la tarjeta que habilita el uso de estos postes hay que acudir a alguno de los puntos comerciales de la empresa energética, registrarse y abonar 39 euros de alta a través de domiciliación bancaria. No es necesario ser cliente previo de la compañía.

Para promover que ciudadanos y turistas se pasen al enchufe, estos coches no pagan en las zonas de estacionamiento regulado. El consistorio proyecta, además, ofrecer ventajas a los empresarios que faciliten a sus clientes el acceso con vehículos cero emisiones y va a instalar 30 puntos de recarga gratuita por toda la ciudad, que se sumarán a los 10 ya existentes. Estarán en la vía pública y en aparcamientos subterráneos y han sido sufragados con fondos europeos. A ellos hay que añadir los seis puntos de carga rápida que Endesa ha instalado por toda la isla. Estos postes rellenan el 80% de la batería en 30 minutos. En la isla ya existen más de 170 espacios de carga, entre privados y públicos, según la página web colaborativa Electromaps.com. Otras grandes islas como Tenerife y Gran Canaria disponen de 60 y 26, respectivamente.

"Aquí [en Mallorca] ya es viable el coche eléctrico. Si tienes un punto de carga en tu domicilio y te apoyas en la red de cargadores que se han instalado la autonomía es total", asegura Torras, conductor de un eléctrico desde 2016, una vez que la comitiva entra en la ciudad de Palma. "Con la cantidad de vehículos de alquiler y autocares que mueve el turismo, si todos fueran eléctricos, el impacto positivo sería impresionante", añade el mallorquín, que usa su BMW i3 para ir al trabajo, recoger a sus hijos del colegio y realizar la compra.

Flipy, a su lado, se pregunta cómo sonarían las ciudades entonces. "Buena parte del ruido que escuchamos proviene del tráfico rodado. Con los eléctricos, que son más silenciosos, ¿Viviríamos en ciudades más tranquilas? No lo sé, pero seguro que sonarían diferente".

Esta noticia, patrocinada por Endesa, ha sido elaborada por un colaborador de EL PAÍS.

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