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El Gobierno cambia la ley para pagar menos intereses por sus depósitos

El Ejecutivo dota de más flexibilidad al Tesoro con el fin de abonar menos tipos negativos

Antonio Maqueda

En un entorno de tipos negativos, cuesta mucho gestionar la liquidez. Y ese es el caso del Tesoro español, que para hacer frente a los desfases entre pagos e ingresos necesita acumular grandes cantidades depositadas en el Banco de España. Solo que este cobra al Estado por ello un 0,4%. Así que el Gobierno ha incluido en las enmiendas a los Presupuestos un cambio normativo que dota al Tesoro de una mayor flexibilidad para gestionar mejor esos saldos. En concreto, ampliará el abanico de fórmulas para tomar prestado a corto. A su vez, ello permitirá reducir esos remanentes ahora penalizados con tipos negativos.

La secretaria general del Tesoro, Emma Navarro.
La secretaria general del Tesoro, Emma Navarro.Chema Moya (EFE)

Con tal de conseguir que los bancos presten y no se guarden el dinero, el Banco Central Europeo impuso en 2015 una penalización del -0,4% a los depósitos que las entidades dejan en el banco central. Esto significa que los bancos tienen que abonar un interés por aparcar allí el dinero ocioso. Sale bastante caro almacenar los billetes físicos en una caja fuerte con todos los costes de mantenimiento que ello implica. Al mismo tiempo, las inyecciones monetarias del BCE han creado un mar de liquidez que convierte la gestión de la tesorería en una tarea titánica para las entidades financieras, los fondos o las aseguradoras. Hay tanto efectivo circulando que en estos momentos se cobra por guardar el dinero durante periodos cortos.

Y el Tesoro español no está exento de esos mismos problemas. Gracias a unos tipos tan bajos, consigue unos ahorros extraordinarios en el pago de intereses de la deuda. Pero también tiene que adaptar su gestión para cuando reúne mucha liquidez.

De ordinario, los ingresos y pagos del Estado están coordinados para que estos coincidan y la Administración no incurra en impagos. Sin embargo, a veces existen desfases puntuales de caja entre el momento de recaudación y las necesidades de desembolso. Lo que obliga al Tesoro a acumular mucho dinero por adelantado. Solo que el problema radica en que ahora le cobran por mantener esa liquidez. Por ley, el Ejecutivo tiene que mantener esos remanentes en las cuentas del Banco de España. A su vez, siguiendo las instrucciones del BCE, la institución sita en Cibeles cobra al Estado un 0,4% por esos depósitos. Con una cuenta que ha oscilado entre los 50.000 y los 20.000 millones, eso supone que el Estado podría estar perdiendo una horquilla entre 200 y 60 millones, tomando los máximos y mínimos.

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Si bien es cierto que los beneficios del Banco de España retornan más tarde a Hacienda, esos mayores réditos también dan a la entidad supervisora más presupuesto y, por tanto, capacidad de gasto. Es decir, no todo vuelve a las arcas del Estado y lo que llega lo hace más tarde.

Por esa razón, a través del grupo parlamentario popular, el Gobierno ha introducido cambios normativos en una enmienda a los Presupuestos. La finalidad es reducir el pago de esos intereses negativos. La enmienda modifica la legislación presupuestaria para que el Tesoro cuente con más herramientas a la hora de poder endeudarse a corto y hacer frente a esos desajustes temporales de tesorería.

Una vez aprobados los Presupuestos, se crea un marco más flexible de operaciones para tomar prestado a corto, entre las que se recoge por ejemplo la opción de que los bancos anticipen ingresos tributarios, líneas de crédito bancario o préstamos de entidades a corto plazo. Básicamente, se les quita el carácter excepcional para poder usarlas más.

A la postre, todo ello facilitará que el Tesoro aminore sus depósitos y, en consecuencia, evite el pago de intereses negativos. El objetivo es “gestionar la tesorería del Estado de forma más eficiente, permitiendo un ahorro para las arcas públicas y, por ende, para el contribuyente”, reza la enmienda del grupo popular.

Y en su justificación añade: “En la actualidad el exceso de liquidez en el sistema financiero y los tipos de interés negativos en el mercado monetario dificultan la colocación y rentabilización de la liquidez del Tesoro Público a través de las habituales operaciones activas, todo ello da lugar a que los saldos deban permanecer depositados en el Banco de España”, donde además el coste de mantenimiento “se sitúa en el -0,40%”.

De hecho, el Tesoro ya ha iniciado esta estrategia de recortar los remanentes. En ello se enmarca un crédito bancario que suscribió a principios de año por valor de 7.000 millones de euros. El departamento que encabeza Emma Navarro negoció con las entidades que le prestasen semejante cantidad por solo unos días. Se trata de la primera vez en la historia reciente que el Estado se financia con un préstamo bancario de ese volumen en lugar de con emisiones de bonos o letras.

Otros países europeos aprueban medidas similares

Fuentes del Ministerio de Economía apuntan que la enmienda simplemente pretende ampliar la capacidad del Tesoro para captar fondos y hacer una gestión más eficiente, abaratando los costes financieros. Sostienen que tan solo se amplía el abanico de operaciones de endeudamiento a corto, en línea con lo que han hecho otros países europeos. “Francia, Bélgica, Holanda, Reino Unido e Irlanda ya cuentan con instrumentos de financiación flexible y a muy corto plazo con el fin de tener una gestión de tesorería más eficiente”, se explica en la enmienda.

“No tiene sentido emitir deuda de más creando remanentes cuando se puede solucionar con fórmulas más ágiles”, señalan estas fuentes. No obstante, fuentes financieras observan que el Banco de España devuelve esos fondos; no ven que se puedan conseguir grandes ahorros y creen que la operativa beneficiará algo a los bancos, que ganarán un poco de negocio.

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Sobre la firma

Antonio Maqueda
Periodista de la sección de Economía. Graduado en Periodismo en la Universidad de Navarra y máster por la Universidad de Cardiff, ha trabajado en medios como Cádiz Información, New Statesman, The Independent, elEconomista y Vozpópuli.

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