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Tribuna
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China: equilibrio, riesgos y globalización

La lógica del mercado obliga al mayor país comunista del mundo a seguir defendiendo la liberalización

El pleno de la Asamblea Nacional Popular, que se está celebrando entre el pasado 5 de marzo y el próximo día 15, es sin duda uno de los eventos más importantes del calendario político chino. Este año es especialmente importante dado que en octubre se celebrará el XIX Congreso del Partido Comunista, con la transición de liderazgo más importante desde 2012, cuando Xi Jinping ocupó la presidencia.

Para obtener el máximo apoyo de cara a octubre, el Partido Comunista debe buscar un equilibrio entre la necesidad de sostener el crecimiento a la vez que reduce los riesgos asociados con el endeudamiento excesivo de la economía. Por ello, han anunciado un objetivo de crecimiento en torno al 6,5 %, más bajo que el año pasado, y una expansión de la financiación al sistema económico del 12 %, por debajo también de años anteriores, acotando así la liquidez que puede contribuir a generar burbujas financieras. También, se planean recortes de producción de 50 millones de toneladas en la siderurgia y ajustes de plantilla de hasta 500.000 trabajadores en el conjunto de la industria, frente los 726.000 del año pasado.

Para compensar los efectos negativos de estas políticas más restrictivas, las autoridades tendrán que optar por un mayor estímulo fiscal. Según el ministro de finanzas Xiao Jie, aunque el endeudamiento total es elevado, la deuda pública permanece baja y controlada, por lo que prevé mantener el déficit fiscal fijado en un 3,0 % del PIB en 2017. El objetivo es el mismo que el año pasado, pero combina inversiones en infraestructura, recortes de impuestos para las empresas y un mayor gasto en bienestar social. El recurso a la política fiscal no es nuevo. De hecho, el gobierno ya excedió su presupuesto fiscal un 0,8 % en 2016; y si incluimos toda la expansión que se ha llevado a cabo fuera de balance a través de medidas de financiación de infraestructura locales y la red de empresas estatales, podríamos estar hablando de un déficit presupuestario mayor de lo anunciado.

China ha de hacer frente a un entorno externo menos favorable, causado por los tipos de interés más altos en EE UU y la posibilidad de medidas proteccionistas. En este sentido, dado que se seguirá liberalizando el régimen cambiario, lo más probable es que se dé una depreciación moderada de la moneda, reflejo además de las presiones existentes sobre la cuenta de capital y las reservas de divisas. Dentro del marco externo menos favorable, las reuniones también han subrayado la obligación de continuar impulsando el comercio internacional, evitando una visión del comercio mercantilista e intervencionista.

Puede parecer paradójico que un país en el que el mercado tiene un menor papel en la asignación de recursos aparezca como defensor de la globalización y la liberalización. Pero no lo es: la lógica de la asignación eficiente de los recursos manda y China se vería beneficiada.

Carlos Casanova y Le Xia son economistas de BBVA Research.

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