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Diez olivos nuevos cada segundo

La empresa cordobesa Todolivo aprovecha el auge del aceite para plantar olivares en los cinco continentes

Volcado de la aceituna en una de las fincas de Todoolivo
Volcado de la aceituna en una de las fincas de Todoolivo

En las últimas dos décadas se han estado plantando como mínimo dos olivos cada segundo en los cinco continentes. Los datos del Consejo Oleícola Internacional indican que, en ese periodo, la superficie mundial de olivar ha pasado de 8,9 a 11,4 millones de hectáreas y el cultivo del olivo ha dejado de ser casi un patrimonio de las dos orillas del Mediterráneo y de Oriente Próximo. En los últimos años, animado por la mayor demanda de aceite, ese ritmo de nuevas plantas se ha incrementado a 10 por segundo desde China a los países del continente americano, pasando por Australia y el norte de África. En cualquier caso, los datos reflejan la fiebre desatada por el aceite de oliva a la que hay que sumar el desarrollo de nuevas variedades y el uso de nuevas tecnologías de cultivo que elevan el rendimiento por hectárea.

España se mantiene a la cabeza en los dos aspectos. La superficie en la última década ha crecido de 2 a 2,6 millones de hectáreas y las producciones medias han pasado de menos de un millón a 1,5 millones de toneladas, frente a una producción media mundial de tres millones, con rendimientos más elevados que en otro país. Una de las empresas protagonistas de ese cambio en el sector del olivar, desde los sistemas de tratamientos, laboreo, investigación de nuevas variedades, colaboración con universidades y de nuevos sistemas de plantaciones, es la cordobesa Todolivo.

Corrían los años ochenta cuando José María Gómez, un joven cordobés, hijo de una familia de agricultores con diferentes cultivos, entre los que se hallaba el olivar, montó una pequeña empresa denominada con su mismo nombre para dedicarse a trabajos de asesoramiento y asistencia técnica a las explotaciones, trabajos de laboreo, tratamientos fitosanitarios o sistemas de cultivo. La empresa se fue especializando en el sector olivarero con la constitución, a mediados de los ochenta, de la firma Todolivo, con servicios a la carta para el agricultor desde la plantación de los árboles hasta la ejecución de todos los trabajos de laboreo, asistencia técnica, recolección, molturación y venta del aceite. Esta oferta ha supuesto hasta la fecha el desarrollo de más de 30.000 hectáreas de nuevos árboles en todo el mundo, unas 10.000 en los ochenta y noventa con el sistema tradicional, y más de 21.000 en lo que va de siglo, con una facturación anual de unos 12 millones de euros.

Inicialmente, la empresa realizaba las plantaciones de los olivos por el sistema tradicional de árboles en copa, aunque con diferentes marcos de intensidad. Más tarde, en uno de los trabajos de asesoramiento que realizaba José María por España, conoció la experiencia de un olivicultor catalán que utilizaba el sistema de seto, que se concreta en plantaciones superintensivas con más de un millar de árboles por hectárea en hileras que permiten una recolección mecanizada similar a la que se lleva a cabo en las plantaciones de viñedo en espaldera.

Pero el punto clave en la actividad de la empresa ha sido su apuesta por la investigación sobre variedades de olivo. En colaboración con varias universidades donde destaca la de Córdoba, Todolivo desarrolló trabajos para mejorar la genética de las plantas con el fin de obtener las más adecuadas a las condiciones de cada suelo, a la climatología de cada zona, temperaturas o vientos y a su capacidad de resistencia a las plagas más habituales, como la mosca o el repilo.

Variedades

Entre esas variedades más utilizadas destacan la arbequina j-21, la griega Koroneiki i-38 —muy resistente a las plagas—, la arbosana i-34, la imperial i-23 —muy resistente a la mosca, repilo o a la sequía o la sikitita—. En todos los casos el objetivo ha sido la máxima calidad y rendimientos para elaborar aceites virgen extra varietales o su comercialización también como multivarietales. A partir de esa política de investigación, Todolivo cría una parte de los plantones necesarios para cada campaña en sus propias instalaciones y otra parte la obtiene de viveros con quien tiene acuerdos para su producción. Para este año, José María Gómez calcula que necesitará unos cinco millones de plantas para una superficie de unas 4.000 hectáreas.

Como empresa dedicada a las plantaciones de olivo, el primer paso de los servicios agronómicos de Todolivo es analizar la superficie de las tierras a utilizar y además el comportamiento de la climatología, lluvias, temperaturas, vientos y la propia orientación antes de elegir la variedad, ya se trate de secanos o de regadíos. El coste de una plantación por hectárea se sitúa en unos 1.500 euros en secano y entre los 2.000 y los 2.500 euros en regadío, con un número de plantones que en la actualidad, tras diferentes experiencias, se sitúa en una media de 1.000. La empresa cordobesa ofrece al propietario de la explotación plantada un servicio de laboreo destinado a la poda, a los tratamientos y a la propia recolección, trabajos que suponen un coste medio de unos 1.800 euros en el caso de tierra de regadío y de 1.300 euros si se trata de superficies de secano.

Con el sistema de olivares en seto y con las variedades investigadas, las posibilidades de una primera recolección se sitúan ya a partir de la cuarta campaña, para situarse en los años siguientes con rendimientos medios que van de los 8.000 a los 12.000 kilos por hectárea. Los propietarios tienen la posibilidad de operar directamente con sus producciones. Pero si lo desean, Todolivo asume el proceso de molturación y extracción del aceite. En la última campaña, con este sistema, la empresa molturó más de 100.000 toneladas de aceituna.

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