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Paseíllo de empresarios por la Torre Trump

Amazon se suma al coro con el anuncio de la creación de 100.000 empleos los próximos 18 meses

Randall Stephenson, consejero delegado de AT&T
Randall Stephenson, consejero delegado de AT&TJOHN TAGGART (EFE)

Las grandes corporaciones de Estados Unidos se mueven rápido, como si estuvieran tratando de evitar ser el próximo objetivo del ataque de la retórica populista Donald Trump. La última en sumarse al coro es Amazon. La reina en el negocio del comercio electrónico anuncia sus planes de contratación para los próximos 18 meses, en los que contemplan crear más de 100.000 empleos a tiempo pleno.

El movimiento es inusual, porque se conoce a una semana de la toma de posesión del republicano. Las nuevas incorporaciones llevarán la plantilla a 280.000 asalariados para mediados de 2018, de acuerdo con la nota publicada ante de la apertura de Wall Street. Este tipo de anuncios suelen hacerse cuando las compañías presentan sus resultados, al hablar de las previsiones de costes.

Los nuevos contratos son a tiempo pleno y con plenos beneficios. Amazon mantiene además que creó 150.000 empleos durante los últimos cinco años. Este incremento en la contratación se explica porque la compañía está registrando un crecimiento anual del 30% en los ingresos. A este ritmo, se colocará en un margen relativamente corte de tiempo como el segundo empleador privado, por detrás de Walmart.

Es una tendencia que contrasta con los recortes de cadenas como Macy´s, Sears o la propia Walmart para adaptarse al cambio en la tendencia de consumo. Es decir, Amazon necesita esta mano de obra para atender la demanda. El anuncio, sin embargo, es música para los oídos del presidente electo, que se enfrentó a Jeff Bezos por la influencia política que tiene gracias al control de The Washington Post.

El daño que puede hacer el presidente de EE UU a una compañía con un breve mensaje en las redes sociales puede arrastrar a todo un sector. El efecto en los mercado se vio durante la rueda de prensa de Trump, al criticar las prácticas comerciales de las firmas biotecnológicos. “No pueden irse de rositas”, comentó. Pfizer cayó de golpe un 3,5% y el Dow Jones en segundo un centenar de puntos.

La contratista de defensa Lockheed Martin también sufrió por el coste del programa F-35. Algo similar pasó con Boeing por el pedido para renovar el avión presidencial. Aunque de lejos el sector más atacado es el del automóvil, que se enfrenta a un arancel para castigar la deslocalización. Ford Motor, Fiat Chrysler y Toyota anunciaron inversiones por todo el país para producir nuevos modelos.

El fundador de Amazon ya se dejó ver por la Trump Tower hace dos hace menos de un mes, cuando el presidente electo se reunió con los ejecutivos de las grandes firmas del sector tecnológico. En la cita estuvo Tim Cook, el consejero delegado de Apple, y Larry Page, de la matriz de Google. También pasó Jack Ma, de la china Alibaba, Masayoshi Son, de la japonesa Softbank, o Bernard Arnault, de la francesa LVMH.

El último en dar la mano al presidente electo es Randall Stephenson, consejero delegado de AT&T. El segundo operador de móviles en EE UU está en proceso de adquirir el conglomerado de entretenimiento Time Warner. En este caso el ejecutivo trata de defender la operación, porque Donald Trump ya dijo antes de la victoria electoral que se oponía a una concentración tan grande de poder.

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