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Clínicas para una sola enfermedad

Los centros especializados en el tratamiento del cáncer proliferan en España de la mano de grandes empresas internacionales de la sanidad

Paciente haciéndose un escáner en el Centro Integral Oncológico Clara Campal.
Paciente haciéndose un escáner en el Centro Integral Oncológico Clara Campal.

El auge de los hospitales y clínicas especializados en tratar el cáncer comienza a ser una realidad en España de la mano de grupos sanitarios internacionales. El último movimiento ha sido el desembarco este año de Genesis Care con la compra de dos redes españolas de clínicas de cáncer, Imoncology y Oncosur. La firma australiana, en proceso de internacionalización (el año pasado desembarcó en Reino Unido), empieza su andadura española con 17 clínicas en cinco comunidades autónomas, lo que supone la mayor red de este tipo de centros, con capacidad para atender a 8.000 pacientes al año.

A la estela de países como EE UU, donde existe una vasta concentración de hospitales con una única especialización (sobre todo en Texas), o de Francia, con una red especializada (en este caso pública y privada), el sector en España crece a buen ritmo. Hasta la llegada de Genesis Care, el único gran referente en España era el MD Anderson Cancer Center Madrid, fundado en 2000 como una franquicia del hospital de Houston y propiedad del grupo Hospiten. Algunas cadenas generalistas han empezado también a crear sus centros especializados de cáncer. Es el caso de la madrileña HM Hospitales, que desde 2007 tiene el Centro Integral Oncológico Clara Campal (HM CIOCC), integrado en el Hospital Universitario HM Sanchinarro.

A pesar de la difícil rentabilidad del sector, las inversiones crecen a un ritmo sostenido

La novedad en el sector es la reagru­pación del negocio, pero no la trayectoria de los profesionales que hay detrás. En Imoncology, hoy Genesis Care, su director de oncología médica, José Luis González Arribas, explica que cuentan “con casi 30 años de experiencia, más de 130.000 pacientes tratados y más de 250 profesionales”. Similar relato hacen desde MD Anderson: “Desde 2000, que empezamos con 10 camas y sin un solo quirófano”, dice su director médico, Santiago González, “hemos crecido hasta tener un hospital con 87 camas y cuatro quirófanos. ¿Qué explica la apertura de este tipo de clínicas dedicadas en exclusiva para tratar el cáncer por parte de la sanidad privada? Según un ejecutivo de una sociedad de capital riesgo con inversiones en el sector, “es una reacción a la mayor demanda que están sufriendo las compañías aseguradoras por parte de sus clientes para cubrir este tipo de tratamientos, tradicionalmente más centrados en hospitales públicos”.

Múltiples servicios

“Un centro como el nuestro”, explica González, de MD Anderson, “dispone de todos los servicios necesarios. El cáncer es una enfermedad muy compleja, que afecta a muchos órganos y funciones, lo que explica que tengamos más de 150 médicos aquí”. González asegura que el modelo funciona. “Vemos más casos que nadie, más casos raros”. Abarca, de HM, añade que “un centro de calidad, aunque sea especializado, debe tener servicios generales para poder cubrir tanto las necesidades del proceso completo como sus complicaciones y enfermedades asociadas”. En estos centros afirman, además, ser los más rápidos a la hora de implantar las últimas tecnologías. “En Imoncology hemos sido pioneros”, dicen, “en la integración multidisciplinar de la Oncología Médica y Radioterápica, además de incorporar nuevas técnicas como las terapias dirigidas, inmunoterapia, VMAT, y equipos de alta tecnología como el CyberKnife VSI y la Tomoterapia”.

Pese a la progresión, a este tipo de clínicas les cuesta ser rentables. Al final, el grupo Nazca optó por vender Imconcology a Genesis Care y en MD Anderson la mayor parte del capital riesgo acabó por salir. El tratamiento del cáncer, tanto por el coste de las medicinas como de los equipos, resulta muy caro. Pese a que los tratamientos en España, afirman en MD Anderson, no son tan costosos como en Houston (aunque afirman que “son iguales”), un “proceso con una duración de más de dos años puede acabar costando más de 100.000 euros”.

El negocio está muy ligado a los convenios firmados con los seguros médicos privados

Además, estos costes no paran de subir “debido a la constante mejora tecnológica, tanto en el diagnóstico como en el tratamiento, o por la aparición de nuevas moléculas y tratamientos oncológicos que tienden a personalizar la terapia en función de factores genéticos o inmunológicos” explica Abarca. Esto, además de que, prosigue, “el paciente cada vez está más y mejor informado y exige los últimos avances”. Para estas sociedades, una vía de sustentarse es la de lograr acuerdos con la sanidad pública. Sin embargo, estos pactos han ido descendiendo en los últimos años.

Como en España pocos pacientes pagan el tratamiento de su bolsillo (menos del 10% en MD Anderson, por ejemplo), estas empresas dependen casi exclusivamente de los acuerdos con sociedades de seguros médicos, inmersas a su vez en una guerra de precios. “Nuestro reto”, explica González de MD Anderson, “es hacer sostenible esos tratamientos basándose en una optimización de los costes”.

Pese a todo, todas estas empresas tienen planes para crecer. “Vamos a ampliar camas e instalaciones”, avanza González, de MD Anderson, “y a crear una nueva unidad de ensayos clínicos Fase 1”. En Genesis Care han anunciado una inversión de 25 millones de euros para comprar aceleradores lineales (radioterapia y radiocirugía) Elekta y para expandirse en España.

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