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Así invertiría Warren Buffett el Gordo de Navidad (si comprara lotería)

El primer premio de la Lotería reparte 660 millones de euros, cuatro millones por cada serie afortunada

Laura Delle Femmine
La bola de cuatro millones de euros, el Gordo de Navidad.
La bola de cuatro millones de euros, el Gordo de Navidad.S. SÁNCHEZ

Se dice que Warren Buffett nunca jugó la Lotería, pero siempre supo que sería rico. A sus 86 años es uno de los inversores más famosos del planeta y el tercer hombre más pudiente del globo, con un patrimonio estimado en más de 60.000 millones de dólares según la revista Forbes. ¿Su secreto? Intentar minimizar las probabilidades de perder dinero. “Solo se busca invertir cuando existe una asimetría entre lo que podemos perder y lo que podemos ganar”, explica Pablo Martínez, responsable de relación con inversores de Amiral Gestion. Esta estrategia, conocida como value investing (inversión en valor), se resume en comprar acciones a un precio inferior a su valor intrínseco. Es decir, encontrar empresas válidas, pero infravaloradas en el mercado.

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Esta técnica se basa en un análisis minucioso de las compañías para conocer su verdadero valor, con el objetivo de pagar barato por sus acciones y revenderlas caro. “Por esto los value investors no juegan a la Lotería, porque los números están en su contra: la probabilidad de perder es exactamente del 99,999% (99.999/100.000)”, desentraña Martínez. Es el pragmatismo contra el azar y el desconocimiento que ha llevado a muchos ganadores de la lotería a acabar, unos años después de hacerse con el premio, más pobres que antes. ¿Qué aconsejaría el gurú de las inversiones para que esto no pase?

Invertir en uno mismo

El mejor activo para invertir, según el oráculo de Omaha, es en uno mismo: nunca hay que dejar de aprender y de cuidarse. Además, el primer premio de la Lotería de Navidad son tan solo 320.000 euros al neto de impuestos por cada décimo (cuatro millones a la serie de diez boletos, de los que el 20% se van a las arcas públicas), un retorno interesante. Pero que, a no ser que se lleven muchos décimos del mismo número (cada uno vale 20 euros), es insuficiente para cambiar radicalmente de vida y dejar de trabajar de un plumazo. Por esta razón, los analistas recomiendan estudiar en qué situación financiera se encuentra uno ante de tomar decisiones apresuradas. 

En particular, hay que identificar las deudas y calcular hasta qué punto merece la pena saldarlas. “La hipoteca tiene un posible gancho, que es la deducción fiscal si se hizo antes de que desapareciera, pero también el tipo de interés: si es muy bajo y asumible, se puede dejar”, asegura Francisco Marín, presidente del Comité de Servicio a Asociados EFPA España (Asociación Europea de Asesoría y Planificación Financiera). Los débitos, como préstamos personales o descubiertos en tarjetas de crédito, es necesario saldarlos. “Hay que eliminar estos agujeros, porque si quito deuda quito riesgo”, recomienda el experto.

Después, “es importante hacer un pequeño ejercicio de planificación para saber cuánto se va a destinar al ahorro y cuánto a la inversión”, dice Carmelo Lázaro, director comercial y de grandes patrimonios de la sociedad de valores Tressis. “Es importante la edad y el perfil de riesgo”, añade, porque no es lo mismo estar próximo a la jubilación que tener planeado adquirir la primera vivienda. 

La Bolsa, ¿para jóvenes y valientes?

La teoría dice que el riesgo tendría que ser inversamente proporcional al horizonte temporal de cada uno: más renta variable y riesgo para los más jóvenes e inversiones más conservadoras a medida que avanza la edad. Pero la práctica no suele reflejar este teorema. “Nuestra experiencia es al revés: de joven se suele ser más conservador porque igual se va a necesitar el dinero, mientras los mayores están más familiarizados con el riesgo”, confiesa Lázaro. Lo importante, según ha defendido muchas veces Buffett, es acordarse de que el dinero no sirve para nada si se guarda: hay que invertirlo.

De acuerdo con la estrategia de value investing, la inversión más segura y rentable en el largo plazo es la renta variable. “Lo más fácil y sensato”, dice Martínez, “es invertir en ETF de bajas comisiones”, es decir, un fondo cotizado que replique un índice, como podría ser el Ibex 35. Es un instrumento con buena liquidez, pero es recomendable asesoramiento. “No obstante”, continua el analista de Amiral Gestion, “aquellos dispuestos a hacer un poco de esfuerzo buscando quiénes son los mejores se verán recompensados con mayores rentabilidades”. Aunque la filosofía diga que hay que analizar empresa por empresa, asegura que hay “oportunidades muy atractivas” en los mercados asiáticos y emergentes.

Antes de lanzarse a la Bolsa, sin embargo, hay que estar seguros de que ese dinero no se necesitará por lo menos durante los siguientes cinco o 10 años y considerar “la capacidad de riesgo que cada uno puede llegar a asumir y el riesgo deseado por esa persona”, asegura Marín, porque la volatilidad que sacude los mercados puede provocar sustos importantes. 

El inversor más conservador

Ni el estilo Buffett, ni la Bolsa: puede que a muchos el riesgo no les guste ni de lejos. Lamentablemente, hay malas noticias para ellos: las herramientas de inversión más conservadoras, como los depósitos, siguen dando muy poca rentabilidad, la mayoría por debajo del 1%. Entre los instrumentos “para proteger el patrimonio”, cuyo peso debería representar al menos el 50% si el inversor es mayor de 60 años, según Marín, van desde “acciones de empresas muy sólidas hasta renta fija estatal”. 

Los fondos de inversión son otro instrumento atractivo. “Además tienen una fiscalidad ventajosa, porque permiten adecuarse a las circunstancias del mercado sin abonar impuestos por el traspaso”, recuerda Lázaro. “En renta fija son interesantes los bonos emergentes y los flotantes americanos en un contexto de subida de tipos, aunque lenta”, añade al analista. “El problema de la renta fija es que está en niveles exigentes de precio y la rentabilidad está bastante ajustada”, puntualiza.

Para los más conservadores y alérgicos a los mercados, siempre queda un clásico español: la vivienda. Se puede entrar en este mercado indirectamente, a través de socimis, (empresas inmobiliarias cotizadas con un régimen fiscal especial) o directamente con la compra de vivienda, aunque a costa de la liquidez. La rentabilidad media del alquiler ronda el 5%. En este caso, la inversión más segura sería una propiedad en un barrio que no se deprecie o locales comerciales en zonas prime, recomienda el experto de Tressis.

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Sobre la firma

Laura Delle Femmine
Es redactora en la sección de Economía de EL PAÍS y está especializada en Hacienda. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Trieste (Italia), Máster de Periodismo de EL PAÍS y Especialista en Información Económica por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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