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Barcelona, la piedra en el zapato de Airbnb. Así negociaron otras ciudades

El departamento legal de la compañía destina muchos profesionales a pactar con las administraciones de todo el mundo

Protesta de la Asociación de Vecinos y Anfitriones en contra del Ayuntamiento de Barcelona
Protesta de la Asociación de Vecinos y Anfitriones en contra del Ayuntamiento de Barcelona Albert Garcia

La plataforma de alquileres vacacionales Airbnb presume de estar presente en 34.000 ciudades de 191 países, y de haber llegado a acuerdos con más de 200 ayuntamientos (en algunos cobra la tasa turística). Barcelona, que el jueves anunció que les impondrá una segunda multa (de 600.000 euros) por anunciar pisos sin licencia turística, es la piedra en el zapato de Airbnb. La única ciudad del mundo que les ha multado. La maraña de legislaciones turísticas distintas en cada ciudad lleva a la compañía a invertir mucho en su departamento legal, cuyos profesionales se encargan de las relaciones con las administraciones. Así opera el portal en algunas de las grandes ciudades turísticas.

Berlín. Para frenar la subida de los alquileres Berlín prohibió en mayo pasado alquilar pisos por periodos cortos y los vecinos pueden denunciarse entre ellos si alguien ofrece su casa en Airbnb. Pero la iniciativa tiene pocos efectos, por la falta de claridad de la norma y la escasez de inspecciones. Solo al inicio cayeron los anuncios registrados, pero se han ido recuperando y Berlín es la ciudad de Alemania donde más éxito tiene el portal.

Londres. Desde 2015, los propietarios de viviendas de Londres pueden alquilarlas legalmente, enteras o por habitaciones, en sitios web como Airbnb por un tiempo no superior a tres meses al año. Hasta entonces alquilar a turistas era ilegal y los propietarios se enfrentaban a multas de hasta 20.000 libras. La legalización prosperó a pesar de las protestas vecinales por las molestias en algunos edificios o las de barrios que pedían limitar a un solo mes la posibilidad de alquilar.

Amsterdam. En pleno debate sobre la capacidad de soportar turismo, el Ayuntamiento ha endurecido las multas contra el alquiler ilegal de casas a través de Airbnb (pasaron de 13.500 a 20.500 euros) y ahora debe decidir si rebaja a 30 días el actual límite de alquiler anual, que está en 60. Para albergar turistas (máximo 4 por piso) hay que pedir permiso a la comunidad, el Ayuntamiento cobra impuestos a los propietarios y puede cerrarlos si no se ajustan a la norma. Si lo hacen, Airbnb, que recauda la tasa turística, suprime la dirección de su página.

París.En la ciudad más visitada del mundo la relación del Ayuntamiento con Airbnb es excelente. Los pisos no se anuncian si no tienen permiso y pagan impuestos y la tasa turística a través del portal desde 2015. La relación con esta web y HomeAway ha alcanzado tan buen nivel que la alcaldesa, Anne Hidalgo, permitió a HomeAway instalar un apartamento en la torre Eiffel durante toda la Eurocopa.

Lisboa. Tras un acuerdo con el Ayuntamiento, en Lisboa desde mayo pasado Airbnb cobra a sus huéspedes una tasa de un euro por día con un máximo de siete por estancia. La ciudad tiene 2.100 ofertas en la web, al margen de si tienen licencia para uso turístico. La ciudad espera recaudar siete millones de euros.

Roma. En Italia, la polémica se ha afrontado a nivel nacional. La Cámara de los Diputados ha rechazado esta semana la propuesta del Partido Democrático (en el Gobierno) de gravar con un 21% la actividad del portal. Uno de sus principales detractores fue el primer ministro, Matteo Renzi, del mismo partido que lanzó la idea: “Los impuestos se bajan y no se suben”, defendió. Los pisos anunciados en el portal continuarán sin pagar impuestos en Italia, frente al alquiler temporal, gravado con un 21%. Tampoco se les exigirá tener licencia de alquiler turístico ni pagar la tasa turística que pagan los hoteles u hostales (de entre 3 y 7 euros). El sector acusa a la plataforma de competencia desleal.

San Francisco. Airbnb, que tiene su sede en la ciudad, mantiene una tensa relación con el ayuntamiento. Desde la prohibición absoluta a la tolerancia, el portal ha jugado de manera agresiva con vallas publicitarias muy provocadoras, preguntando a los ciudadanos dónde iban a parar sus impuestos. El último acuerdo con el consistorio permite ofrecer alojamiento 60 días al año y en un solo apartamento o habitación por anfitrión. Además, han creado un registro compartido con todos los que ofrecen casas.

Nueva York. La ciudad mantiene una batalla contra web como Airbnb. El Estado de Nueva York acaba de reforzar la legislación que desde 2010 prohíbe y sanciona los alquileres inferiores a 30 días. Las multas por violar la regulación pueden alcanzar los 7.500 dólares y la norma permite a los vecinos denunciar los apartamentos compartidos. Airbnb, que trató de evitar la medida con una propuesta de último minuto favorable a la autorregulación del negocio, creando un registro, denunció de inmediato la legislación para anularla. Ahora intenta negociar un compromiso al margen de los tribunales, mientras la gente sigue alquilando sus apartamentos porque las autoridades carecen de medios para controlarlo.

Con información de Clara Blanchar, Sandro Pozzi, Rosa Jiménez Cano, Carlos Yárnoz, Luis Doncel, Isabel Ferrer, María Salas, Pablo Guimón y Javier Martín.

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