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El inglés se aprende a través del móvil

ABA English se expande con un método de enseñanza del idioma basado en 144 vídeos

Javier Figarola, actual director general de Abba English.
Javier Figarola, actual director general de Abba English.

Una pareja disfrutando de una tarde tranquila en la playa, compañeros de trabajo ligando junto a la impresora o una conversación entre dos directivos de una empresa en crisis son algunas de las escenas con las que la academia digital ABA English enseña inglés a sus 10 millones de usuarios. La compañía fue fundada en 2007 en Barcelona por Severo Figarola, el creador del popular sistema de educación a distancia Home English, con el fin de impartir clases a empresas e instituciones. Pero desde que el negocio diera un giro en 2013 y se abriera a todos los públicos con una página web y, más recientemente, una aplicación para móviles, la firma ha crecido hasta conseguir captar el pasado mes de mayo una inversión de 10,5 millones de euros: la mayor ronda de financiación cerrada por una start-up española del sector educativo. Factura seis millones y este año prevé duplicar esas cifras.

La capacidad de la academia para crecer de forma tan rápida pese a contar con recursos limitados es lo que ha atraído a fondos como el español Nauta Capital o el británico Kennet Partners. Esta se debe al modelo de negocio que estrenó ABA English tras la llegada a la empresa de Javier Figarola, el hijo de Severo y actual director general. “No teníamos dinero, así que invertimos 3.000 euros en anuncios en Google y Facebook sin saber lo que hacíamos. Pero al cabo de un mes ya teníamos 6.000 usuarios”, recuerda. La firma cerró ese ejercicio (2013) dando servicio a más de 300.000 personas. A partir del año siguiente, estas se empezarían a contar por millones y sus ingresos alcanzaron los tres millones de euros. “Crecemos a un ritmo de entre 500.000 y 1.000.000 de usuarios cada mes”, asegura el directivo, que espera alcanzar los 15 millones este año.

El componente audiovisual prima en su método de enseñanza: cada unidad consta de un cortometraje subtitulado en el que actores británicos, estadounidenses y australianos reproducen escenas cotidianas. La película sirve de base para resto de actividades: dictados, completar frases y hasta grabarse a uno mismo interpretando uno de los papeles de la trama. Los 144 vídeos, rodados en Barcelona y Nueva York, llaman la atención por sus diálogos curiosos, pero, sobre todo, por su calidad: la academia fichó a una productora que se dedicaba anteriormente al cine.

Vídeos de calidad

“Si fueran cutres, la gente no los vería”, afirma Figarola. “Los vídeos son muy importantes porque con ellos logras enganchar al usuario. Puedes tener un producto muy bueno, con la mejor metodología del mundo e incluso dárselo a alguien gratis. Pero si esa persona no lo consume, no sirve de nada. Es como tener el mejor libro de gramática, pero si no lo lees no aprenderás inglés”, añade. El directivo defiende que para mantener este estándar de calidad se requiere invertir y, por eso, no cree que modelos que no cobran al usuario —como Duolingo, uno de los líderes del sector— sean “sostenibles”.

La compañía recibió este año el premio de Reimagine Education, también conocidos como los Oscar de la educación, a la mejor app educativa de 2015. Su sistema tiene una versión gratuita que permite ver la primera de las 24 unidades que componen cada uno de sus seis niveles. Pero para disfrutar de un acceso ilimitado, obtener un certificado y realizar consultas a un profesor es necesario adquirir alguno de sus planes. Las tarifas van de los 8,33 a los 19,99 euros al mes, en función del periodo contratado. De sus 10 millones de usuarios, aquellos que optan por la modalidad de pago suponen entre el 4% y el 5% del total. Los europeos son los que más dispuestos están a pagar por utilizar la aplicación.

El perfil de los usuarios de ABA English es el de personas mayores de 25 años “que quieren evolucionar en su profesión”, según Figarola. Se trata de alumnos que han acabado los estudios y tienen trabajo, por lo que prefieren recurrir a la educación a distancia para mejorar en su carrera profesional. Dedican dos horas y media al estudio en la academia digital cada semana y tienen el inglés como tarea pendiente: pese a que hay una prueba de nivel, 7 de cada 10 usuarios comienzan como principiantes. Al completar cada nivel, se consigue un certificado que se puede incluir en el perfil de Linkedin, una opción que han aprovechado 6.000 personas desde que se habilitara a finales del año pasado. Figarola descarta ampliar el sistema a la enseñanza de otros idiomas por las dificultades que representaría, ya que su plantilla de 65 personas está enfocada al inglés.

Las explicaciones están disponibles en español, ruso, italiano, alemán, francés y portugués. Italia y España se encuentran entre los países con más alumnos, ya que agrupan al 12% y el 11% respectivamente. Pero, desde que la aplicación empezara a funcionar, Brasil ha escalado a la primera posición, con el 16%. “En países en desarrollo ha habido un salto tecnológico de web a móvil. De hecho, en Brasil, hasta que no lanzamos la app, no terminamos de arrancar. Además, es un país enorme donde todos quieren aprender inglés; los Juegos Olímpicos fueron un gran acicate”, explica Figarola. China es otro mercado que atrae a la empresa por la cantidad de potenciales clientes y su mayor grado de concienciación respecto a la importancia de la educación. Allí esperan desembarcar en 2017.

Ansia china por aprender

La inversión en start-ups dedicadas a la educación, las llamadas ed tech, se ha disparado en todo el mundo hasta alcanzar los 6.540 millones de dólares en 2015, una cifra cuatro veces mayor a los 1.640 millones recaudados solo dos años antes, según un informe anual que realiza la firma de investigación de mercados Ambient Insight.

El sector ha despertado el interés de los fondos de inversión, que el ejercicio pasado cerraron 728 operaciones, el doble que en 2014. China ha dado la gran sorpresa al liderar la captación de financiación: uno de cada tres dólares fue a parar a una empresa con sede en este país, pese a que solo el 9,3% de las rondas se cerraron en el gigante asiático. De las 25 ed techs que más fondos recaudaron, 15 eran chinas. Del resto, nueve tenían sede en EE UU y una en Brasil.

Las operaciones más cuantiosas las protagonizaron la estadounidense Hot­Chalk (230 millones de dólares) y la china TutorGroup (200 millones), aunque la que más recaudó durante todo el ejercicio fue HuJiang.com, que cerró dos por un valor total de 257 millones. Cifras que se encuentran a “años luz” de las que el sector consigue en España, como apunta Figarola, que atribuye la mayor inversión en esos países a que “la gente está más concienciada sobre la formación continuada”.

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