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Volkswagen paraliza la producción de Golf y Passat en seis plantas alemanas

El conflicto con dos empresas proveedoras obliga a reducir la jornada laboral a 27.700 trabajadores

Un Golf en la planta de Volkswagen en Wolfsburgo. TOBIAS SCHWARZ AFPFoto: reuters_live

El inédito y peligroso contencioso que tiene enfrentados desde la semana pasada al fabricante automovilístico Volkswagen y dos de sus empresas proveedoras obligará al gigante alemán a paralizar, al menos una semana, la producción de su modelos Golf y Passat en seis plantas alemanas. También deberá detener la fabricación de motores en esas mismas instalaciones. La medida, anunciada ayer, afecta a 27.700 trabajadores. La planta más afectada es la de Wolfsburgo, donde 10.000 trabajadores se verán obligados a someterse a un régimen obligatorio de reducción de la jornada laboral.

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El origen de la disputa entre el fabricante y sus dos proveedores, ambos del grupo Prevent, viene de un contrato que Volkswagen rompió con CarTrim, que fabrica materiales para la cobertura de los asientos y ES Automobilguss, especializado en fabricar piezas de transmisión. Ambas compañías pidieron una indemnización de 58 millones de euros. Y ante la negativa de Volkswagen a ceder, iniciaron el pulso que llevará si nada cambia al fabricante a reducir la jornada a 27.000 empleados.

La falta de suministros para fabricar los asientos de los modelos Golf y Passat también afectará a la planta de Emden, donde trabajan 7.000 personas y la de Zwickau donde la paralización de la producción de los dos modelos afectará a 6.000 trabajadores. La falta de piezas para las cajas de cambio obligó al consorcio a congelar la producción de motores y otros productos mecánicos en las plantas de Kassel, Salzgitter y Braunschweig, donde un total de 4.200 trabajadores quedaran sometidos también a una reducción de su jornada habitual de trabajo.

Las drásticas medidas que pueden ocasionar pérdidas millonarias a Volkswagen tendrán una duración de, al menos, una semana. La compañía confirmó la suspensión de fabricación la mañana de ayer, justo cuando arrancaba un encuentro entre representantes del fabricante alemán y de las dos empresas proveedoras.

El encuentro tuvo lugar en el hotel Ritz Carlton ubicado en los terrenos de la planta de Volkswagen en Wolfsburgo, donde está la sede de la compañía. Pero los ejecutivos y los representantes de las dos empresas suministradoras no comparecieron para explicar el resultado de esa maratoniana reunión.

Al menos 100 millones a la semana

Según cálculos de varios expertos, la paralización de la fabricación del modelo Golf, solo en la fábrica de Wolfsburgo, le puede costar a Volkswagen unos 100 millones de euros semanales, un problema que suma a las dificultades que tiene la empresa causa del escándalo por la manipulación de los motores diésel, que fue descubierto en septiembre del año pasado y le ha generado elevados costes judiciales y en Bolsa.

Los medios alemanes analizaban ayer el conflicto y señalaban que el origen del problema está en la nueva política de mano dura que está aplicando Volkswagen con sus proveedores. “No somos responsables de la crisis de Volkswagen”, criticó un portavoz de ES Automobilguss. Aseguró que seguirán sin suministrar las piezas para las cajas de cambio mientras no se resuelva el litigio.

La dura reacción de las dos filiales de Prevent ha generado una crisis interna en Volkswagen, que nunca calculó tener que hacer frente a una medida de ese tipo. El ministerio de Economía alemán, por su parte, pidió calma y diálogo a ambas partes. “Hay una gran responsabilidad para acometer el problema de la forma más constructiva posible y también de solucionarlo de la forma más constructiva posible”, señaló un portavoz.

Prevent, el proveedor que ha echado un pulso a Alemania

Las dos empresas proveedoras que mantienen el duro conflicto con Volkswagen son filiales del consorcio Prevent, una compañía que tiene su sede en Bosnia-Herzegovina fundada por Nijaz Hastor, un antiguo empleado de la planta que tenía Volkswagen en Sarajevo antes de que estallara la guerra en la región en 1992. Hastor logró levantar un imperio que ahora abastece a la compañía alemana con telas y cuero para los asientos y sofisticadas piezas para las cajas de cambio.

La lucha de poder que tienen enfrentados al mayor constructor de automóviles de Europa y a la firma de Bosnia-Herzegovina alertó al ministerio de Economía alemán, que se mostró a favor de que las partes lleguen a una solución rápida. Stephan Weil, jefe del gobierno regional del estado de Baja Sajonia —segundo accionista mayoritario de Volkswagen— fue más radical. “Si no se logra encontrar una solución a la paralización de los suministros deberá recurrirse a medidas de presión”, añadió, sin dar más detalles.

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