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El Banco de Italia urge inyectar ayudas públicas a las entidades

Matteo Renzi cree que los problemas de "algunos bancos" son "fácilmente resolubles"

Sede del banco italiano Monte dei Paschi de Siena.
Sede del banco italiano Monte dei Paschi de Siena. GIUSEPPE CACACE

La tormenta bursátil sobre el Monte dei Paschi escampó ayer un poco, algo que las autoridades italianas aprovecharon para enviar un mensaje de calma ante la situación del tercer banco de Italia y del sistema financiero en general. El más optimista fue el primer ministro, Matteo Renzi, quien dijo que los problemas de "algunos bancos" son "fácilmente resolubles". El titular de Economía, Pier Carlo Padoan, y el gobernador del Banco de Italia, Ignazio Visco, admitieron la necesidad de inyectar "con precaución" ayudas públicas puntuales a las entidades.

El trazo grueso corrió a cargo de Renzi. El jefe del Gobierno echó la culpa de la situación actual a sus tres inmediatos predecesores, desde Silvio Berlusconi a Enrico Letta pasando por Mario Monti. "El hecho de no haber intervenido en la banca entre el 2011 y el 2013, cuando aún se podía hacer, fue un error. Pero ahora los problemas de algunos bancos son fácilmente solucionables", aseguró Renzi, quien dejó claro además que su principal preocupación es la repercusión social de la crisis.

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"Nuestro objetivo", añadió, "es proteger a los clientes y a los ahorradores de los bancos italianos y liberar a los institutos de crédito de los problemas que impiden la concesión de créditos a las pequeñas y medianas empresas y a las familias". El Gobierno italiano está valorando la posibilidad de conceder al Monte dei Paschi una inyección de entre 2.000 y 3.000 millones de euros que pueda compensar la reducción en 10.000 millones de su cartera de créditos morosos solicitada por el Banco Central Europeo en una carta que se conoció a principios de semana y que precipitó la caída en picado del valor de sus acciones. Una opción que, en principio, recibió el respaldo de Vítor Constancio, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), quien admitió que Europa debería considerar "un pequeño apoyo público a los bancos" tras el impacto provocado por el Brexit.

Menos optimista que su jefe se mostró ayer el ministro de Economía, Pier Carlo Padoan. Durante una intervención ante la asamblea anual de la Asociación Bancaria Italiana (ABI), Padoan admitió que en el sistema bancario italiano —"sólido si se compara con el de otros países"— existen "elementos críticos" sobre los que se deben aplicar "soluciones de mercado, complejas pero posibles". Dirigiéndose a las instituciones europeas, donde goza de gran predicamento tras su paso por el FMI —fue director para Italia—, el ministro añadió que esas intervenciones solo serán eficaces si están "guiadas con actitud de cooperación". Padoan garantizó que, de producirse una intervención pública sobre los bancos en crisis, sería ejecutada con "precaución".

En la misma línea, Ignazio Visco, el gobernador del Banco de Italia, admitió que la situación actual conlleva "riesgos para la estabilidad financiera" y de ahí que sea necesaria "la predisposición de un respaldo público que se active en caso de necesidad". El gobernador, que no quiso descartar una intervención pública, aseguró que "el problema de los créditos dudosos de la banca italiana es grave", pero que puede solucionarse sin infringir las normas europeas.

Hace solo unas semanas, Visco aseguraba que la banca italiana no es la más vulnerable de Europa y, aunque admitía los problemas crónicos del Monte dei Paschi, tachaba de "puntual" la intervención sobre cuatro bancos pequeños: "Hicimos todo lo que había que hacer y como había que hacerlo". En solo unos días, todo lo que podía empeorar ha empeorado, y Europa vuelve a mirar a Italia con gran preocupación.

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