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El ‘Brexit’ golpea fuerte a las empresas españolas

Reino Unido es uno de los principales destinos de las inversiones del Ibex 35

Luis Tinoco

Cuando las empresas españolas decidieron internacionalizarse su destino natural fue América Latina. La inestabilidad política y económica de la región así como la mayor inseguridad jurídica llevaron a estas compañías a iniciar una segunda fase en su expansión exterior buscando economías más maduras pero, a cambio, más predecibles. Reino Unido fue uno de los mercados elegidos por muchos grupos del Ibex 35 para seguir creciendo, sobre todo a través de la compra de compañías locales. Esa apuesta teóricamente más segura, y que tan buenos frutos dio en los últimos años, torna ahora en un auténtico dolor de cabeza para la armada española por la decisión de los británicos de abandonar la Unión Europea.

“El Brexit tiene un doble impacto en las cuentas de resultados”, apunta Natalia Aguirre, responsable de análisis en Renta 4. “El primero es más mesurable porque está vinculado a la depreciación de la libra, lo que recortará el beneficio de las compañías al pasarlo a euros. El otro efecto es más difícil de cuantificar porque dependerá de cómo evolucionen las negociaciones entre Londres y Bruselas para articular la desconexión. Será un proceso largo que puede durar más de dos años. En función de cuáles sean las condiciones finales la erosión en el crecimiento económico y en las relaciones comerciales variarán”, añade Aguirre.

España es uno de los países más expuestos a Reino Unido desde el punto de vista empresarial. La colonización abarca desde el sector financiero a las operadoras de telefonía, pasando por la gestión de aeropuertos, el suministro eléctrico, la realización de obras públicas o el transporte aéreo sin olvidar el comercio textil. Tres de las 20 compañías europeas cuyas ventas dependen más de Reino Unido son españolas (Ferrovial, Telefónica y Banco Santander), según datos de Goldman Sachs. Otro dato que da cuenta de la gran exposición al Brexit es que España es el tercer país de la UE con más inversiones directas en Reino Unido (60.000 millones), solo por detrás de Francia (127.000 millones de euros) y Alemania (94.000 millones).

“Las consecuencias del referéndum son difíciles de cuantificar. La única conclusión cierta es que a corto y medio plazo la visibilidad del negocio de las compañías españolas en Reino Unido será menor. Todo va a depender de si la ruptura se hace por las buenas o por las bravas”, apunta Víctor Peiró, de Beka Finance. Para Ignacio Cantos, analista de Atl Capital, la compañía que más puede sufrir es Ferrovial. “No tanto por lo que pueda pasar con la actividad en el aeropuerto de Heathrow, sino por las consecuencias en su filial de servicios. Un posible cambio de Gobierno traería modificaciones en el gasto público”. En cambio, José Ramón Iturriaga, gestor de Abante, quita hierro al Brexit: “El daño es limitado y se ceñirá al efecto divisa en las cuentas. Exageran aquellos que dicen que este es el primer paso para la ruptura de Europa. No estamos hablando de una crisis sistémica”.

Exportaciones

» Miedo a los aranceles. No solo las grandes compañías están expuestas a lo que pueda ocurrir. Los datos de aduanas hablan de que las exportaciones el año pasado alcanzaron los 18.231 millones de euros frente a unas compras de 12.583 millones. Las barreras comerciales que surgan tras la decisión se negociarán con la aplicación del artículo 50 del Tratado de la UE.

» 62.117 millones de euros. Es el stock de inversiones españolas en el mercado británico (2014) frente a los 37.670 millones que, a la inversa, recibe el país.

Castigo bursátil

Los mercados, sin embargo, no han esperado a analizar la letra pequeña del adiós británico a la UE y ya han hecho sus cálculos sobre el coste para las empresas. En la sesión del viernes las cinco compañías del Ibex con mayor presencia en las Islas (Banco Santander, Ferrovial, Telefónica, Banco Sabadell, IAG e Iberdrola ) vieron cómo su valor de mercado disminuía en 29.997 millones de euros. Debido a la trascendencia de la consulta, las compañías se han apresurado a lanzar un mensaje de calma, reafirmando su apuesta por el Reino Unido. Eso sí, algunas de ellas han deslizado entre líneas que el resultado de las urnas tendrá algún efecto inmediato en sus previsiones de negocio.

“Respetamos la decisión del pueblo británico. Queremos asegurar a nuestros clientes que sus necesidades serán, como lo han sido siempre, nuestro principal objetivo y que ScottishPower continuará invirtiendo”, aseguraba tranquilizador Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola. Su grupo tiene importantes proyectos en marcha, como la unión submarina —irónico cuando el país quiere desconectarse— entre Escocia y Gales compuesta por 420 cables de alta tensión que aumentarán la capacidad de interconexión entre Inglaterra y Escocia en más de 2.000 megavatios; o el plan de energía renovable de South Ayrshire, uno de los más ambiciosos del mundo formado por tres parques alrededor de la ciudad escocesa de Barrhill. Más allá del mar, Iberdrola pone los cimientos de uno de los mayores proyectos del mundo en eólica marina que permitirá dar luz a medio millón de hogares.

Telefónica también apelaba esta semana, antes de conocer el resultado de la consulta, al sosiego y subrayaba que mantenía “todos los objetivos operativos para este año”. Afortunadamente para la compañía, sus últimas colocaciones de deuda corporativa hacen que tenga sus necesidades cubiertas para los próximos dos años. No obstante, el grupo presidido por José María Álvarez-Pallete ha prometido al mercado que reducirá su endeudamiento y ese objetivo se pude complicar. El Brexit ha despertado la aversión al riesgo de los inversores y Telefónica sopesa el retraso de la colocación en Bolsa de Telxius, su filial de infraestructuras, según reconocieron a Bloomberg fuentes próximas a la operación. Además, la compañía valoraba una oferta pública de venta de acciones (OPV) como salida para su filial británica, O2 una vez que Bruselas vetó la venta a Hutchison, alternativa que, debido a la volatilidad del mercado, podría quedar descartada.

“Los ingleses van a seguir consumiendo, van a seguir necesitando energía, o que les recojan la basura”, señalaba el portavoz de una importante constructora española con presencia en Reino Unido. “Nosotros estamos tranquilos porque el mercado nos obliga a seguir creciendo. Y vale: la libra se depreciará, pero también nuestra deuda, que está en moneda local”. Lo comido por lo servido.

Una de las compañías que sí ha reconocido públicamente un daño en sus cuentas es IAG. La aerolínea, fruto de la fusión de British Airways e Iberia, remitió el viernes un hecho relevante a la CNMV en el que si bien considera que el voto favorable a abandonar la UE “no tendrá un impacto material a largo plazo” en su negocio, sí admite que este año “ya no prevé generar un incremento absoluto en el beneficio de las operaciones similar al registrado en 2015”. El pasado ejercicio la compañía incrementó en un 51% sus ganancias por su apuesta por las aerolíneas de bajo coste. IAG explica que ya durante el periodo previo al referéndum experimentó “un entorno operativo más débil de lo esperado”. Como consecuencia de este sombrío panorama, las acciones de IAG lideraron las pérdidas en la Bolsa española en la última sesión semanal con un desplome del 26,86%.

La Europa industrial, fuerte y competitiva, que tanto se ha beneficiado de la integración, se vio de golpe arrodillada por una decisión que va a obligar a todas las compañías a rediseñar planes de contingencia y riesgos. Les ha pillado con el paso cambiado como demuestra que en sus memorias económicas pocos mencionaban hace unos meses este escenario. Y las que lo hacían confiaban en un “no” a la salida de la UE.

Uno de los sectores más afectados por esta situación es el financiero, y dentro de él todas las miradas se dirigen al Banco Santander que tiene 858 oficinas en el Reino Unido. La entidad ganó durante el primer trimestre de este año 349 millones de libras allí. Esta cantidad tras el referéndum equivalía a 429 millones de euros mientras que sólo 24 horas antes, con una libra más fuerte, valían 27 millones de euros más. Así de efímero es el dinero en según qué condiciones.

Impacto bancario

La presidenta del Santander, Ana Botín, que estuvo al frente del negocio en Reino Unido antes de tomar el testigo de su padre, aseguró estar “tan comprometida como siempre” con ese mercado. Lo hizo en la misma mañana en la que sus acciones registraban un desplome histórico de casi el 20%. “Nuestro modelo de negocio diversificado y centrado en banca comercial nos aporta estabilidad y fortaleza”, recordaba en un comunicado cuajado con palabras como “solidez”. En los últimos meses Botín ha asegurado que nunca saldría del Reino Unido y que puede afrontar “cualquier cosa que ocurra”. El banco obtenía hasta ahora el 23% de su beneficio del país, donde cuenta con recursos propios por valor de 231.960 millones. La buena marcha en Reino Unido se debe, en parte, al hecho de gozar de una bajísima tasa de morosidad del 1,52% (frente a la española, que ahora se sitúa en el 9,9%). La incógnita ahora está en ver si una posible desaceleración de la economía británica trae consigo un mayor número de impagos.

El sector financiero tiene otro talón de Aquiles en el Sabadell con el Brexit. Josep Oliu, su presidente, repitió el mensaje de sus colegas: riesgo a corto plazo, sí, pero la evolución será positiva a medio y largo plazo. Todo se fía a que el despegue de Bruselas sea una migración controlada. Sabadell es otra de las compañías españolas que confió ciegamente en ese mercado al incorporar en 2015 y tras pagar 2.300 millones de euros el banco TSB. El tiempo dirá si el negocio británico será un pilar de crecimiento exterior para diversificar sus ingresos y mejorar la rentabilidad del banco español.

Como el eco, el discurso de cautela de Sabadell, Santander o Iberdrola se repitió en Ferrovial: “La compañía mantendrá su presencia en el país, desarrollando con total normalidad sus actividades en aeropuertos, servicios, construcción y autopistas para sus usuarios y clientes”, según un portavoz. Casi 21.000 empleados y el 25% de su beneficio de explotación (Ebitda) dependen del Estado que abandonará la Unión Europea en los próximos meses o años. Los analistas apuntan que la constructora será otra de las compañías en pasar por el calvario del deterioro de su capital y de la erosión del beneficio consolidado en euros. Porque, además de explotar los principales aeropuertos del país, tiene allí una gigantesca cartera de pedidos, de 17.438 millones de euros.

Los contratos, dicen la docena de sociedades consultadas, siguen adelante. “Es un mercado totalmente prioritario para nosotros”, aseguran desde CAF, que tiene pendientes de ejecutar dos acuerdos por valor de unos 1.000 millones de euros. ¿Se retraerá el interés español por los concursos públicos allí? “El nuestro, desde luego, no. Vamos a seguir apostando por ese mercado”, confirmaba el portavoz del fabricante de trenes.

La armada invencible española en Londres no solo tiene puntales en la banca o la industria. Una espectacular fachada de cristal ilumina el número 309 de Oxford Street y los 1.500 metros cuadrados que Stradivarius, una de tantas enseñas de Inditex, ha inaugurado este mismo mes en pleno centro de la capital británica. El ambiente del interior, de estética industrial y luces fluorescentes, dan un aire vintage a la marca que tanto ha apostado por el país que ahora quiere abandonar Europa. Por algo Marta Ortega, la hija del fundador, eligió comenzar su carrera en el grupo doblando camisetas en una tienda de la capital: los británicos son fans de la cadena española, que este viernes optó por guardar silencio tras el mazazo del referéndum y pese a que se juega mucho en el país. Inditex tiene 4.758 empleados, más de cien tiendas y una intensa actividad de ventas online se verán resentidas por el nuevo tipo de cambio con la libra.

La única comunicación de Inditex sobre el Brexit se produjo a través de una nota emitida por la Mesa Redonda Industrial (ERT, en sus siglas en inglés). Un nombre que evoca a los caballeros artúricos y cuyos miembros, 50 ejecutivos de las mayores empresas europeas desde Vodafone a Rolls-Royce pasando por Telefónica, Iberdrola o la mencionada Inditex, se lamentaban por el fallo de la consulta. El reto, aseguraron, está ahora en forjar nuevas alianzas para “seguir prosperando”. “El trabajo no está terminado a la hora de afrontar los retos a los que se enfrenta la UE. Estos retos se solucionan mejor cuando trabajamos unidos”.

“La prensa quiere ir tan rápido como el mercado, pero la realidad no es así”, reprochaba el portavoz de una empresa del Ibex 35 que se negaba a aventurar conclusiones. La premura en la búsqueda de consecuencias también se deslizaba en muchos informes. “Reino Unido deberá renegociar todos sus acuerdos comerciales no solo con la UE sino con muchos otros países con los que mantenía relaciones a través de la UE. Un proceso que podría alargarse, extendiendo la incertidumbre en el tiempo”, concluía un análisis de Consilio. El pueblo británico ha hablado, pero el proceso será largo. Parafraseando a Wiston Churchill, este no es es el final, no es ni siquiera el principio del final. Puede ser, más bien, el final del principio.

Parón en las ventas de casas en la costa

Hasta ahora, los británicos han sido los extranjeros que más viviendas compran en la costa española, con el 22,35% de las adquisiciones. Les siguen franceses y alemanes. En 2015 se hicieron con 9.956 casas, sobre todo en las provincias de Alicante y Málaga. La favorable evolución de la libra con respecto al euro ha sido uno de los factores que más ha contribuido a este crecimiento. Y gracias a ello, el mercado de la vivienda vacacional, sumamente dependiente del comprador foráneo, ha conseguido superar la crisis.

Pero las cosas van a cambiar y no para bien. De momento, la caída en las ventas de segundas viviendas en las playas españolas a británicos se da por descontado, vaticinan los expertos consultados. “Con la depreciación de la libra y la incertidumbre, el inversor va a retrasar o paralizar la decisión de compra”, señala Juan Antonio Gómez-Pintado, presidente de la Asociación de Promotores Constructores de España (APCE).

De hecho, en los últimos meses antes de conocerse el resultado del referéndum, el mercado ya estaba notando el parón “porque las compras están fuertemente ligadas a la fortaleza de la libra, que ha bajado durante dos trimestres y que ahora se ha desplomado hasta el 1,22 euros”, explica Mark Stücklin, director de Shario.org, un observatorio para el sector de la vivienda vacacional en España.

Curiosamente muchos británicos han sido cautelosos y han exigido a sus vendedores, ya sean particulares o promotoras, la firma de cláusulas anti-Brexit en sus contratos de compraventa para poder recuperar las cantidades entregadas en concepto de reserva —entre un 10% y un 20%— , sin ningún tipo de penalización, cuenta Santiago Sánchez, socio director de Engel & Völkers en Torrevieja y Orihuela. Ahora, “muchas operaciones quedarán a medias: los que no firmaron estas cláusulas preferirán perder el dinero porque les saldrá más rentable”, añade.

Es difícil cuantificar el número de casas que los británicos van a dejar de comprar. Stücklin se aventura a pronosticar una bajada del 10% para este segundo semestre. Entre el 10% y el 20% es la reducción en la Costa Blanca prevista hace unos días por la Asociación Provincial de Promotores de Viviendas de Alicante (Provia).

Pero la libra no es la única incertidumbre. “Hay que recordar que los compradores británicos perderían ventajas como la Seguridad Social”, recuerda Gómez-Pintado. Y a un posible seguro privado se uniría un hipotético permiso de residencia. “Los 400.000 expatriados británicos en España se van a ver afectados por asuntos como pensiones, sanidad y fiscalidad”, dice Stücklin. Parón en las compras, pero no tanto en las ventas de viviendas propiedad de británicos, sobre todo jubilados, para obtener liquidez. “No habrá huida masiva, pero algunos con poco poder adquisitivo se verán en una situación complicada y tendrán que vender, y otros aprovecharán la fuerza del euro para hacer caja”, explica Henry Gallego, managing partner de Return Kapital Solutions (RKS).

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