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Azerbaiyán sufre la caída del crudo

El abaratamiento del petróleo obliga al país a diversificar la economía y hacer reformas

Pilar Bonet
Una máquina bombea petróleo en Bakú, la capital de Azerbaiyán.  
Una máquina bombea petróleo en Bakú, la capital de Azerbaiyán.  Kai Pfaffenbach (Reuters)

Azerbaiyán, uno de los países petroleros del Caspio, trata de amortiguar los problemas que el descenso de los precios del petróleo ha causado en su economía dependiente del crudo. El sistema dirigido por el presidente Heydar Aliyev ha iniciado una serie de reformas, entre ellas la reestructuración y saneamiento del sistema financiero y bancario. Expertos independientes afirman, no obstante, que para superar las dificultades y atraer inversiones se necesitarán reformas en profundidad que pongan freno a la corrupción, la falta de transparencia y el monopolismo en las ramas claves por parte de grupos vinculados con las familias en el poder. Para 2016, el PIB de Azerbaiyán se contraerá un 3,5% y la inflación será del 12,8%, según las previsiones del FMI, que para 2017 contempla 1% de crecimiento y 9,5% de inflación.

Azerbaiyán ha gastado decenas de millones de euros (cerca de 150 millones de dólares en tres años) para celebrar el primer gran premio europeo de Fórmula 1 esta semana en Bakú. Para que los coches de carreras se pudieran deslizar durante unas horas—entre rejas de protección—frente a las boutiques de lujo abiertas en época de los petrodólares fáciles, los habitantes de la capital han sido sometidos a grandes incomodidades durante meses.

A unos 200 kilómetros de Bakú, de camino a la ciudad de Horadiz, allí donde se acaban ya las buenas autopistas posibilitadas por el auge del petróleo, una veintena de mujeres destripan terrones con azadas en un campo de algodón a más de 35 grados de temperatura, vigiladas por el hijo del dueño del terreno. Les pagan, dicen, 6 manat (4 dólares) por más de 10 horas de jornada. Son los contrastes de un país de nueve millones de habitantes, cuyos dirigentes tratan de diversificar su economía para compensar la contracción de los ingresos. El manat, la moneda nacional, mantiene un cambio flotante con el dólar tras haber sido devaluado dos veces en 2015, lo que llevó a la moneda americana de una cotización de 0,78 manats a principio de aquel año a 1,55 manats a finales del mismo. Las devaluaciones fueron un duro golpe para el empresariado importador y también para los ciudadanos que solían contraer deudas en dólares.

El estado precisa luchar contra la corrupción y los monopolios de los grupos de poder

Subida de precios

Los precios subieron entre un 30% para los bienes de consumo y hasta más de 300% para los electrodomésticos o aparatos electrónicos, dice el analista Mehman Aliyev. Hoy, cuando muchos negocios han cerrado, quinientos manat al mes para un mecánico o un taxista y 120 manat para un jubilado son pagas habituales, pero, sin embargo, apenas aseguran la subsistencia y se ven lastradas con incrementos en los servicios comunales. Aunque oficialmente la pobreza solo afecta a un 5% de la población, Aliyev cree que en la rama de la construcción se han perdido cerca de 100.000 puestos de trabajo. En las afueras de Bakú, los edificios y urbanizaciones paralizados indican la magnitud de la crisis.

A pesar de la crisis el gobierno gastó 150 millones de dólares en llevar la Fórmula 1 a Bakú

Los bancos se han resentido de la inflación y de la insolvencia de sus clientes. El Banco Internacional de Azerbaiyán (perteneciente en un 51% al Estado), que suponía el 41% del sistema bancario del país, está hoy en proceso de saneamiento tras ser rescatado por la Administración con 3.200 millones de manats. Media docena de grandes bancos han perdido sus licencias y, a juzgar por los proyectos del Banco Central para formar en el extranjero especialistas en insolvencias, en lontananza se perfilan más conmociones, señalan medios occidentales en Bakú.

“La consolidación bancaria continuará, según afirmó a EL PAÍS el gobernador del Banco Central azerí, Elmar Rustámov. “Un proceso de consolidación es inevitable y nosotros también vamos a realizar una consolidación suplementaria del sector bancario”, dice. “Estamos en un periodo de activas reformas cuyo fin es reestructurar y estabilizar el sistema financiero y además también contribuimos al nuevo modelo económico para desarrollar el sector privado y las inversiones privadas que necesitan como instrumento un sistema financiero sano”, dice Rustámov.

Para atraer inversión exterior se creó en enero la Cámara de Supervisión de los Mercados Financieros, una entidad pública dirigida por Rufat Aslanli. Una prioridad del gobierno es combatir la dolarización de la economía, señala Aslanli, que considera “aconsejable” la propuesta de emitir bonos en moneda nacional, realizada por un alto ejecutivo del BERD. Entre las reformas para mejorar el ambiente inversor, Aslanli cita una menor injerencia oficial en los negocios. Las inspecciones en firmas privadas en el primer trimestre del año fueron 34, comparadas con 19.300 en el mismo periodo de 2015, dice.

“El presidente Aliyev publica decretos sobre liberalización de aduanas, sobre liberalización de la construcción, sobre las inspecciones injustificadas a las empresas, documentos y decisiones aisladas, pero hasta ahora no ha hecho un plan sistemático”, afirma el analista Mehman Aliyev, miembro del grupo de trabajo del economista Gubad Jbadoglu, autor de un programa alternativo que propone liberalizar los monopolios de importación y los bancos, dar garantías al capital extranjero y formar una institución judicial independiente”.

“Las circunstancias forzarán al gobierno a poner orden en los mecanismos institucionales, en la aduana, en las compañías de fomento a la inversión”, afirma el analista Togrul Dzhuvarly, según el cual el país está abocado a las reformas, entre otras cosas porque la extracción de petróleo se reducirá a partir de 2017-2018. En el primer trimestre de este año, la producción de crudo se rebajó en 1,5%, según el comité de estadísticas. Para 2016 se prevén 40,7 millones de toneladas de crudo.

Las alternativas al petróleo se presentan en Azerbaiyán en forma de agricultura, industria petroquímica sofisticada y nudo de transportes estratégico. El veto a los productos europeos y turcos del mercado ruso es una oportunidad a la agricultura local, que, sin embargo, carece aún de una logística moderna para un abastecimiento masivo del mercado ruso. Además, según Aliyev, las empresas del sector agrícola responden a los mismos patrones (monopolismo y cercanía al poder) que otros sectores.

Un enclave estratégico

Por su situación geográfica, Azerbaiyán es clave en las rutas desde Asia a Europa alternativas a Rusia. Tras las sanciones de Moscú a Ankara, Azerbaiyán tuvo que hacer de puente para transportar las mercancías desde Turquía a Kazajistán, país este que se vio perjudicado por la decisión unilateral de su socio ruso en la comunidad económica euroasiática. Azerbaiyán rebajó aranceles de aduanas a Kazajistán y organizó el transporte por el Caspio, desde Bakú al puerto de Aktau, en Kazajistán.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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