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Un empresario pide seis años de cárcel para los seis hijos de Ruiz-Mateos

Los acusa por una presunta estafa de 13,9 millones en la compra del hotel Eurocalas de Mallorca en 2006

José María Ruiz-Mateos, su mujer y sus hijos en una foto familiar.
José María Ruiz-Mateos, su mujer y sus hijos en una foto familiar.

La acusación particular pide una condena de seis años de prisión para los seis hijos del fallecido empresario José María Ruiz-Mateos (Zoilo, José María, Alfonso, Pablo, Javier y Álvaro) por presunta estafa por 13,9 millones como inversores o como avalistas en la compra del hotel Eurocalas de Mallorca en mayo de 2006. Los abogados del empresario denunciante, Francesc Miralles, han presentado escrito de acusación después de que la jueza de instrucción número 3 de Palma, María Pascual, dictara en mayo auto de transformación de la causa en procedimiento abreviado contra los seis hermanos Ruiz-Mateos Rivero y otras dos personas por presunta estafa, alzamiento de bienes y delito societario. Además, solicita una multa de 36.000 euros, así como 13,9 millones de responsabilidad civil.

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El precio de venta fue de 23,6 millones, de los que pagaron inicialmente 789.000 euros y quedaron pendientes 22,8 millones. Según la acusación, a los pocos meses de la operación, dejaron de pagar las cuotas mensuales y alegaron "un simple y puntual" problema de tesorería. También avaló la compra la mercantil Montumo, propietaria del Hotel Cervantes de Torremolinos, de un valor muy superior al adquirido en Mallorca, si bien también "se omitió intencionadamente" que tenía una hipoteca por 31,5 millones.

Información falseada

Según el querellante, la información económica, financiera y la aparente solvencia de los avalistas fue falseada y su "pobreza" fue omitida "tras su rica apariencia, sus buenas maneras, argucias y tretas", con el único propósito de "llevar a cabo la estafa". En noviembre de 2006, dos personas que actuaron como "testaferros" de los Ruiz-Mateos, hipotecaron el hotel por 25 millones, un préstamo que subrogaron por dos veces en mayo de 2008 por 20 millones en entidades distintas, algo que imposibilitaba cumplir una cláusula resolutoria del contrato de compraventa para devolver el hotel a su primer propietario libre de cargas.

En enero de 2011, los acusados y el antiguo propietario del hotel renegociaron el pago y modificaron uno de los avales a otra empresa del grupo Nueva Rumasa, Clesa. En febrero, el empresario fallecido y sus seis hijos anunciaron en una rueda de prensa el desolador estado de sus empresas y dos meses después Nueva Rumasa solicitó el concurso voluntario de acreedores.

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