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El Banco de España pide rebajar la protección de los fijos para reducir la temporalidad

El organismo supervisor considera que hay que evitar que se abuse de la temporalidad y advierte de que la moderación salarial todavía no ha terminado

El gobernador del Banco de España, Luis María Linde.
El gobernador del Banco de España, Luis María Linde.Emilio Naranjo (EFE)

El Banco de España reclama que se reduzca la "excesiva protección" de los trabajadores indefinidos con tal de evitar que los empresarios acaben abusando de la contratación temporal. "Para corregir el fuerte incentivo que la actual regulación otorga a la contratación temporal, se hace necesario potenciar el atractivo de la contratación indefinida, evitando que su excesiva protección siga incentivando la temporalidad", sostiene el gobernador del organismo, Luis María Linde, en la presentación del informe anual publicado este viernes. Es decir, sería necesario abordar una nueva reforma laboral con el fin de fomentar el empleo fijo. 

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Pero no sólo eso. Llámenlo corrección de costes laborales, flexibilidad salarial o simplemente precarización. Cualquiera que sea la etiqueta que prefieran, el Banco de España ha respaldado estas políticas de moderación de precios y salarios afirmando que la devaluación interna ha propiciado una mejora de las exportaciones que, a su vez, ha tirado de la inversión, el empleo y, por último, el consumo. "El ajuste de precios y costes relativos de bienes y servicios ha permitido mejorar la capacidad competitiva de la economía española, dinamizando las exportaciones e impulsando el gasto interno y el empleo", asegura Linde en la presentación del documento.

Además, el organismo supervisor argumenta que el proceso de ajuste competitivo todavía no ha terminado, todo un toque de atención en un momento en el que los partidos se lanzan a prometer desde rebajas de impuestos hasta incrementos del gasto pasando por la reversión de la reforma laboral. "Este proceso dista de haber concluido, como muestra la concurrencia simultánea de una elevada dependencia importadora, un abultado saldo deudor neto frente al exterior y una tasa de paro todavía muy elevada", reza el dosier.

Desde la entrada del euro hasta 2008, la economía española perdió un 20% de su competitividad según los cálculos del Banco de España. Antes de incorporarnos a la moneda única, la peseta solía absorber esas pérdidas de competitividad cotizando a la baja. O lo que es lo mismo, por la puerta de atrás se producía un empobrecimiento de la capacidad adquisitiva de los trabajadores porque sus pesetas valían mucho menos. Sin embargo, a juicio del organismo sito en la plaza de Cibeles, los beneficios de esas devaluaciones de la peseta aprobadas a principios de los noventa no tuvieron un carácter permanente. En cuestión de algo más de un año, se perdió toda la competitividad ganada a costa de depreciar el tipo de cambio.

Al comienzo de la actual crisis, la economía española no disponía de una moneda propia. Sin embargo, necesitaba desesperadamente recuperar la competitividad perdida. En teoría, la forma ideal de hacerlo consiste en aumentar la productividad. Pero eso tarda tiempo. Así que en 2008 sólo quedaba rebajar costes y precios. Y lo más fácil de recortar rápido es el factor empleo. De forma que en un primer momento se optó por despedir sin tocar los sueldos. Lo cual resultó, a decir del Banco de España, en un empeoramiento de la recesión. Sin embargo, a partir de 2012 las empresas empezaron a acometer el ajuste por la vía de los salarios, en parte gracias a las facilidades que les concedía la reforma del mercado de trabajo. En ese contexto, la flexibilidad laboral contribuyó a preservar muchos puestos de trabajo, señala el organismo supervisor.

A su vez, esa contención de los costes laborales permitió poco a poco exportar más, atraer la inversión y, por ende, contratar más. Como explica el Banco de España, aunque los salarios estuviesen más bajos, al haber en la unidad familiar más personas trabajando se propició una mejora del consumo.

Y esas dinámicas se vieron reforzadas por dos factores que también fomentaron esa suerte de círculo virtuoso. Por un lado, el descenso de los tipos de interés impulsado por la política monetaria del BCE. Y por el otro, el final del ahorro preventivo: una vez se perdió el miedo a quedarse sin empleo, las familias volvieron a consumir tirando de esos ahorros acumulados mientras imperaba la incertidumbre.

Tras los enormes sacrificios acometidos, el Banco de España destaca que estos procesos de ajuste al menos han presentado una vertiente positiva. Comparado con las devaluaciones de moneda practicadas en los noventa, en esta ocasión la devaluación interna ha demostrado unos efectos más persistentes, tal y como se puede apreciar en las ganancias de cuota exportadora. "Las estimaciones disponibles apuntan a que entre el 15% y hasta un tercio del crecimiento de las exportaciones entre 2010 y 2015 se explicaría gracias a las mejoras competitivas", indica el informe de la entidad.

Dicho esto, la entidad supervisora advierte de que una parte del crecimiento se puede achacar a unos vientos de cola que no siempre estarán ahí. De acuerdo con los cálculos del Servicio de Estudios del Banco, los elementos temporales como las rebajas fiscales, el precio del petróleo y la política monetaria del BCE brindan hasta 1,1 puntos porcentuales de crecimiento añadido. Y por esa misma razón, hace falta perseverar en el ajuste competitivo. Aunque esto ya no significa necesariamente más recortes. A partir de ahora tan sólo hay que mantener los incrementos de los precios y salarios por debajo de los aumentos que se produzcan en el resto de países de la zona euro. Ése es el precio de financiarse a los bajísimos tipos de interés de la moneda única. A más largo plazo, habría que ahondar en las reformas que mejoren la productividad, insiste el Banco supervisor.

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Sobre la firma

Antonio Maqueda
Periodista de la sección de Economía. Graduado en Periodismo en la Universidad de Navarra y máster por la Universidad de Cardiff, ha trabajado en medios como Cádiz Información, New Statesman, The Independent, elEconomista y Vozpópuli.

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