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Los viajes ‘low cost’ aterrizan en las carreteras

Compañías como Megabus y Flixbus ofrecen billetes de entre uno y cinco euros para conexiones en toda Europa

Un autobus de la compañía Flixbus.
Un autobus de la compañía Flixbus.Flixbus

A los líderes del transporte sobre ruedas, como Alsa, le están saliendo competidores que, por tamaño y ofertas, pueden representar una amenaza para su negocio. Compañías de autobuses como Megabus y Flixbus acaban de aterrizar en España y pugnan por convertirse en el Ryanair de la autopista. Ofrecen billetes de entre uno y cinco euros en conexiones entre Barcelona y otras ciudades europeas. Y aseguran que pronto incluirán en sus rutas otras ciudades españolas. A medida que el fenómeno se extiende, surgen también comparadores de precios y aplicaciones que incluyen todo tipo de servicios, con el objetivo de cabalgar esta segunda ola del viaje low cost.

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En esta reñida carrera por ofrecer los viajes más económicos en carretera, una de las primeras posiciones la ocupa una startup. Flixbus es una plataforma digital que surgió hace cuatro años en Alemania y que ofrece billetes a partir de un euro. Nació tras la liberalización del sector del transporte en ese país, cuando tres amigos crearon una web donde las empresas de transportes locales podían inscribirse para recibir asistencia tecnológica y una marca global, a cambio de un porcentaje sobre las ventas. Se trata de una plataforma activa en 18 países y con una peculiaridad: es la primera empresa del sector de los autocares que tiene entre sus empleados a más ingenieros que conductores.

Sus fundadores consideran que el viaje en autobús perdió atractivo y quieren que vuelva a ser "sexy". Por ello se inspiran en el sector de la economía colaborativa: "Así como Airbnb ofrece alojamiento en todo el mundo sin tener un piso, nosotros hacemos viajar a la gente sin poseer un autobús. Nos parecemos a una franquicia, pero somos un concepto nuevo", explica André Schwämmlein, uno de los fundadores de Flixbus. Desde abril esta firma opera con rutas desde Barcelona a Marsella, París y Génova, entre otras.

Si Flixbus es el Goliat del transporte low cost en las carreteras, Megabus es David. Esta empresa forma parte del grupo Stagecoach, el gigante británico del transporte que exhibe una amplia flota de autobuses propios de 80 plazas con baños a bordo, tomacorrientes, asientos reclinables y wifi gratis. Llegó en España hace dos años y, como Flixbus, ofrece billetes a partir de un euro, con un sistema de fijación de precios parecido al de las aerolíneas: el precio aumenta cuando se venden más localidades. Uno de sus puntos fuertes es la posibilidad de cargar tres maletas por viajero.

Marina Díaz, que trabaja para Busbud, una web canadiense que compara los precios de las compañías de autobuses, destaca como, en España, el flujo principal de los viajeros que abogan por los autobuses baratos proviene del extranjero. "De nuestros usuarios que compran billetes en España un cuarto son españoles, el resto son turistas de otros países como EE UU, Francia, Italia, Alemania, Canadá y Australia", señala.

En este mapa de autobuses a bajo precio Barcelona tiene una posición privilegiada. No es casual que, a día de hoy, solo existen conexiones desde la ciudad condal con Francia, Italia, Suiza, Bélgica y Alemania. Y es que, a diferencia de países como Alemania, Francia o Reino Unido, el negocio de los autobuses low cost acaba de aterrizar en España. Según un estudio realizado por el buscador internacional de autobuses CheckMyBus, el precio medio de los billetes ha subido con respecto a hace cinco años, convirtiendo a España en uno de los países de Europa donde viajar en autobús es más caro.

Una apuesta difícil

"La apuesta de los autobuses baratos es difícil de ganar", afirma con escepticismo Josep Francesc Valls, profesor de marketing de ESADE. A diferencia de los aviones, donde los precios eran tan elevados que la llegada de las compañías de bajo coste representó una verdadera revolución comercial, en las carreteras la situación es más ajustada y será más difícil encontrar el punto óptimo para obtener beneficios, asegura Valls.

Desde Flixbus, sin embargo, muestran optimismo. "Llegamos después, pero crecemos a un ritmo mayor de los demás porque tenemos un enfoque tecnológicamente superior", explican. Consideran que la liberalización del sector del transporte favorecerá a las compañías emergentes. Por esta razón apuestan por una campaña de marketing dirigida específicamente a los más jóvenes y con un mensaje ecologista: "La gente piensa que el autobús es un medio que contamina mucho, pero no es así. Es el que más respeta el medioambiente", sostiene uno de los fundadores del grupo.

Las aerolíneas no quieren quedarse atrás

A medida que el transporte sobre ruedas se hace más barato, ya sea por los autobuses low cost o por las empresas como Uber y Blablacar, las aerolíneas ensayan sus propios productos del sector. Es este, por ejemplo, el caso de Easyjet, que ha lanzado un servicio de pequeños autocares baratas para conectar a los aeropuertos de Londres, París y Génova con los centros urbanos. Se pueden reservar viajes a precios de entre dos y cuatro euros, de ida y vuelta, y sin haber tenido que viajar anteriormente con la propia aerolínea. Pese a que se trata de un servicio innovador, no faltan en las redes sociales quejas sobre su funcionamiento. Hay usuarios que lamentan cambios de horarios en los viajes sin previa comunicación o falta de disponibilidad por parte de los conductores para cumplir con las exigencias de los viajeros.

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