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La esencia de La Mancha

Una empresaria convierte una destilería en una firma que exporta a tres continentes

Raúl Limón
Francisca Muñoz, en su campo de lavanda en Ossa de Montiel (Albacete).
Francisca Muñoz, en su campo de lavanda en Ossa de Montiel (Albacete).Paco Puentes

Heredó una destilería artesanal de esencias en Ossa de Montiel (Albacete, 2.500 habitantes) y la ha convertido en una empresa exportadora, comercial y turística que factura 1,2 millones anuales, recibe 5.000 visitas y genera 12 puestos de trabajo fijos y decenas de temporales. Los artífices son Francisca Muñoz y su familia, que han decidido demostrar que desde un pequeño pueblo manchego también se puede crear empresa y riqueza. La ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, la ha distinguido con el Premio de Excelencia a la Innovación para Mujeres Rurales.

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Gabriel Muñoz Bascuñana, padre de Francisca, empezó hace medio siglo segando romero en los montes de la zona. El éxito le llevó a seguir con el tomillo, la mejorana, la santolina y otras plantas aromáticas. En 1999, los clientes empezaron a demandar esencia ecológica. Comenzó entonces una transformación de la finca y de la empresa familiar, que llevó a Francisca Muñoz a hacerse cargo de la gerencia de Peñarrubia del Alto Guadiana y del Hotel Galatea.

En pocos años han pasado a vender a Francia, Suiza, Austria, Holanda, Alemania y Estados Unidos. Japón se acaba de incorporar a su cartera de clientes con un pedido de 6.000 kilos de romero. Los usuarios utilizan los productos para gastronomía, farmacia, cosmética, medicina y herboristería. En la finca producen desde lavanda, espliego o manzanilla hasta ñoras o pimentón y derivados de la vid y el olivar en toneladas. Venden una larga lista de esencias de romero, jara, eucalipto, naranja, bergamota, menta piperita o lemongrass, por citar algunas. La clave de su éxito ha sido el negocio ecológico, que les ha abierto un hueco para conectar con una demanda muy selecta a la que se han enfrentado diversificando e integrando nuevos cultivos.

“El trabajo en familia es nuestra fortaleza”, afirma Muñoz junto a un almacén que desprende olores de farmacia medieval. Agradece los reconocimientos, como el citado del Ministerio de Agricultura o el Núñez de Prado que premia el cultivo ecológico, pero no les da importancia. Discreta y de sencillez castellana, esta empresaria cree que la clave es el trabajo y la naturaleza, a la que defiende desde la Fundación Savia, una entidad que impulsa el desarrollo social del mundo rural.

No satisfecha con las ventas de la producción, la familia abrió un proyecto de ecoturismo y de divulgación. No esconde su secreto. Al contrario, lo muestra y lo difunde como alternativa al cereal de secano predominante en la zona. “Una hectárea de lavanda supone una inversión de 2.700 euros, pero aporta producción durante 10 o 12 años”, explica en la propia planta, donde han abierto un centro de interpretación con talleres formativos sobre producción ecológica y una tienda que visitan cientos de personas, incluido el expresidente del Congreso y de Castilla La Mancha, José Bono.

Esencias y ecoturismo

Empresa. Peñarrubia del Alto Guadiana y Hotel Galatea. Ossa de Montiel (Albacete)

Empleos. 12 fijos y decenas de eventuales, según la cosecha. Para la recolección del pimiento emplea hasta 30 personas durante dos meses.

Facturación. 1.200.000 euros

Mercado. Exterior (Europa, América y Asia) e interior a través de su tienda y el hotel.

Actividad. Esencias, plantas aromáticas, pimentón, viveros, uvas, cereales y ecoturismo.

Trabas burocráticas

Junto al extraordinario paraje de las lagunas de Ruidera explota también el Hotel Galatea, donde se puede ver a Francisca atendiendo a los clientes. Se queja de que la administración no para de poner trabas burocráticas a su negocio. Una de ellas es, a su juicio, la decisión de la dirección provincial de Tráfico de Albacete de suprimir los indicativos hacia su localidad dentro de los itinerarios de las lagunas. Ha llegado a poner carteles efímeros como protesta y ha reclamado una y otra vez que Ossa de Montiel no desaparezca del mapa, pero aún no ha obtenido una respuesta satisfactoria. También cumple en su pequeño SPA (tratamientos con agua), de dimensiones casi domésticas, con una normativa sanitaria diseñada para instalaciones turísticas mucho mayores, con el consiguiente sobrecoste que supone.

Francisca Muñoz, fiel a su espíritu de emprendedora, es capaz de exportar toneladas de esencias y plantas aromáticas, recibir clientes en el hotel, participar en conferencias y hasta servir las mesas si algún trabajador falta. Defiende que su actividad contribuye a la mejora de las condiciones de vida de su entorno, asienta a la población en el entorno rural y genera empleo.

El mayor viñedo ecológico del mundo

La transformación en empresa ecológica de Peñarrubia del Alto Guadiana no es casual. Al convencimiento de su propietaria, Francisca Muñoz, se han unido cientos de agricultores de Castilla-La Mancha, que han visto en este mercado una salida. El producto estrella sigue siendo el vino, principalmente en Albacete, Ciudad Real y Cuenca, donde se concentra el 83% de las 47.904 hectáreas dedicadas a esta producción en la comunidad.

Solo esas tres provincias superan en extensión a las dedicadas al viñedo ecológico en Francia (40.449 hectáreas) y en Italia (36.900), según los datos del Ministerio de Agricultura.

A esta producción se suman unas 120.000 hectáreas dedicadas a otros productos ecológicos, desde cereales, leguminosas y cultivos industriales a los frutos secos.

Francisca Muñoz explica que el factor económico inicial es la creciente demanda, pero añade otras múltiples razones: el cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales o la contaminación del agua. Y añade otros beneficios colaterales. Este modelo de desarrollo supone una alternativa para evitar el despoblamiento rural, favorece la conservación de la flora y fauna y refuerza la identidad cultural.

Muñoz ha diseñado un proceso industrial para conseguir la esencia que responde en todas sus fases a criterios verdes. Sus fincas son ecológicas y utiliza los restos de plantas como combustible para generar calor en los depósitos donde el vapor de agua va lentamente extrayendo la esencia. Este gas pasa por un serpentín sumergido que enfría y licua el producto y lo vierte. Como el aceite no se mezcla con el agua, en el último paso se separa en vasos florentinos la esencia del resto de líquidos y queda listo para su envasado y distribución.

La empresaria afirma que con su actividad ha pasado de la militancia de las ideas a la de los hechos y defiende que su modelo de producción es hoy la mejor opción.

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Sobre la firma

Raúl Limón
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, máster en Periodismo Digital por la Universidad Autónoma de Madrid y con formación en EEUU, es redactor de la sección de Ciencia. Colabora en televisión, ha escrito dos libros (uno de ellos Premio Lorca) y fue distinguido con el galardón a la Difusión en la Era Digital.

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