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En La Meca también hay suelo andaluz

Polygroup, que participa en el proyecto del AVE en Arabia Saudí, facturó 6,5 millones en 2015

Antonio J. Mora
José Alberto Sancho, director de exportación de Polygroup.  
José Alberto Sancho, director de exportación de Polygroup.  Paco Puentes

Pocos viajeros sabrán que cada vez que bajan de un AVE están pisando suelo andaluz, aunque el sur no sea su destino. Pero por extraño que esto parezca, la razón es muy sencilla. El pavimento del 75% de estas estaciones de Renfe es fabricado y montado por la empresa sevillana Polygroup, que el año pasado facturó 6,5 millones de euros. Con 40 años de historia en el sector y presente en una treintena de países, la compañía ha dejado su impronta en proyectos como el del AVE La Meca-Medina. Y es que las cuatro estaciones del primer tren de alta velocidad del desierto también transportarán al viajero a la capital hispalense.

Conseguir este último contrato ha sido “todo un reto” para Polygroup, según su director de exportación, José Alberto Sancho. “Entrar en el mercado de Arabia es bastante complicado, se necesita tener mucha presencia a nivel de fabricantes”, apunta el responsable tras resaltar la importancia de hacer un buen estudio de mercado antes de lanzarse a la piscina. “Hace 10 años nos propusimos entrar en Marruecos y vimos que no era el momento. Hoy, tras el impulso tecnológico que está viviendo, este país se ha convertido en uno de nuestros objetivos”, agrega. Además de Marruecos, la empresa ultima su expansión a EE UU y Canadá así como a Francia, Alemania y Holanda. “Igual que al principio viajábamos para buscar proveedores, en 2000 salimos a vender. Hoy las exportaciones suponen el 55% de nuestra facturación”, explica. Polygroup trabaja ya en países como Panamá, Qatar, Nigeria o Singapur.

La compañía nació en 1975 como distribuidora de pavimentos de PVC para hospitales y oficinas. “A finales de los años 80 nos dimos cuenta de que el mercado comenzaba a demandar pavimento inteligente”, señala Sancho. Y dicho y hecho: la empresa comenzó a fabricar suelos técnicos elevados (que dejan una cámara entre el forjado y la baldosa para meter el cableado de datos, electricidad, fontanería…). “Al principio, usábamos una tecnología francesa bastante sencilla. A los pocos años, comenzamos a invertir en investigación”, recuerda Sancho. Tras mejorar la resistencia a la carga y al fuego, ahora están centrados en ser más verdes. “Buscamos trabajar con materiales que respeten el medio ambiente, que sean reciclados. Por ejemplo, el acero que utilizamos viene ya de un reciclado anterior”, asegura el director. Esta apuesta ha permitido a Polygroup trabajar en proyectos, como el de la sede de las consejerías del Gobierno de Extremadura en Mérida, que han conseguido la certificación LEED [un sello norteamericano que valida la sostenibilidad de cualquier inmueble]. “Estos edificios generan menor impacto medioambiental en su consumo de energía, de agua…”, explica Sancho antes de señalar que siempre adaptan el producto a las necesidades del cliente. “En el proyecto extremeño, el espacio entre la baldosa y el forjado es de 50 centímetros para que entrasen los conductos del aire acondicionado. O en el AVE a La Meca, por ejemplo, el suelo es de granito y de un tamaño más grande debido a las canalizaciones”, afirma el encargado, quien añade que desde 1999 la empresa también fabrica su propio pavimento de PVC y vinílico.

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Su expansión ha venido marcada siempre por el “espíritu conservador” que sus fundadores, José Luis Sancho y Francisco Rasero (padre y tío del actual director de exportaciones), mantuvieron e inculcaron a esta segunda generación. “Hemos preferido no meternos en proyectos que supusieran grandes riesgos”, reconoce Sancho. “Siempre hemos apostado por crecer con solidez”, se apresura a apuntar Racero en la fábrica que la empresa construyó en los noventa en Valencina de la Concepción (Sevilla). Esta filosofía también les ha permitido resistir los azotes de la crisis. “De las 10 empresas españolas que había en el sector, hoy solo quedamos tres. Desde 2008 y hasta el año pasado, las ventas en España cayeron un 50%. De no ser por las exportaciones quizás ya hubiéramos echado el cierre”, afirma. Pero la competencia no cesa. “Hoy tenemos que competir, por un lado, con los chinos, que ofrecen un producto más barato pero de mala calidad; y, por el otro, con los americanos y su alta cualificación en los grandes proyectos”, apunta.

El auge de los nuevos materiales

Tener buena ventilación, estar construido con materiales del entorno, contar con un sistema de reutilización de aguas grises, conseguir un ahorro energético de, al menos, el 8%... Estas son algunas de las exigencias que deben cumplir aquellos edificios que quieran obtener la certificación LEED (Líder en Eficiencia Energética y Diseño Sostenible), un título internacional que reconoce su sostenibilidad. El primer inmueble en conseguirlo en España lo hizo hace 12 años y en este periodo la lista ha engordado hasta los 276, entre proyectos ya certificados y los que están en proceso. “Muchos de estos edificios han sido rehabilitados para grandes empresas como Google, Starbucks o Zara, que entre sus políticas están la de instalarse solo en espacios que cuenten con este reconocimiento”, explica Manuel Macías, uno de los fundadores de la asociación Green Building Council España.

Tal y como apunta el responsable, las empresas privadas llevan las riendas de este espíritu verde frente a unas Administraciones que comienzan a concienciarse. “Hay muy pocos edificios públicos que lo tengan, pero parece que esto empieza a cambiar. En el pliego de condiciones de los últimos cuatro o cinco hospitales proyectados en España, se recoge que el proyecto debe cumplir con estas exigencias”, afirma. “En EE UU hay más de 40.000 edificios que cuentan con este sello. Eso son palabras mayores. Pero si comparamos a España con el resto de Europa, tenemos una buena posición”, apunta Macías, quien señala que estas condiciones sí se están teniendo en cuenta para las nuevas construcciones.

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Sobre la firma

Antonio J. Mora
Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue redactor en la delegación en Andalucía durante más de seis años y, actualmente, es portadista web. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de periodismo de EL PAÍS, también trabajó en Diario Sur e Infolocalia. En 2009, ganó el premio nacional Alma de Periodista.

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