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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Petróleo barato para rato

El equilibrio en el mercado del crudo no parece que vaya a llegar antes de 2017

Santiago Carbó Valverde

Aunque las previsiones de crecimiento económico para España en 2016 se han rebajado alguna que otra décima, algunos de los vientos que impulsan a la economía siguen soplando. El petróleo es uno. Hay una agitación internacional sobre la evolución de los precios del crudo pero los intentos por elevarlos están siendo infructuosos.

A pesar de que hay ganadores y perdedores, el petróleo barato sigue siendo un importante shockpositivo de oferta —de los que se enseñan en la introducción a la Economía en las universidades— para países como España. Si se abarata un factor productivo, se estimula la actividad económica. Ayer, los precios industriales correspondientes al mes de marzo volvieron a registrar una variación interanual negativa del -5,4%, fundamentalmente por los precios de la energía.

Parece que habrá petróleo barato para rato. Las reuniones entre grandes productores en Doha a mediados de mes fueron un fiasco. El propósito era reducir la producción para impulsar los precios. Y ahora parece más posible que el stock de crudo aumente que lo contrario porque la cita acabó como el rosario de la aurora, apuntando hacia una nueva guerra de precios.

A estas reuniones ya no acuden sólo los miembros del cartel de la OPEP, sino también otros exportadores afectados como Rusia. Pero los intereses no son sólo empresariales. Así, cuando algún país requirió incluir a Irán en los acuerdos, las conversaciones se rompieron. Hay mucho orgullo y mucho farol de por medio. Todos los productores están pasando por un mal momento pero muchos de ellos creen tener cuerda para aguantar y esperan que otros se ahoguen en el impasse. Sin embargo, hasta los más poderosos, como Arabia Saudí, tienen que tomar medidas hasta ahora inéditas para financiar los crecientes déficit fiscales que esta situación genera y están recibiendo préstamos y realizando grandes emisiones de deuda.

Cabe esperar también que la situación se prolongue porque, como informaba ayer este diario, los grandes inversores y fondos soberanos le están dando la espalda a este mercado. Entre los ganadores, EE UU, que con el fracking ha avanzado hacia la suficiencia energética. Eso sí, la burbuja de la fractura hidráulica ha hecho que algunas de esas compañías entren en quiebra a causa de su deuda.

En todo caso, la expectativa general es que el equilibrio en el mercado del crudo debe alcanzarse con un precio algo mayor que el actual. A pesar del impulso de alternativas limpias, los coches seguirán aún funcionando con gasolina y diésel mucho tiempo.

El problema es que ese equilibrio con un precio más elevado no parece que vaya a llegar antes de bien entrado 2017. Esto supone más viento de cola para los grandes importadores, como España, que experimenta por tanto, el mencionado shock positivo de oferta. Pero también implica más agitación geopolítica y un creciente nerviosismo financiero, al tener que replantear inversiones en un entorno en el que los bajos tipos de interés no dejan ver claramente cuáles son las opciones más ventajosas.

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