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Respaldo del capital al sector

Los fondos comienzan a perder al miedo que castigó a las firmas de biotecnología frente a otros proyectos

Lluís Pellicer
Laboratorio de Oryzon en Cornellá de Llobregat (Barcelona).
Laboratorio de Oryzon en Cornellá de Llobregat (Barcelona). M. MINOCRI

Las biotecnológicas han pasado años a la sombra de otras compañías del sector tecnológico. Start-ups dedicadas a las finanzas móviles y al comercio electrónico, por ejemplo, han protagonizado voluminosas rondas de financiación. En el sector biotech, quienes han logrado ir quemando etapas hasta lanzar su producto al mercado explican los portazos que han recibido de inversores que no estaban dispuestos a arriesgarse en proyectos a largo plazo que tal vez quedarían invalidados en alguna fase experimental.

Además, las cuentas de una biotecnológica no son como las de cualquier otra empresa. “Hay que entender que es un modelo de negocio completamente distinto al resto y que al final del periodo nuestras compañías pueden tener un nivel de crecimiento importante”, explica Carlos Buesa, de Oryzon. “No se pueden leer igual las cuentas. Si los fármacos que investiga funcionan, esta pasa a tener un gran valor. Se necesita mucha inversión, los procesos son muy regulados y pueden pasar entre 7 y 12 años hasta que el producto llegue al mercado”, sostiene Sara Se­call, directora de inversiones de Inveready.

Esa circunstancia implica que el sector se nutra sobre todo de vehículos de inversión muy especializados. En España, los más activos son los fondos de capital riesgo para el sector de Ysios Capital, Caixa Capital Risc, Axis, Inveready, CRB Inverbio y Suanfarma, entre otros. En los últimos meses, estos instrumentos han ido anunciando rondas de financiación a empresas del sector. Una de las que han accedido a ese capital ha sido Stat-Diagnostica. La firma cerró a principios de año su tercera ronda de financiación por 25 millones de euros. La empresa empezó su actividad en 2010. “Una hoja en blanco”, recuerda Jordi Carrera, cofundador de la sociedad. Lo hizo en un despacho de 50 metros cuadrados del Parc Científic de Barcelona. Hoy cuentan con un amplio espacio con laboratorio y piensan ampliar su plantilla. El año que viene tienen planeado ya lanzar al mercado su sistema de diagnóstico inmediato DiagCORE, después de haber conseguido financiación en una operación liderada por el fondo holandés Gilde Healthcare y en la que han participado las firmas francesas Kurma Partners e Idinvest Partners, la alemana Boehringer Ingelheim y las españolas Caixa Capital Risc, Ysios y Axis.

Más financiación

En el último año han logrado financiación, según fuentes del sector, Sanifit (36,6 millones), Minoryx (21,75 millones), Aelix Therapeutics (11,5 millones), AlbaJuna Therapeutics (3,75 millones) o Inbiomotion (2,2 millones). “Hay más financiación que proyectos”, afirma Josep Lluís Sanfeliu, socio fundador de Ysios Capital. Este fondo de inversión no solo se dedica al mercado español. Por ejemplo, Ysios participó en la empresa holandesa AM-Pharma y vendió más tarde parte de sus acciones a la multinacional Pfizer dentro de una operación que en su conjunto se valoró en hasta 600 millones de dólares (530 millones de euros).

La internacionalización del fondo ha sido un elemento clave para la llegada de inversión a España. “No solo se ha producido una madurez de las empresas, sino también de los fondos internacionales. El inversor quiere un socio de confianza que sea su prescriptor en España, de modo que se genera un ecosistema de fondos nacionales que atraen a extranjeros”, asegura Ion Arocena, presidente de Asebio.

Estos fondos suelen entrar, sin embargo, cuando ya hay elementos sobre la mesa que hacen pensar en que la empresa puede tener éxito en sus hallazgos. “Que entremos en una compañía antes o después no cambia el nivel de riesgo. En este sector, este es altísimo. En nuestro caso, para un fármaco solemos pedir que haya habido pruebas con animales, aunque eso no garantiza que luego funcione con humanos. Y además hay también el riesgo regulatorio: el medicamento puede o no ser aprobado”, asegura Josep Lluís Sanfeliu, de Ysios.

No obstante, la puesta en marcha también requiere de financiación. Ahí es donde los expertos reivindican el papel de las Administraciones y la filantropía. “Tenemos un sistema financiero de innovación que no está dimensionado para el desarrollo de la empresa. En los últimos años, el ICO y el CDTI han ido creando instrumentos, pero hay que ir más rápido para poder ser líderes: el que llega antes tiene ventajas, y España tiene problemas para ejercer ese liderazgo”, afirma Garmendia.

De hecho, según Asebio, la financiación del CDTI a proyectos de I+D relacionados con la biotecnología financiados por el CDTI cayó el 70% entre 2010 y 2014 (de 143 proyectos con 123,7 millones a 44 por importe de 38,6 millones). Ese hueco también lo están cubriendo ahora business angels y entidades como Caixa Capital Risc, con varios vehículos para financiar diversas etapas de la vida de las empresas.

Si hay financiación también se debe a que cada vez hay más interesados en participar en estos fondos de inversión, que han demostrado dar altas rentabilidades a largo plazo. Eso no ocurrió en esta magnitud durante la época de bonanza y la recesión. La otra posibilidad de muchas empresas fue el Mercado Alternativo Bursátil (MAB).

El furor inicial se frenó en seco con el escándalo de Gowex, que perjudicó a las empresas que cotizan en ese mercado. “Al margen de ese capítulo, en general esa estrategia ha ido bien. Las empresas han entrado en una fase razonable y algunas, como Neuron Bio o AB-Biotics, han ido realizando ampliaciones de capital”, recuerda Ion Arocena, presidente de Asebio.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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