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España registró el segundo mayor déficit de la Unión Europea

Solo Grecia, con un desfase presupuestario del 7,2%, cerró el año pasado con unos números rojos superiores a España. Solo tres países de la UE registraron superávit

J. S. G.
El comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici.
El comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici.EFE

Eurostat, la oficina estadística europea, certificó ayer que España registró un déficit público equivalente al 5% del PIB en 2015, sin contar con las aportaciones al sector financiero. Solo Grecia, con un desfase presupuestario del 7,2% del PIB, cerró el año pasado con unos números rojos mayores. Solo tres países de entre los Veintiocho registraron superávit: Luxemburgo (1,2%), Alemania (0,7%) y Estonia (0,4%). La presión fiscal de España se redujo, en año electoral, al 38,2% del PIB, ocho puntos inferior al de la eurozona (46,6%).

La diferencia entre los gastos y los ingresos públicos en España durante 2015 fue de 54.965 millones (5,1% con ayudas financieras). Y la deuda pública supera el billón de euros (un 99,2% del PIB). Estos indicadores, que sirven para valorar el desempeño futuro de un país, sitúan a España entre los estados con más desequilibrios presupuestarios de la Unión Europea (UE). Solo Grecia, que aún está digiriendo el tercer rescate, presenta peores registros que España. El país heleno acumula una deuda equivalente al 176,9% de la riqueza que genera y el año pasado cerró con unos números rojos del 7,2%. Es de lejos, el país con más dificultades presupuestarias del conjunto de la Unión.

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Entre los países con problemas también figura Portugal, cuya deuda se eleva hasta el 129% del PIB. Francia, uno de los colosos europeos, tampoco figura entre los alumnos aventajados. El año pasado registró un déficit del 3,5% y su deuda representa ya el 95,8% de su riqueza anual. Italia ha conseguido reducir el déficit al 2,6% pero su deuda sigue al alza y representa ya el 132,7% del PIB.

Todos países están lejos de las cifras presupuestarias de la media de la Unión. El déficit público de los Veintiocho fue el año pasado del 2,4%, seis décimas menos que el año anterior. En los países de la moneda común la diferencia entre gastos e ingresos públicos fue del 2,1% y la deuda representa el 90,7% del PIB.

Solo tres países de entre los veintiocho de la UE cerraron el año pasado con superávit presupuestario: Luxemburgo (1,2%), Alemania (0,7%) y Estonia (0,4%). Suecia registró equilibrio presupuestario (0%). A estos países van dirigidos los mensajes que lanzan las principales instituciones internacionales, BCE, FMI y OCDE, cuando recomiendan acompañar con políticas fiscales expansivas los esfuerzos en política monetaria para rescatar a Europa de la atonía en que está encallada.

Baja la presión fiscal

Las consecuencias del elevado déficit de España hay que buscarlas en el bajo nivel de ingresos respecto a la media europea. La presión fiscal española, medida como porcentaje de los ingresos sobre el PIB, bajó el año pasado cuatro décimas hasta el 38,2%, ocho puntos menos que la media de la eurozona (46,6%). España también gasta menos que la media.

Las administraciones públicas españolas gastaron el equivalente al 43,3% del PIB, frente a la media del 48,6% de los países de la moneda común. Los expertos han alertado en repetidas ocasiones que los ingresos son tan bajos por la escasa capacidad de los impuestos indirectos (IVA, especiales) y por el elevado fraude fiscal.

Diferencias en los ingresos y gastos públicos

Finlandia y Francia son los países con más gasto público, con un 58,3% y un 56,8% del PIB respectivamente. Lituania e Irlanda son, por el contrario, los que menos gastan: 35,1% de su PIB cada uno. Las diferencias son enormes, de más de 25 puntos de PIB.

Entre los que más ingresan destacan los países nórdicos que de esta forma se pueden permitir un mejor estado de bienestar. Finlandia destina un 55,5% de su PIB a gastos públicos; Noruega, un 54,2%, y Dinamarca, un 53,6%. Irlanda (32,8%) es el que tiene menos presión fiscal.

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Sobre la firma

J. S. G.
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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