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Italia busca agrupar sus 363 cooperativas financieras

El Gobierno de Renzi quiere crear un gran grupo bancario con la integración de estas entidades

El primer ministro italiano Matteo Renzi
El primer ministro italiano Matteo Renzi THIERRY CHARLIER (AFP)

Italia estudia como solventar el problema de solvencia de las cooperativas de crédito, entidades financieras de carácter local o regional que arrastran las secuelas de la crisis financiera. El plan del Ejecutivo socialdemócrata de Matteo Renzi es que estas entidades financieras entren a formar parte de un gran grupo bancario cooperativo, con suficiente músculo financiero para controlar la actividad de los pequeños socios. El germen de este proyecto podría alumbrar uno de los tres grupos financieros más importantes de Italia.

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El Gobierno italiano de Matteo Renzi quiere dar solución al problema de las cooperativas, entidades bancarias de pequeña dimensión que sustentan especialmente las economías locales y que afrontan importantes problemas financieros. En concreto, alrededor de 100 de las 363 cooperativas que hay en Italia tienen problemas de solvencia, según el diario Corriere della Sera. Además, han quedado anticuadas y tanto su dimensión como su forma de trabajo no se adaptan a los tiempos ni a los criterios de la Unión Europea.

La reforma que ha planteado el equipo de Renzi plantea que las cooperativas entren a formar parte de un gran grupo bancario cooperativo dirigido por una sociedad anónima, que tendrá un capital de más de mil millones de euros y activos con un valor de alrededor de 20.000 millones de euros. Este holding, que supervisará y coordinará la actividad de sus socios pequeños, se podría convertir en uno de los tres grupos bancarios más fuertes de Italia.

Las cooperativas estarán obligadas a formar parte de este grupo y, en caso de que no quieran hacerlo, su destino es la desaparición. Si no se adhieren, tendrán que dejar de operar. Solo podrían escapar de este conglomerado financiero aquellas que tengan reservas de más de 200 millones de euros (serían diez en toda Italia, como máximo) pero, en cualquier caso, deberán cambiar su forma jurídica y constituirse como sociedad anónima. La Banca de Italia se ha posicionado a favor de la reforma en términos generales pero ha advertido que es necesario modificar el punto que obliga a las cooperativas a aglutinarse o desaparecer y debería ofrecer más opciones.

Esta obligación es uno de los apartados que más recelo causa entre los pequeños empresarios y los expertos. La profesora de Derecho Bancario de la Universidad Luiss Mirella Pellegrini habla de una imposición "de modo violento". Entiende que abordar la situación de las cooperativas es "necesario" pero requiere considerar que habrá "consecuencias en todo el sistema bancario".

"El objetivo es correcto. Es necesaria una agregación porque Europa impone la gran dimensión y que las bancas pequeñas se muevan hacia modelos agregados", recalca. Aunque, eso sí, el proyecto conlleva también efectos negativos. Uno de los principales riesgos será que Italia contará con un tercer gran grupo bancario que tendrá que competir con los dos "gigantes" italianos, Intesa Sanpaolo y Unicredit. "Podríamos entrar en un camino peligroso. Podría haber riesgo de inestabilidad financiera. La idea de crear un tercer grupo así de grande me asusta: por la dimensión, las características y porque tendrá que competir con otros grupos altamente competitivos", alerta Pellegrini.

Bancos regionales

Pero los posibles peligros no terminan ahí. Además, estaría en riesgo la labor de las cooperativas respecto a las economías locales. Las cooperativas han mantenido con vida a las pymes durante los años de crisis, concediéndoles financiación. Este es el verdadero motivo de la existencia de las cooperativas, que se caracterizan, recuerda la profesora, por su "apoyo al territorio". Con esta reforma, "dejarán de ser bancas al servicio de las economías locales y se convertirán en bancas al servicio de un gran grupo bancario".

Sobre la mesa, la contradicción de que la Unión Europea quiera favorecer la actividades de las pequeñas y medianas empresas pero, al mismo tiempo, promueva modelos que ponen en riesgo su financiación.

El Gobierno aprobó el decreto ley el pasado 10 de febrero y la aprobación definitiva está prevista a los 60 días de la fecha, aunque todavía podría haber modificaciones. Aún está la puerta abierta para que la reforma aclare cómo un gran holding podrá combinar los intereses del grupo sin perjudicar a los intereses de una pequeña cooperativa y de la economía local a la que sirve.

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