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Brett Begemann / Presidente de Monsanto

“La agricultura puede mitigar el cambio climático”

Pablo Guimón
Brett Begemann, presidente de Monsanto
Brett Begemann, presidente de MonsantoLIONEL DERIMAIS

Pocas empresas generan tanto rechazo en la opinión pública como Monsanto, la más visible de las agroquímicas y la mayor compañía de semillas del mundo. La centenaria multinacional estadounidense es el blanco preferido por los detractores de los alimentos genéticamente modificados. Brett Begemann, presidente y director de operaciones, está dispuesto a corregir esa imagen de Monsanto y reivindica el papel de su compañía en el reto de alimentar a una población creciente. Hijo de granjeros de Misuri, Begemann participó esta semana en un foro sobre la sostenibilidad organizado por The Economist en Londres. Allí defendió la importancia de la agricultura para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible del planeta.

Pregunta. Defiende usted que la agricultura, responsable del 13% de las emisiones globales de efecto invernadero, está en una posición privilegiada para ser una solución al cambio climático.

Respuesta. Monsanto asumió un compromiso de ser neutral en carbono para 2021. Para ello, reducimos nuestra huella ambiental y trabajamos con los granjeros para mitigar su impacto, con cultivos neutrales e incluso negativos en carbono, que capturan más carbono del que producen. Cada vez que un granjero remueve la tierra libera carbono. De modo que, utilizando sistemas de labranza mínima, se libera menos. La clave es cuánta productividad podemos sacar de un pedazo de tierra, dada la cantidad de lluvia y los recursos. Las plantas crecen tomando CO2 del aire. Así que, a mayor productividad, más carbono quitan del aire. La agricultura puede mitigar el cambio climático. Podemos convertirla en parte de la solución en lugar de que sea vista como parte del problema.

P. Los críticos dirán que su compromiso con el planeta no casa con la comercialización de su producto estrella, Roundup, el herbicida más utilizado en el mundo, que ha sido calificado de “probablemente carcinógeno” por el grupo de investigación sobre cáncer de la OMS, el IARC, y cuyo uso combaten organizaciones ecologistas como Greenpeace.

“Trabajamos con cultivos que capturan más carbono con una  labranza mínima”

R. Roundup es un producto con 40 años de vida que ha cambiado la manera en que trabajan los granjeros. Reguladores de todo el mundo han llegado a la conclusión de que puede usarse segura y eficazmente y que no es cancerígeno. Roundup permite hacer menos labranza, de modo que es clave para lograr una agricultura neutral en carbono.

P. En 2011 Monsanto fue votada la compañía más malvada en una encuesta en Internet. En 2013 hubo manifestaciones contra su compañía en 436 ciudades. ¿A qué atribuye esa mala imagen?

R. En los últimos años hemos visto a los consumidores interesarse mucho más por la comida. Cómo se produce, dónde se produce, las herramientas que usan los granjeros. Eso es positivo. He estado en la agricultura toda mi vida, y durante años no comprendí por qué los consumidores no estaban interesados en ella. Nos hemos incorporado tarde a la conversación, pero aquí estamos. Hay muchos intereses comunes, pero siento que a veces estamos en las cimas de las montañas gritándonos los unos a los otros. Todos queremos un planeta sostenible, todos queremos seguridad alimentaria para todo el mundo. Trabajemos en ello juntos.

P. La población global crece y va a hacer falta más comida. ¿Es necesario transformar la agricultura?

“Es positivo que los consumidores se interesen por saber qué comen”

R. La población mundial en 2050 será de 9.000 o 9.500 millones. Eso implica aumentar al menos un 60% la producción de alimentos. Y lo tenemos que hacer en la misma extensión de tierra que usamos hoy, y con la misma cantidad de agua. Porque la agricultura ya utiliza el 70% de agua fresca del mundo, y no vamos a tener más. ¿Cómo conseguimos eso? Tenemos que proporcionar herramientas a los granjeros para ayudarles a aumentar la productividad. Mire, por ejemplo, los alimentos desechados. Si eres un granjero en África y la mitad de tu cosecha la destruyen los insectos, tienes un 50% de comida desperdiciada antes de empezar.

P. ¿A esos granjeros no les iría mejor si pudieran ser autosuficientes con esas semillas y no tuvieran que comprarlas cada año porque están patentadas?

R. A veces hay confusión con ese tema. Cuando un granjero usa semillas híbridas, agronómicamente no debería guardar esa semilla para la siguiente cosecha, porque el híbrido que utiliza incrementa el rendimiento, pero no se reproduce en la semilla que genera la planta. También hay una propiedad intelectual. Pedimos al granjero que compre las semillas cada año por una razón agronómica, pero también por protección de la propiedad intelectual.

P. La ciencia de datos es ahora una de sus prioridades.

R. Es una nuevo campo de la ciencia y nosotros lo aplicamos a la agricultura. Un granjero toma 40 decisiones al año con cada cultivo. Se trata de sistematizar toda la información que puede tener y aplicarla a las decisiones que toma a lo largo de la temporada para mejorar cada una de esas decisiones.

P. El 75% de los estadounidenses están preocupados por la presencia de organismos genéticamente modificados en la comida. ¿Qué les diría?

R. Los productos de biotecnología han sido ampliamente utilizados en EE UU durante 20 años. Lo que le digo a los consumidores es que los productos son seguros. El consenso científico es claro. Los consumidores piden mas información, lo cual es muy razonable.

P. ¿Por qué luchan, entonces, contra el etiquetado?

R. Nosotros defendemos el etiquetado de los productos genéticamente modificados. Pero proponemos que sea un etiquetado voluntario. Si lo hacemos obligatorio ponemos una carga de coste en todo el suministro de alimentos. Estudios que hemos hecho con la universidad de Cornell y con otras sitúan ese coste en mil dólares al año para una familia de cuatro. Ese sería el incremento de coste del etiquetado obligatorio frente al voluntario. Estamos por el etiquetado. Las compañías alimentarias trabajan en códigos QR que se puedan escanear con el móvil. Cabe mas información ahí que en todo el paquete.

P. Pero eso excluiría a aquellos que no manejan un smartphone.

R. Es interesante, porque dicen que no todo el mundo tiene un smartphone. Pero en EE UU la inmensa mayoría de consumidores de hecho sí lo tiene.

P. ¿Cómo le gustaría que la gente viera a Monsanto?

R. Somos 20.000 personas en todo el mundo entusiasmadas con ayudar a los granjeros a mejorar la productividad de manera sostenible. Esas personas son madres, padres, abuelos como yo mismo. Compramos comida en las mismas tiendas que los demás. Tenemos algunos de los mejores científicos del mundo. Abordamos asuntos importantes: la sostenibilidad del planeta y un abastecimiento sostenible de comida para todos.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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