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La cúpula de Volkswagen trató de mantener en secreto el fraude

Dos semanas antes de que fuera hecho público el escándalo de las emisiones, el exjefe de Volkswagen informó a la dirección en una reunión

Control en un coche Volskwagen.
Control en un coche Volskwagen. John Stillwell

El futuro del actual consejero delegado de Volkswagen, Matthias Müller, y el del actual presidente del Consejo de supervisión del grupo, Hans Dieter Pötsch, quedaron seriamente en entredicho a causa de sendas investigaciones periodísticas, que señalaron que la junta directiva de la empresa alemana habría intentado mantener en secreto el escándalo de las emisiones tóxicas con la esperanza de llegar a un arreglo amistoso con la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA).

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El domingo pasado, el periódico Bild am Sonntag reveló que Müller y Pötsch estaban al corriente del escándalo dos semanas antes de que este fuera hecho público por la EPA. Según este medio, el 8 de septiembre de 2015, el exconsejero delegado de Volkswagen, Martin Winterkorn, había informado al conjunto del directorio de las manipulaciones, además de revelar que el grupo había admitido la existencia de un software fraudulento ante las autoridades medioambientales estadounidenses. Tanto Müller, en su calidad de máximo jefe de Porsche, como Pötsch, responsable financiero del grupo, eran entonces miembros de la Junta directiva del fabricante alemán.

Este lunes, el periódico Süddeutsche Zeitung y las estaciones públicas de televisión NDR y WDR, revelaron que durante ese encuentro el gremio supervisor había decidido mantener en secreto la dimensión del escándalo, con la esperanza de llegar a un acuerdo amistoso y secreto con la EPA, mediante el pago de una multa manejable.

Los detalles del encuentro forman parte de una extensa documentación elaborada por un grupo de abogados que tiene la misión de defender a Volkswagen de una querella interpuesta por un grupo de accionistas ante una corte de Braunschweig (Alemania). Los demandantes acusan al grupo de haber escondido información relevante, que causo pérdidas importantes cuando el escándalo se hizo público y las acciones del grupo perdieron más de un 50% de su valor.

En el documento, los abogados intentan exonerar a la dirección del grupo de todo tipo de responsabilidades, pero también revelan algunas indiscreciones. Por ejemplo, hacen referencia a los informes que los ejecutivos recibían por parte de los empleados en Estados Unidos. "Los ejecutivos de Volkswagen en América tenían la impresión, después de una seria de consultas con la EPA, que el problema de las emisiones no se haría público y que las negociaciones continuarían", escriben los juristas en el documento en poder de la Corte de Braunschweig.

En septiembre de 2015, las discusiones entre Volkswagen América y las autoridades estadounidenses ya tenían más de un año de antigüedad y durante todo este tiempo la firma no había podido explicar de manera convincente, ni tampoco corregir el problema. "Cuando la EPA dio a conocer el problema al público, tomó por sorpresa a la dirección de Volkswagen", añade el documento.

En su intento de exonerar a los máximos ejecutivos del grupo, los abogados señalan que el engaño fue causado por unos ingenieros presionados por la necesidad de ahorrar tiempo y dinero. "Ante la imposibilidad de cumplir con las nuevas normativas medioambientales y con los objetivos de venta, se llegó a la utilización del software", escriben los juristas

Hace una semana, informaciones periodísticas dejaron al desnudo que la oficina de Martin Winterkorn había recibido en marzo de 2014 un informe donde se describían los problemas de las emisiones de coches con motor diésel en EE UU, aunque no quedó claro si el ejecutivo lo leyó o no.

Pero los abogados de Volkswagen niegan que la cúpula de la firma estuviera al tanto del problema desde 2014. "La decisión de modificar el software de los motores fue tomada más bien por dirigentes de rango medio. La junta directiva de Volkswagen no supo nada sobre la programación de modificaciones no autorizadas, ni sobre su posterior aplicación en los motores diésel afectados. Solo se enteraron del tema en verano de 2015", afirman.

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