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Los bancos centrales alertan del impacto de la tensión financiera

El Banco de Pagos Internacionales ve "un punto de inflexión" en la liquidez mundial que "anticipa debilidad económica"

Alejandro Bolaños
Jaime Caruana, presidente del Banco de Pagos.
Jaime Caruana, presidente del Banco de Pagos.Qilai Shen (Bloomberg)
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El último informe del Banco de Pagos Internacionales (BPI) es un rosario de advertencias. La entidad, con base en Basilea (Suiza) y presidida por el español Jaime Caruana, constata que el crédito financiero transfronterizo descendió en el tercer trimestre de 2015 y que las amortizaciones de títulos de deuda sumaron más que las emisiones en los últimos meses del año pasado, lo que llevó al mayor retroceso de estos títulos de deuda internacionales en tres años. "Esta evolución es significativa porque podría marcar un punto de inflexión en la liquidez mundial", señala el informe trimestral del BPI publicado este domingo. Más aún, este aumento de la tensión financiera, alerta el coordinador de los principales bancos centrales, "ha anticipado con frecuencia más debilidad en la actividad económica".

El informe del también conocido como Banco de Basilea encaja con los últimos pronósticos de los organismos internacionales, más pesimistas sobre el futuro más próximo de la economía mundial. Pero tiene el valor añadido de analizar la evolución de las variables financieras, que fueron determinantes en el estallido de la Gran Recesión (2008-2009) y en la crisis de deuda europea (2011-2012), episodios ambos que pasaron una grave factura económica y se tradujeron en millones de desempleados. Su conclusión es que el espejismo de los mercados financieros (sin apenas volatilidad y con valoraciones al alza gracias a las enormes inyecciones de liquidez de los bancos centrales en los últimos años) se ha quebrado. Y que eso suele traer consecuencias al resto de la actividad económica.

"La tensión entre la tranquilidad de los mercados y las vulnerabilidades económicas subyacentes tenía que resolverse en algún momento y podría haber comenzado a hacerlo en el último trimestre de 2015", advierte Claudio Borio, economista jefe del Banco de Pagos Internacionales. El ente coordinador de los bancos centrales repasa como la tensión financiera se ha transmitido en los últimos meses, enlazando un capítulo tras otro: la brusca corrección de las Bolsas chinas y la salida de capital del gigante asiático por las dudas sobre la gestión política de unas expectativas de crecimiento más moderadas; el impacto en la cotización de las empresas energéticas del desplome del precio del petróleo; las dificultades crecientes para grandes empresas de países emergentes con deudas contraídas en un dólar cada vez más fuerte respecto a la moneda local; el castigo a la banca europea y japonesa por las dificultades para operar en un entorno de intereses muy bajos.

La consecuencia de esa tensión creciente ha sido el peor arranque de las Bolsas que se recuerda, la retirada de la liquidez internacional que inundaba los mercados hasta ahora y el refugio en los activos más seguros. Según recoge el estudio, el "universo de títulos de deuda pública que ofrecen intereses negativos se expandió de los 4 billones de dólares a más de 6,5 billones en unos días" en el inicio de 2016. Una evolución que el coordinador de bancos centrales relaciona con las últimas políticas de estímulo monetario -el Banco de Japón situó en el -0,1% el tipo de interés de referencia, el BCE penaliza a la banca que aparca liquidez en sus cuenta con un -0,3% a los depósitos-, pero también con la aversión al riesgo.

China y la banca occidental

Otros indicadores financieros llaman la atención del BPI: la volatilidad de las inversiones ha repuntado de forma intensa, el sobrecoste de las emisiones de deuda corporativa que el mercado percibe como más arriesgadas también ha aumentado, mientras que en la deuda pública de referencia (EE UU, Alemania) la diferencia entre los intereses a plazos más cortos y más largos se aplana. "Todo esto suele anunciar un debilitamiento de la actividad económica", alerta.

La restricción de liquidez transfronteriza -el BPI monitoriza como evoluciona el préstamo y otros activos de la banca fuera de sus fronteras locales y las emisiones de bonos y otros instrumentos de deuda fuera del mercado local del emisor- tienen un claro sesgo territorial (China) y sectorial (la banca occidental) en los últimos meses. De los 157.000 millones de dólares en los que se redujeron los activos transfronterizos de la banca en el tercer trimestre (hasta situarse en los 27 billones de dólares), 119.000 corresponden a una disminución del valor de los activos internacionales (préstamo interbancario, esencialmente) declarados en China. En el caso de las emisiones de títulos de deuda, que haya bajado el volumen en circulación (en 47.000 millones de dólares) se debe, sobre todo, a que la banca de países avanzados redujo su posición de deuda en 110.000 millones de dólares.

"Si persisten estas condiciones de liquidez mundial más restrictivas, podrían incrementarse los riesgos para la estabilidad en determinados países, sobre todo en aquellos donde otros indicadores ya apuntan a una intensificación del riesgo de tensión financiera", señala el Banco de Pagos. China, otras economías asiáticas (Filipinas, Hong Kong, Indonesia, Singapur...), Turquía y Canadá, donde la expansión del crédito en los últimos años ha sido muy superior a lo que era habitual, y Brasil, donde la carga de intereses de la deuda también se desvía sobre los parámetros habituales son los países señalados por el BPI. En ellos, la probabilidad de "problemas bancarios serios en los próximos tres años" es mayor.

Los técnicos del Banco de Pagos, habitualmente más escépticos sobre el uso extraordinario de la política monetaria que los rectores de la Reserva Federal estadounidense, el Banco de Japón o el Banco Central Europeo, concluyen que la retirada de liquidez tiene mucho que ver "con la percepción creciente en los mercados financieros de que los bancos centrales se están quedando sin opciones" para sostener sus estímulos. "Y de trasfondo, el crecimiento económico sigue siendo decepcionante y la inflación obstinadamente por debajo de los objetivos", añade. "Aparentemente, los mercados están cada vez más inseguros del sostén que ha estado impulsando el valor de los activos en los últimos años", dice el informe sobre la pérdida de eficacia de los estímulos monetarios, no sin recordar que otras políticas económicas (el BPI suele incidir aquí más en las reformas estructurales que en una expansión fiscal) "no han tomado el testigo".

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