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Las horas extras no pagadas llegan al máximo desde el inicio de la crisis

Hay tanto trabajo extraordinario sin cobrar como en 2008, cuando había dos millones de asalariados más

Manuel V. Gómez
Un obrero trabaja en la construcción de una vivienda.
Un obrero trabaja en la construcción de una vivienda.EFE
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Las horas extraordinarias no cobradas por los trabajadores alcanzaron el año pasado su máximo desde 2008, cuando estalló la crisis. Cada semana de 2015 se trabajaron una media de 3,5 millones de horas fuera de la jornada laboral que no se retribuyeron. Más de la mitad de todas las horas extraordinarias no fueron abonadas, según los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA). Y esto ocurrió con menos horas trabajadas y menos ocupados que siete años atrás.

El mercado laboral español se recupera con fuerza. Las evidencias están en el número de puestos de trabajo que se crean (más de medio millón el año pasado) y también en el número de horas trabajadas. Sin embargo, en los detalles de este último indicador se observa que el crecimiento es menos vigoroso que el del total de ocupados —un 2,6% de incremento anual medio frente al 3%— y también que buena parte del empleo es precario. Esto último se aprecia, especialmente, en el incremento de las horas extraordinarias no pagadas, que llegaron a una media semanal de casi 3,5 millones, un 14,4% más que en el ejercicio anterior.

Este incremento elevó este tipo de tiempo de trabajo extra a niveles desconocidos desde el primer año de la crisis, 2008. Pero entre aquel momento y ahora hay, al menos, dos diferencias considerables: entonces, el mercado laboral español contaba con una media anual de 16,8 millones de asalariados, frente a los 14,8 millones actuales. También contaba con muchos más ocupados, 20,5 millones frente a los 17,8 de hoy.

La segunda variación está relacionada con el peso de las horas no pagadas sobre el conjunto de las extraordinarias. En 2008, los 3,6 millones de horas que se hicieron sin cobrar suponían el 38,9% de los casi 9,4 millones. En 2015, este porcentaje era del 55,6%, manteniéndose la tónica inaugurada en 2012 de que más de la mitad del tiempo de trabajo extra no se cobra.

Esta es una de las vías que ha seguido la devaluación salarial. Al fin y al cabo, significa trabajar más tiempo cobrando lo mismo. Porque el concepto con el que el INE define la hora extra no pagada es amplio: la compensación que se deja de percibir no solo es dinero, también remuneraciones en especie o el intercambio por tiempo libre en otro momento.

El incremento en el tiempo de trabajo no pagado también es una vía de incremento de la precariedad —uno de los principales problemas del mercado de trabajo español— que, además, recae en los colectivos más precarios. Uno de ellos es el de los trabajadores a tiempo parcial. Las horas extras no cobradas por este grupo de asalariados han crecido un 67% desde 2008.

Más precariedad

La devaluación salarial fue una de las apuestas como mecanismo de salida de la crisis, que se implantó de forma indirecta a través de la reforma laboral y de forma directa con los menores sueldos de las nuevas contrataciones. Ante la imposibilidad de devaluar la moneda —por la pertenencia de España a la zona euro—, la alternativa por la que se apostó fue la denominada devaluación competitiva: la reducción de la remuneración de los trabajadores.

¿A cuánto equivale el tiempo trabajado y no cobrado? A unos 20 euros al mes por trabajador. Para llegar a este cálculo se parte de que cada asalariado, de promedio, trabaja casi una hora de más al mes (no llega a 15 minutos semanales) sin compensación alguna y de que, según la última encuesta trimestral de coste laboral, cada hora asciende a 20,19 euros (salario, remuneraciones en especie y cotizaciones incluidas).

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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