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Los inversores se refugian en deuda a tipos negativos ante la crisis bursátil

Las inversiones en emisiones de Gobiernos con rentabilidades por debajo del cero alcanzan el récord de 6,4 billones de euros

Ignacio Fariza

La tormenta bursátil ha llevado a los grandes inversores a buscar activos como alternativa para su liquidez y los bonos soberanos de los países más seguros han ganado enteros en las carteras. El aumento del interés por los denominados valores refugio, junto con el empeoramiento de las perspectivas de crecimiento e inflación, llevaron ayer al volumen de deuda pública global con intereses negativos a tocar un nuevo máximo de 7,2 billones de dólares (6,4 billones de euros). La cifra implica que el 29% de los bonos soberanos en circulación, en vez de retribuir a sus tenedores, ya llevan aparejado el cobro de intereses.

A fuerza de desplomes bursátiles, empeoramiento del cuadro macroeconómico global —tanto desde el punto de vista del crecimiento como desde el punto de vista de los precios—, medidas de política monetaria sin precedentes en medio mundo y resultados empresariales decepcionantes, la teórica excepcionalidad de los tipos de interés negativos se ha convertido en algo habitual.

Plata y platino, los salvavidas menos conocidos

A la sombra de los bonos soberanos suizos, japoneses o alemanes, y pasando inadvertidos para muchos inversores, dos metales preciosos de uso industrial siguen un camino similar al del oro.

En las últimas semanas, tanto la plata como el platino han logrado desligar sus caminos del resto de materias primas —los activos más damnificados en los últimos meses— gracias a sus características: escasez y múltiples usos. En las cinco últimas sesiones, las onzas de plata y platino se han disparado un 8% y un 10%, respectivamente, frente al desplome del 9% del Eurostoxx, que reúne a las 50 mayores cotizadas de la eurozona.

Aunque los indicadores aún no señalan una recesión en las economías desarrolladas, el enfriamiento de China y el resto de emergentes y las dudas sobre el sector financiero de muchos países europeos, entre ellos Alemania e Italia, han llenado de nubarrones el horizonte económico y han tumbado los mercados de renta variable en las últimas sesiones. Como respuesta, los inversores han huido hacia valores más seguros.

“En el mercado de deuda pública, el comportamiento durante las últimas sesiones refleja una huida hacia activos refugio”, constataban ayer los técnicos del departamento de análisis de Banca March en un informe para clientes. También ayer, Japón —un país en el que la inflación flirtea mes a mes con el 0% y el estancamiento secular es un hecho— se sumó a Suiza en el club de Estados que ofrecen rendimiento negativo en el bono a 10 años.

Sin llegar a ese nivel, el interés de la deuda alemana al mismo plazo, considerada el activo más seguro de la eurozona, ha bajado hasta el 0,233%, cerca de su mínimo histórico del año pasado. También el bono estadounidense a una década vista, otro de los refugios preferidos por los inversores de todo el mundo, cotiza en zona de mínimos.

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Las curvas de deuda se tiñen de rojo en los plazos más cortos, en los que hasta los países periféricos —que han visto cómo su prima de riesgo ha subido con fuerza en los últimos días en paralelo al aumento de los riesgos globales— emiten en negativo. A finales de 2015, España cobró por primera vez a los inversores de letras a 12 meses y tanto los bonos españoles como los italianos bordean el 0% en el mercado secundario.

¿Durará mucho esta situación anómala? Diego Mendoza, de Analistas Financieros Internacionales (AFI), cree que no debería prolongarse en el tiempo, pero subraya que todo depende de la evolución de la economía mundial. “Si los tipos negativos continúan durante mucho tiempo, será una muy mala señal porque significará que las cosas van a peor, tanto en términos de crecimiento como en términos de inflación”.

El desplazamiento hacia valores más seguros no se limita a la renta fija. En el mercado de divisas, el yen japonés —que tiende a fortalecerse en momentos de incertidumbre gracias al superávit por cuenta corriente nipón— cerró ayer en su nivel más bajo desde finales de 2014 y va camino de registrar su mejor semana en siete años.

Y en el mercado de materias primas, el oro —activo refugio por excelencia—, se situó ayer en 1.200 dólares por onza, un nivel inédito desde el verano del año pasado, cuando se dispararon los temores sobre la salud de la economía china y, por ende, del conjunto de la economía mundial. Hoy, esos temores, lejos de disiparse, se han multiplicado.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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