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La situación de la banca eleva la prima de riesgo portuguesa

La crisis del Banif y del Novo Banco pasa factura a la bolsa lisboeta, la que más cae de Europa, y a los intereses por la deuda soberana

Lunes negro en Portugal. La bolsa de Lisboa es la que más cae de Europa (3,5%), la prima de riesgo vuelve a niveles de julio, los intereses por su deuda soberana alcanzan registros de noviembre y Blackrock, uno de los fondos más grandes del mundo, asegura que el inversor desconfía de la banca portuguesa.

La tormenta perfecta que parece que se desarrolla en el país no es por causas naturales. Su origen tiene fecha del 29 de diciembre cuando el Banco de Portugal decidió por su cuenta y riesgo —según el Gobierno y el mismo BCE— pasar las obligaciones senior del Novo Banco al moribundo Banco Espírito Santo.

Recuérdese que el 3 de agosto de 2014, domingo —Portugal acostumbra a tomar grandes decisiones en feriados— el Banco de Portugal decidió intervenir el Banco Espírito Santo, al borde de la bancarrota. La solución fue crear un banco bueno (Novo Banco) al que inyectó casi 5.000 millones de euros, además de pasar los activos buenos del BES; mientras que en el BES se quedaba todos los activos tóxicos. Desde entonces ha intentado vender Novo Banco con el menor perjuicio posible para el erario público. En diciembre, a la vista de las bajas ofertas (menos de 2.000 millones de euros), decidió posponerla hasta este mes. En navidades, para aumentar el valor de las ofertas para NB, el supervisor decidió pasar cinco emisiones de obligaciones senior del NB al maligno BES por ser, según el argumento del BP, inversores institucionales.

Automáticamente, esas obligaciones (por valor de 1.985 millones de euros), que en el Novo Banco llegaron a pagarse al 110% de su valor, pasaron a cotizar por menos del 15%.

Los fondos internacional Pimco y Blackrock, los grandes perjudicados por la transferencia de obligaciones de Novo Banco al BES, dictada por el Banco de Portugal

Entre los perjudicados, grandes fondos internacionales, particularmente Pimco y Blackrock, con más de 100 millones de euros el primero, y 200 millones el segundo. Philippe Bodereau, director general de Pimco, comparó la decidión del Banco de Portugal con las de Venezuela o Argentina. Uno se fue a quejarse al Financial Times y el otro a Bloomberg TV. Su vicepresidente Scott Thiel ha señalado hoy lunes que “con lo que ha pasado en algunos de los bancos, los inversores se han asustado”.

Thiel se refería al cambio de las reglas de juego respecto al Novo Banco, pero también la decisión, una semana antes (21 de diciembre), de inyectar en Banif cerca de 3.000 millones de euros y de venderlo por 150 millones al Banco de Santander.

Ya antes, la agencia de rating DBRS acusó de lo mismo al Banco de Portugal con su arbitraria decisión: causar desconfianza en el inversor y confusión en las reglas de juego. El resultado es lo que empieza a ocurrir: "retrasar el acceso pleno a los mercados por parte de los bancos portugueses, debido a la desconfianza del inversor y a unos costes de financiamiento más altos". Las obligaciones que emitan los bancos portugueses va a costar más cubrirlas y prometiendo mayores intereses. Además, las repercusiones llegan a otros bancos que compraron esas obligaciones.

Es el caso del Santander, la entidad española más afectada por el cambio de las obligaciones al BES. Según comunicó a la CMVM, el Santander tenía seis fondos con obligaciones senior del banco portugués, por valor de 2,2 millones de euros. En total son 17 fondos españoles que invirtieron en esas obligaciones, pues además del Santander, afectan a Bankinter y Caixabank o a la Mutua Madrileña

En medio de una jornada negra en las bolsas europeas, el índice lisboeta PSI-20 fue el que más cayó (3,65%), perdiendo la barrera de los 4.700 puntos, lo que no ocurría desde agosto de 2012. En el caso de la prima de riesgo, la portuguesa subió a los 228 puntos, lo que no sucedía desde julio del pasado año, más del doble que la prima italiana (109 puntos) y muy por encima de la española (120 puntos).

El banco BCP perdió en torno al 8% y el BPI un 4%, pero la peor parte se la llevó la petrolera Mota-Engil, que dejó de cotizar cuando caía un 20%; posteriormente se reanudó la cotización y perdió un 18%. Su caída no era del sector, pues Galp era la única del índice con resultado positivo.

Para Scott Thiel tampoco ayuda la situación política en Portugal, donde el Gobierno socialista ha empezado a aumentar el gasto público pero aún no ha presentado el presupuesto del Estado para este año. Esta crisis bancaria puede hacer saltar las optimistas previsiones del Gobierno que lo fía todo a inyectar dinero para aumentar el consumo, frente a la política anterior de austeridad. Si el Gobierno del PSD prefería crecer para luego repartir; el socialista Costa apuesta por repartir para crecer. Los efectos de la tormenta, en unos meses.

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