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VIVIENDA

Ni un euro de más en calefacción

Más de la mitad de los propietarios despilfarra energía y dinero sin necesidad por hacer un uso ineficiente de su instalación

Sandra López Letón
Un operario instala un repartidor de costes en un radiador, un dispositivo de ahorro obligatorio antes de 2017 en calefacciones centralizadas.
Un operario instala un repartidor de costes en un radiador, un dispositivo de ahorro obligatorio antes de 2017 en calefacciones centralizadas.

Con la llegada del frío toca echar cuentas. Reducir, como sea, la factura de calefacción del año pasado es una prioridad para muchos propietarios. El invierno anterior los españoles encendieron la calefacción una media de cuatro horas diarias, invirtiendo unos 150 euros al mes, es decir, cinco euros al día, según Momit, empresa de tecnología española.

Solo la calefacción supone un 46% de la energía que se consume en las casas españolas, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE). Y hacer un uso ineficiente supone un despilfarro inútil de energía y dinero. Manos a la obra. A estas alturas todo el mundo debería saber que un buen aislamiento y unas buenas ventanas reducen el consumo en más del 50%, porque se evitan pérdidas energéticas."La falta de aislamiento de los edificios provoca que necesitemos consumir más energía de la necesaria, lo que puede suponer un sobrecoste de hasta 400 euros por año y vivienda", argumentan en la empresa Danosa. Si corregir esto resulta imposible económicamente, el propietario puede echar mano de algún que otro parche para mitigar los escapes de calor. "Existen medidas de bajo coste o sin coste alguno que pueden reducir el consumo desde un mínimo del 10% hasta un máximo del 40%", según el IDAE.

Por ejemplo, "una solución para mejorar el aislamiento de puertas y ventanas por poco dinero (siete euros en total), son los burletes y bajopuertas, que ahorran hasta un 35% en calefacción", cuentan en Leroy Merlin. Se trata de bandas de silicona que se colocan en los bordes de ventanas y puertas y que evitan las filtraciones de aire. La instalación de paneles reflectantes tras los radiadores evita que el calor se filtre por la pared y facilita que se proyecte hacia la habitación, con lo que ahorra hasta un 20% de energía. Un rollo cuesta unos 10 euros.

Colocar un panel reflectante tras el radiador evita que el calor se filtre por la pared

Mantener limpia la caldera, al menos una vez al año, genera ahorros de hasta un 10% en el recibo y no cuesta mucho, unos 60 euros. Más ahorros: antes de encender el equipo por primera vez hay que purgar los radiadores para eliminar el aire acumulado en el circuito de calefacción, de forma que el agua caliente se distribuya adecuadamente y llene los radiadores, evitando que estén más fríos por la parte superior y no rindan su potencia total. De paso, compruebe si la caldera tiene la presión adecuada –suele estar entre 1,2 y 1,5 bares como máximo–. Todas, tanto digitales como analógicas, tienen un indicador de presión y una llave de llenado para corregir los niveles.

No hay que perder de vista los termostatos para graduar la temperatura. Ojo si se tiene la tentación de subirla en exceso. Por cada grado de más, el consumo de energía crece alrededor de un 7%, según los cálculos del IDAE. El termostato debe estar entre 20 y 21 grados (temperatura ambiente de confort) du­rante el tiempo en que haya gente en casa. Para dormir, puede bajarse a 17 y 18 grados. Es la llamada tempera­tura ambiente reducida o económica. Sin embargo, el 57% de los usuarios realiza un uso ineficiente, al situar el termostato por encima o por debajo de la temperatura recomendada, según un estudio de la empresa Tyco.

Estos aparatos pequeños están revolucionando la forma de consumir la calefacción. Los tradicionales (los de rueda), son los más baratos (desde 13 euros), pero no son tan precisos como los digitales, cuyos precios parten de 30 euros. En un peldaño más alto están los cronotermostatos (pueden costar unos 200 euros, aunque hay de varios precios). Permiten controlar mejor la temperatura por horas y días y reducen el consumo hasta un 25%. Mucho más fácil es que el usuario elija la cantidad exacta de dinero que quiere gastar cada mes y que un aparato le avise. Son los termostatos inteligentes recién llegados al mercado. "Permiten ahorrar un 30% en calefacción", señalan en Momit. El dispositivo avisa de los posibles desvíos y busca soluciones. También detecta la presencia física. Se maneja a través de una aplicación en el móvil.

La caldera más eficente es la de condensación, que baja la factura hasta un 35%

"De los 90 dispositivos que gracias a Internet controlarán viviendas y espacios laborales en 2020, los termostatos son los que evolucionan a mayor velocidad", explican en Momit. El nuevo modelo cuesta 129 euros y el 90% de las calderas son compatibles.

Zonificar el calor también reduce la factura: hay que cerrar las puertas de las habitaciones más frías o que no se usan y abrir las puertas de las estancias que más luz solar reciben. Otra forma de hacerlo es con un dispositivo de zonificación de varias estancias, aunque esto ya no sale gratis. "Consiguen un ahorro de hasta el 53% frente a una solución no zonificada", señalan en la compañía Altra Corporacion, cuyo sistema controla independientemente cada zona en un único sistema integrado (cuatro estancias por unos 1.300 euros).

La última opción para ahorrar, aunque también exige un desembolso económico, es cambiar de calefacción. Con tantos sistemas en el mercado se hace difícil saber cuál es el más eficiente. Según Habitissimo, "las solicitudes de presupuestos online para todo lo relacionado con la calefacción han aumentado un 100% en 2015 respecto a 2014".

Antes de enero de 2017 los usuarios deben instalar repartidores de costes 

Más de la cuarta parte de las viviendas disponen de calefacción individual. Si se trata de sustituir la vieja caldera de gas, sale a cuenta una de condensación, la más eficiente y menos contaminante del mercado. Recuperan gran parte del calor que se pierde en forma de vapor de agua en el humo de la combustión. Este rendimiento extra reduce el consumo de gas hasta en un 35%, explican en Leroy Merlin. Las hay desde 1.100 euros.

Solo el 10% de los hogares españoles tiene una instalación centralizada que da servicio a todo el bloque de pisos. Y eso que se trata de un sistema mucho más eficiente que la caldera individual. Eso sí, siempre que exista medición de cada una de las viviendas. Antes del 1 de enero de 2017 los usuarios están obligados a instalar repartidores de costes en sus radiadores. "Consiguen ahorros medios del 25%, 200 euros por vivienda y año", según la empresa Ista. En el caso de esta compañía, el alquiler tiene un precio medio de 3,5 euros al mes por piso –el 95% apuesta por esta modalidad–. Si se opta por la compra cuesta una media de 29 euros por radiador. En España hay 1,7 millones de hogares con un sistema centralizado que tendrán que adaptarse.

Con las estufas de pellet se ahorra hasta un 50% en calefacción. Aunque necesitan salida de humos. Las hay por 1.400 euros y por 3.000 euros. La bomba de calor es otro de los equipos más eficientes, aunque sea eléctrica. Son capaces de proporcionar calefacción, refrigeración y agua caliente. Al capturar energía procedente de fuentes renovables (externas y gratuitas), consiguen multiplicar su potencia eléctrica y transportar calor útil de forma eficiente. Por ejemplo, "una bomba de calor aerotérmica entrega cuatro kilovatios de calefacción y consume solo uno, captando los tres restantes del aire ambiente de manera gratuita, lo que supone un ahorro en la factura eléctrica", explican en la Asociación de Fabricantes de Equipos de Climatización (Afec). Según la compañía Daikin, la bomba de calor ahorra hasta 1.086 euros al año en calefacción en un hogar medio.

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Sobre la firma

Sandra López Letón
Redactora especializada en el sector inmobiliario, del que informa desde hace más de dos décadas. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en EL PAÍS. Actualmente, escribe en el suplemento de información económica 'Negocios'. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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