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Un modelo turístico para África

El centro de formación de Gambia para el sector de la hostelería se convierte en una referencia para la región

José Naranjo
Clase de cocina en el Instituto Gambiano de Hostelería y Turismo. 
Clase de cocina en el Instituto Gambiano de Hostelería y Turismo. Pepe Naranjo

Fatumata Camara está preparando un pollo con salsa de cebolla al estilo gambiano. El año pasado obtuvo el certificado de Cocina y Pastelería y hoy ya se desenvuelve como pez en el agua entre los fogones. “Es que siempre me ha gustado cocinar. Yo estudié para maestra, pero esta es mi verdadera vocación”, dice. A sus 21 años sueña con ser chef algún día, igual que Aissatu Diuf, su inseparable compañera. Ambas son alumnas del Instituto Gambiano de Hostelería y Turismo (GTHI), una escuela que, tras recibir el apoyo financiero de la Cooperación Española e iniciar una nueva etapa en 2013, está consiguiendo su objetivo de ofrecer formación de calidad para los futuros trabajadores del sector turístico, convirtiéndose poco a poco en un referente para toda África occidental.

Gambia es un pequeño país africano sin grandes recursos naturales. Sin embargo, cuenta con unas playas espectaculares y una razonable infraestructura hotelera localizada en la capital del país, Banjul. El turismo es una de sus principales fuentes de ingresos. Por ello, con el apoyo del Banco Mundial y la Cooperación Alemana, el Gobierno decidió en 1979 poner en marcha un hotel escuela del que salieran cada año los trabajadores que esta industria necesita. Sin embargo, aquel viejo proyecto necesitaba un nuevo empujón y en 2009 fue la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) la que aportó los 2,2 millones de euros necesarios para la reforma del edificio y su conversión en el GTHI, con un nuevo modelo de gestión al frente del cual el Banco Mundial colocó, como director general, al canario José Juan Cárdenes.

Desde que reabrió sus puertas en enero de 2013, el centro pasó de tener 17 trabajadores a 47, ampliando hasta 450 su número anual de alumnos en cuatro niveles: inicial, certificado, diploma y diploma avanzado. Si los estudiantes cumplen los tres años y quieren profundizar su formación, pueden hacerlo en la universidad para obtener la licenciatura o incluso el máster. Las cuatro especialidades que ofrece el GTHI son Bares y Restaurantes, Cocina y Pastelería, Habitaciones y Lavandería, y, finalmente, Recepción, Eventos y Guía Turístico.

“Escogí este centro porque me lo recomendaron otros estudiantes, me dijeron que aquí la formación era de calidad”, asegura Elsie Sam, una joven sierraleonesa de 24 años que se incorpora este año al instituto. “Uno de los problemas que tenemos es que en cuanto los chicos obtienen su certificado ya empiezan a trabajar, los hoteles y restaurantes se pelean por nuestros alumnos. Nosotros queremos que se sigan formando, que sean los líderes del turismo del futuro, pero la demanda de trabajadores formados es alta”, asegura Cárdenes, quien ha logrado algo que no parece fácil: conseguir que este centro de formación sea autosuficiente y que incluso genere beneficios, que redundan en el propio GTHI.

Crecimiento sostenido

Hace solo tres años el presupuesto de esta escuela era de 70.000 euros, de los que 60.000 procedían del Gobierno gambiano y el resto de las matrículas de alumnos. En la actualidad, dicho presupuesto se ha cuadruplicado, manteniendo el mismo apoyo público pero llegando a los 240.000 euros gracias a la diversificación de actividades del GTHI, que les reportan ingresos propios. “Con nuestros alumnos organizamos cenas de gala, hacemos servicios de catering o lavandería para hoteles e instituciones, gestionamos cafeterías e incluso vamos a empezar a llevar las riendas de un hostal que se encuentra al lado del centro. No solo tenemos cuentas saneadas, sino que complementamos la formación de nuestros alumnos con prácticas reales”, explica el director general.

Desde el año pasado, empresas de cruceros y cadenas hoteleras se han interesado por contratar alumnos salidos de esta escuela. “No solo es la calidad de la formación, sino que contamos con dos elementos muy importantes. En primer lugar, la simpatía y calidez natural de los gambianos, su hospitalidad innata, eso es algo que no se enseña en ningún sitio, y en segundo lugar, el hecho de ser musulmanes, lo que nos abre hacia un enorme mercado”, añade Cárdenes. Las ofertas de empleo procedentes de países del mundo árabe no han tardado en llegar. “El grupo Meliá me pidió 120 trabajadores para Dubái y les pudimos enviar 30, solo mandamos personas con la suficiente formación, que tuvieran el diploma. Vamos poco a poco, pero esto irá creciendo”, asegura.

El nuevo modelo de gestión implantado en el GTHI dará el salto a otros países de la región en los próximos años. Ghana, Sierra Leona e incluso Nigeria ya han mostrado su interés en crear centros especializados similares para rellenar un vacío formativo y poder ofrecer a la industria turística personal formado con los estándares de calidad apropiados. De hecho, la experiencia gambiana bien podría convertirse en el embrión de un futuro centro de formación regional de turismo y hostelería con sedes en distintos países que pretenden apostar por el turismo como una alternativa a economías basadas sobre todo en el sector primario, como Senegal o incluso Liberia o Sierra Leona.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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