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Las deudas apuntillan a Transaero, la primera compañía aérea privada rusa

La aerolínea acusa el impacto de la crisis y las sanciones impuestas a Rusia por su política en Ucrania

Pilar Bonet
Unos pasajeros salen de un avión de Transaereo, en el aéropuerto internacional de Kiev, el pasado verano
Unos pasajeros salen de un avión de Transaereo, en el aéropuerto internacional de Kiev, el pasado veranoROMAN PILIPEY (EFE)

La compañía aérea rusa Transaero, que fue el símbolo de una nueva era de competencia en el país, vive una agonía que concluirá con su bancarrota el próximo 15 de diciembre, a menos que se produzca una improbable reestructuración de su deuda de más de 250.000 millones de rublos (más de 3.570 millones de euros). El segundo transportista aéreo del país (13,2 millones de pasajeros en 2014), después de la compañía estatal Aeroflot (25 millones de pasajeros), acusa el impacto de la crisis y las sanciones impuestas a Rusia por su política en Ucrania, que han reducido el turismo ruso al extranjero.

Fundada por Alexandr Pleshakov, hijo de un ministro de la industria de la radio de la URSS, Transaero inició su actividad en noviembre de 1991 como primera compañía privada de aquel Estado que se desintegró poco más de un mes después. A principios de la década de los noventa, Transaero fue un modelo de comodidad y ofrecía rutas servidas por nuevos aviones frente a Aeroflot, que entonces se veía desmembrada y sacudida por las conmociones jurídicas, económicas y políticas tras la desintegración del Estado.

Ahora, transcurrido casi un cuarto de siglo, Transaero, que da trabajo a 11.000 personas, se aboca a su fin. Según medios del sector turístico, la compañía no quiso revisar su política de expansión y se ha visto afectada por las bancarrotas de grandes operadores turísticos a partir de 2014. Transaero ha operado vuelos a localidades españolas (Barcelona, Palma de Mallorca o Málaga) desde distintas ciudades de Rusia tanto en la parte europea como en los Urales y en Siberia.

La deuda acumulada por Transaero está repartida entre distintos acreedores: se calcula que 85.000 millones de rublos corresponden a los bancos, 20.000 millones de rublos a los aeropuertos y 150.000 millones de rublos a las compañías de leasing que le suministran aparatos Boeing o Airbus.

A principios de mes, el Gobierno ruso decidió que no iba a salvar a Transaero después de que fracasaran varios esquemas para sacar a flote la empresa, entre ellos un intento de Aeroflot de absorber a la compañía en dificultades comprando el 75% de sus acciones por el simbólico precio de un rublo. Aquel trato no llegó a formalizarse, ya que los accionistas estaban divididos.

Los grandes bancos estatales acreedores no se sumaron a la docena de entidades financieras que conjuntamente se dirigieron al Gobierno para pedirle que apoyara una reestructuración de la deuda para evitar su quiebra. Los bancos Sberbank y VTB (controlados por el Estado) ya han anunciado que van a presentar las correspondientes solicitudes para declarar en bancarrota a Transaero.

Vuelos internacionales

Desde el 3 de septiembre Aeroflot ejerce la dirección provisional de Trasaero y asegura el transporte de la mayoría de sus pasajeros hasta el 15 de diciembre. A fecha de 12 de octubre, Aeroflot debía transportar aún 245.000 pasajeros de su antiguo rival. Contingentes menores son transportados por las compañías Sibir (S7) y Utair. La existencia de Transaero aseguraba la competencia y rebajaba los precios. A Transaero correspondía el 20% de los vuelos internacionales en el mercado ruso, según Bloomberg. Los analistas esperan que, la salida de Transaero del mercado haga subir los precios de nuevo.

La desaparición de Transaero da un respiro a las otras líneas aéreas rusas afectadas por la crisis, la devaluación del rublo y las sanciones. Y ya compiten entre ellas por el reparto de la herencia. Aeroflot, que recibe una subvención del Estado calculada entre 5.000 millones y 6.000 millones de rublos por la gestión de la crisis de Transaero, quiere absorber a 6.000 empleados de esta compañía y quedarse con 34 aviones.

El jefe del Comité antimonopolio de Rusia, Igor Artemev, partidario de la bancarrota, ha dicho que las rutas de Transaero no pasarán íntegramente a Aeroflot sino que deberán ser repartidas con otras firmas. Aeroflot ha presentado una demanda de 5.000 millones de rublos en el tribunal de arbitraje de Moscú, según informó el servicio de noticias RBK. La analista Yulia Latinina subraya que Aeroflot tiene más pérdidas que Transaero, pese a gozar de los ingresos de los royalties por los vuelos sobre Rusia.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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