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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Las finanzas de los hogares

Los datos hablan de cambios profundos en el perfil de riesgo financiero de las familias

Esta misma semana se publicaban las Cuentas Financieras de la Economía Española correspondientes al segundo trimestre de 2015, y de las mismas podemos extraer algunas interesantes evidencias en cuanto al comportamiento financiero de los hogares españoles, que en algunos casos rompen con tendencias que casi dábamos por estructurales.

Probablemente la partida que más llame la atención sea la referente a los pasivos financieros materializados en préstamos bancarios, partida que registra un crecimiento de casi 3.000 millones en el segundo trimestre. Lo relevante es que de trata de la primera vez desde el inicio de la crisis que se produce un incremento neto en la deuda bancaria de los hogares, incremento que cabe atribuir en su totalidad al crédito al consumo, en la medida en que el crédito hipotecario sigue cayendo en saldo vivo.

Menos llamativo, pero sin duda indicativo de cambios profundos en el perfil de riesgo financiero de los hogares, es el cambio registrado en los activos financieros, y muy especialmente en la partida de los mismos materializada en acciones y participaciones en fondos de inversión. Esta partida ha venido creciendo de forma especialmente intensa durante los dos últimos años, hasta casi alcanzar a los depósitos bancarios como principal vehículo de materialización del ahorro de los hogares. En dicho crecimiento venía actuando un doble efecto, en gran medida mutuamente autoalimentado. Por un lado la revalorización de los activos, en un favorable contexto de los mercados, y por otro un desplazamiento, por parte de los hogares, de ahorro desde los depósitos hacia los fondos, en alguna medida inducido por ese buen comportamiento de los mercados.

Bien, pues es ese factor de autoalimentación el que ha mostrado una importante fractura en el segundo trimestre del año. Los activos financieros de los hogares materializados en acciones y fondos registraban un retroceso de casi 7.000 millones en ese trimestre. Si se tiene en cuenta que en ese periodo los hogares realizaron aportaciones netas de 11.000 millones a dichos vehículos, ello quiere decir que el efecto valoración se ha llevado por delante casi 18.000 millones, lo que representa algo más del 2% sobre el total materializado en dicho tipo de inversiones. Ese descenso de valoración se producía en el marco de unos mercados muy deprimidos en primavera, en plena digestión de la crisis griega, que afecto de forma especialmente adversa a los mercados de renta fija.

Es en ese detalle donde cabe situar el nuevo paradigma asociado a las decisiones de inversión de los hogares. Estos, en un contexto de tipos de interés extraordinariamente reducidos, han llevado a cabo intensos desplazamientos de sus ahorros hacia vehículos de inversión colectiva con mejores perspectivas de rentabilidad, pero que también incorporan riesgos de pérdida de valor. Esos riesgos eran perfectamente conocidos y asumidos en el caso de vehículos de inversión en renta variable, pero quizá no tanto en los de renta fija, y es precisamente en estos —o en los de naturaleza mixta, fija y variable— donde más intenso ha sido el flujo inversor neto durante los dos últimos años.

Ángel Berges y David Ruiz son profesores de AFI Escuela de Finanzas.

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