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ALEJANDRO WERNER | Economista jefe del FMI para América Latina

“América Latina no ahorró lo suficiente para los malos tiempos”

ALEJANDRO BOLAÑOS (ENVIADO ESPECIAL)
Alejandro Werner, economista jefe del FMI para AMérica
Alejandro Werner, economista jefe del FMI para AMéricaSamuel Sanchez

La asamblea anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha puesto el foco en América Latina y no solo por volver a celebrarse otra vez en la región, medio siglo después, sino porque es la que ha digerido peor el impacto del frenazo chino, una nueva variable en la economía mundial. En el despacho que ocupa estos días en Lima, el economista jefe del FMI para América Latina, Alejandro Werner (México, 1967), repasa los retos de la región en un contexto exterior mucho más complejo.

Pregunta. Si China crece menos de lo que prevé el Fondo, ¿cómo de grave será la crisis para América Latina?

Si se pospone el acuerdo fiscal en Brasil, se retrasará la recuperación”

Respuesta. Para América Latina, la composición del crecimiento en China es muy importante. China está en esa transición a un nuevo modelo de más consumo y más servicios. Si el crecimiento chino es más bajo, puede serlo porque el consumo no sea tan dinámico como viene siendo, o porque la inversión cae más rápido. Son dos escenarios con implicaciones diferentes. Si se ven afectados los metales [por la caída de la inversión china], entonces, en los países del área del Pacífico, como Perú o Chile, y en menor medida en Brasil, que exporta mineral de hierro, habría un impacto más negativo. En un escenario en el que el precio de los alimentos se mantiene en lo previsto, Argentina o Brasil, por ese lado, no se verían tan afectados.

P. China se ha convertido en un gran inversor en la zona. ¿Teme que se retire?

R. Creo que son decisiones que tienen una dimensión diferente, que China, las empresas públicas y los bancos tienen una posición que les permitirá continuar con sus operaciones financieras.

P. ¿Hay algún país en peligro de entrar en un colapso financiero como los que hubo en la región hace dos o tres décadas?

R. Hay un país, Venezuela, que está en una situación de inflación complicada y con una contracción económica importante. El resto de los países tienen una situación financiera, monetaria y fiscal más sólida que lo que veíamos hace dos, tres décadas. Si algún país llega a caer en una situación todavía más compleja, no va a ser nada fácil salir, pero la combinación de vulnerabilidades y fortalezas hace que la probabilidad de un escenario así sea muy baja.

Venezuela no debería estar en una situación tan vulnerable”

P. El potencial de crecimiento de la economía latinoamericana ha bajado, ¿por qué?

R. En América Latina las tasas de paro ya son bajas, con lo que la posibilidad de incorporar más gente al sector productivo también cae. Las tasas de inversión, que tuvieron un incremento importante en la última década, ya están sufriendo un ajuste importante y difícilmente volveremos a ver tasas como las que hubo en esta etapa. Y por último, el crecimiento de la productividad nunca jugó a favor del crecimiento potencial en la región.

P. ¿Cómo se aprovechó el auge de las materias primas?

R. La región, como un todo, aprovechó mejor que en el pasado el boom de precios de las materias primas. Pero no lo suficiente, no canalizó lo suficiente esos ingresos adicionales a ahorros para poder estar mejor en los malos tiempos. Tampoco para avanzar en temas de infraestructuras o educación, aunque sí en programas de lucha contra la pobreza. Y hay países que no deberían estar en una situación tan vulnerable, el caso más claro es Venezuela. En el caso de Brasil, las propias autoridades y los planes que han diseñado reflejan que la discusión va mucho más allá del tema de las materias primas. Hubo políticas implementadas correctamente, pero también desequilibrios de naturaleza claramente doméstica que ahora intentan corregir.

P. Las previsiones sobre Brasil se deterioran en paralelo a la crisis política. ¿Pueden volver a revisarse a la baja?

Con menos ingresos, la disyuntiva ahora será en qué gastar menos que antes”

R. El hecho de que la política en Brasil esté pasando por una situación tan volátil y tan compleja ha pospuesto decisiones económicas importantes. Si se siguen posponiendo, la incertidumbre no se va a reducir, lo que retrasa decisiones de inversión y consumo. Y por tanto, el impacto positivo incluido en nuestro pronóstico, que considera que la economía brasileña empieza a recuperarse, probablemente se posponga también. Es importante que los sistemas democráticos procesen decisiones de una envergadura tan grande como las que se están tomando en Brasil, que cuenten con el sustento social. Pero esto lleva a que las medidas tarden en tomarse. Eso retrasa la recuperación económica, de ahí la urgencia de que se logre un acuerdo en el ámbito fiscal.

P. ¿Cómo hacer el ajuste a la nueva situación?

R. Hay que hacer un ajuste de la forma menos costosa posible, buscar un equilibrio entre asegurar el financiamiento internacional y unos ajustes que impacten lo menos posible en la economía. Por un lado, está cómo afecta el choque externo a cada economía. Y luego, qué espacio fiscal y monetario tiene cada país para ajustarse a la situación. Chile, por ejemplo, está en los dos extremos, tiene un choque elevado, pero está muy bien preparado para enfrentar la nueva realidad, ha sido el que mejor ha trabajado su marco macroeconómico en los últimos 20 años.

P. Algunos países como Perú sí ahorraron, pero hay críticas al Gobierno porque ahora los gasta con lentitud...

Pobreza, educación y salud

Los exportadores de materias primas, los que más redujeron la desigualdad en los últimos 15 años, tienen ahora mayor presión sobre sus presupuestos, en los que los programas de lucha contra la pobreza habían aumentado su dotación. “Los ingresos públicos van a crecer menos de lo que lo hacían antes, la disyuntiva será en qué sectores voy a aumentar menos el gasto. Ese es un debate de la sociedad, que tiene que elegir”, señala Werner.

El economista sí cree que, “aunque la discusión presupuestaria para decidir a qué gasto se da prioridad va a ser más compleja, la pobreza, la educación y la salud son áreas que deben seguir siendo importantes”.

R. ¿Qué es lo que ha hecho Perú? Tuvieron una caída de ingresos, pero decidieron no recortar gastos para compensar esa caída. Y es más, subieron un poco más sus gastos, y tanto el Gobierno de Perú, como el de Chile, enfocaron ese gasto adicional al área de infraestructuras. Cuando las economías recuperen tasas de crecimiento, más altas que las de ahora, pero más bajas que las de hace 10 años, tendrán que ir retirando el estímulo fiscal.

P. Hay bancos centrales, como los de México y Brasil, que intervienen para frenar la depreciación de sus monedas, ¿qué le parece?

R. Yo creo que las intervenciones cambiarias después de un proceso de acumulación de reservas intensivo son un instrumento que en momentos de volatilidad cambiaria pueden contribuir y cooperar con la política monetaria para lograr que tenga el impacto en los mercados financieros que uno quiere. Porque todo el mundo aplaza decisiones económicas si el tipo de cambio de la moneda se está moviendo mucho. Pero hay que usarlo de manera juiciosa, porque si uno lo usa de forma muy agresiva, los mercados perciben debilidad, y ese instrumento acaba convirtiéndose en un amplificador de volatilidad.

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