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Cuando el paro acecha al acabar el verano

Unas 300.000 personas se incorporan al sector turístico en temporada alta. Muchos no tienen otra fuente de ingreso en el año.

Jésssica Serrano y Nico Penev, ambos de 25 años, en el chiringuito Helios de Denia al acabar esta temporada de verano.
Jésssica Serrano y Nico Penev, ambos de 25 años, en el chiringuito Helios de Denia al acabar esta temporada de verano.pepe olivares

Cada vez que se acerca septiembre Jéssica Serrano y su madre Martina se echan a temblar. “Es como un túnel negro. Sabes que vas a quedarte sin trabajo y que en siete u ocho meses no encontrarás nada. La sensación de inseguridad es total: desde que comienza el verano solo piensas en ahorrar y ahorrar”. Jessica nació en Denia, tiene 25 años y estudia Derecho en la Universidad a Distancia. Vive en este pueblo de la costa alicantina en casa de su madre y trabaja de camarera cuando puede, esto es, en los meses de julio y agosto principalmente, y algunos días sueltos y fines de semana dispersos en época de Fallas, Semana Santa y Navidades. “Desde los 15 años es lo mismo”, dice. Mil y pico de euros por cada mes del verano, otros 2.000 repartidos a lo largo del año “y después búscate la vida”. “Igual le pasa a la mayoría de mis amigos, y al que no, lo felicitamos”.

Alrededor de un millar de personas en Denia y más de 300.000 en toda España sufren el mismo vértigo cada vez que acaba el verano: termina la temporada turística, se quedan sin empleo y comienza la subsistencia. No hay cifra oficial de afectados pero, según expertos, se puede inferir por algunos datos. En julio, la media de afiliados a la Seguridad Social fue de 482.000 personas más que en marzo, de ellos 250.000 en el sector de la hostelería, el más vinculado al turismo. A eso se suma las decenas de miles de empleos asociados al sector que se crean en temporada alta en otras actividades.

El sector turístico representa el 11% del PIB y genera el 15% del empleo

Para los jóvenes es duro. “Llega un momento en que no tienes ambiciones. Guardar para cuando no tengas es la máxima aspiración y lo peor es que te acostumbras: tu mente acaba operando también con psicología de temporada”. Jessica saca unas sencillas cuentas. Este año se ha matriculado en cuatro asignaturas: 400 euros. Los libros: 200 euros. Y que menos que 100 euros para comprar algo de ropa, más los gastos de la casa… “Y eso solo para empezar. Si tienes un año malo, con gastos imprevistos, no puedes ni matricularte en la universidad, como me pasó el año pasado. Toda la vida diciéndote que estudiar es importante, y cuando llega la hora de la verdad no puedes”.

Duro es para los jóvenes. Pero para personas como Martina (53 años) la situación es aún más agobiante: “Yo tuve trabajo fijo hasta hace cuatro años. Mi sueldo era una seguridad. Pero ahora estoy como Jéssica, y mi mayor preocupación es saber que no puedo ayudar a mis hijos”. Llega el otoño y Denia se apaga. “Y tratas de coger cualquier cosa, aunque paguen una basura”, cuenta.

Con una población de 42.000 personas, que en verano sube hasta 200.000, Denia es el típico ejemplo de ese modelo de turismo masivo de sol y playa que se asocia al trabajo estacional y que es un arma de doble filo en un país como España, donde el sector turístico representa el 11% del PIB y genera el 15% del empleo (sostiene a 2.700.000 personas, entre trabajos directos e indirectos, según el World Travel & Tourism Council).

La estacionalidad en el sector es muy elevada, y eso es un arma de doble filo

“Se alardea mucho: hemos batido récords, 60 millones de turistas, tantos miles de millones de euros más, cientos de miles de empleos generados. Pero lo cierto es que se trata de un empleo precario, en un sector donde los salarios son muy bajos [ni llega a los 14.000 euros anuales de media] y en el que mucha gente trabaja tres o cuatro meses al año y después sobrevive como puede”, explica Ángel Laborda, director de Estadística y Coyuntura de la Fundación de Cajas de Ahorros. Según Laborda, el problema es “estructural, ya que en vez de un diseño turístico sostenible el desarrollo se hizo en base al interés de los constructores, la especulación y los negocios fáciles”.

En Denía se ve claro. En vez de hoteles y hotelitos que pueden funcionar todo el año, se han construido decenas de miles de apartamentos. La gente va de vacaciones, gasta poco y en septiembre cierra la casa hasta Semana Santa. A nivel nacional ocurre algo similar. “Esta debilidad estructural provoca esos dientes de sierra: si tras la Navidad, disminuyeron las afiliaciones a la Seguridad Social en 184.000 personas, en abril aumentaron 134.000, por Semana Santa, y al final del verano decrecieron de nuevo”, dice Laborda.

El salario medio en el sector es muy bajo, no llega a los 14.000 euros anuales de media

“¿Que cómo se sobrevive? Pues reduces gastos en lo más básico; no te hablo de caprichos y ocio, yo a estas alturas ya no tengo caprichos ni gasto en ocio. Hablo de cosas básicas, como la comida, las facturas de la casa”, cuenta Jéssica, que este verano, igual que el anterior, ha trabajado en Helios, uno de los chiringuitos más famosos de Denia.

Situado al comienzo de Las Rotas, Helios tiene contratadas a tres personas todo el año, pero en verano da empleo a 6 más, entre ellas a Jéssica, Martina y también a Nico, que vino de Bulgaria a los nueve años y es ciudadano español. Su madre, Tania, es una de las camareras fijas del chiringuito. “Cuando se me acaba el trabajo me mudo a vivir con mi madre y mi padrastro. No pago alquiler ni comida, y a él le ayudo haciendo chapuzas, las cosas que salen. Este invierno pienso ir a Canarias a buscar trabajo en algún hotel”. Algunos años ha ido a pasar el invierno a Bulgaria con su padre. “Allí con 500 euros vives dos meses”.

Entre julio de 2014 y febrero de 2015 la cifra de parados en Denia pasó de 3.910 personas a 4.992, señala Pepo Ruíz, del sindicato Comisiones Obreras en la comarca. “El 93% de los contratos hechos en julio fueron temporales, y de ellos el 54% fueron a tiempo parcial. Se contrata a la gente por unas pocas horas y trabajan el doble, lo que favorece la precariedad y los abusos”. Se pone el sol en Helios. Es septiembre, y Jessica, Martina y Nico saben que se acerca la noche.

Un desarrollo caótico

Pablo Martínez es dueño de Helios y alcalde de la Vall D’Alcala, un pequeño pueblito de 180 habitantes en el interior de la Marina Alta, a una hora de Denia. Es muy crítico con el modelo turístico desarrollado en la zona, donde hay sólo 2.311 plazas hoteleras por 11.787 plazas registradas de apartamentos de alquiler turístico. “Se ha ido al negocio fácil. En vez de desarrollar un turismo ecológico o cultural, de pequeños hotelitos con encanto que permita mantener la actividad y el empleo después del verano, el desarrollo ha sido caótico, tienes que amortizar el año en tres meses”.

Buscando desestacionalizar su negocio, abrió un pequeño hotelito en la Vall d’Alcala. “De ese modo se puede dar trabajo a más gente todo el año. Pero al final los que mandan siguen haciendo las inversiones para fomentar el turismo masivo de sol y playa, con lo que se retroalimenta aún más el trabajo estacional”.

Un preocupación que también recoge en portada la revista de Hosteltur, El empleo turístico, talón de Aquiles de España, en la que el director de estudios de Exceltur, Oscar Perelli, señala que la forma de "crear más y mejor empleo" pasa por cambiar el modelo turístico, con el fin de atraer clientes con mayor poder adquisitivo. "El reposicionamiento de los destinos permite generar mejores puestos de trabajo, tanto en remuneración como en reconocimiento social".

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