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El artífice del imperio del pan Bimbo

Daniel Servitje dirige la compañía que empezó como un negocio familiar en México

Sonia Corona
Daniel Servitje, presidente de Bimbo, interviene en un foro de directivos celebrado en Chicago en 2013. 
Daniel Servitje, presidente de Bimbo, interviene en un foro de directivos celebrado en Chicago en 2013. Daniel Acke (bloomberg)

Algunas mañanas el presidente y director de Bimbo, Daniel Servitje (Ciudad de México, 1959), comienza el día desayunando con una familia en alguno de los 22 países de América, Europa o Asia donde la multinacional vende su famoso pan. En la mayoría de las ocasiones logra de incógnito sentarse en su mesa y enterarse sobre los gustos de estos consumidores: desde sus preferencias entre lo dulce y lo salado hasta el punto de tueste de cada rebanada. “Te tienes que poner en los zapatos de los pequeños clientes”, comentó el año pasado a la revista Forbes y parece haberlo cumplido al pie de la letra. Servitje pone de vez en cuando un pie sobre la tierra para entender cómo Bimbo se ha hecho la firma panadera más grande del planeta, con el dominio de un 4% del mercado global de pan.

La clave del repunte de Bimbo ha sido el plan de expansión que Servitje ha emprendido en los últimos 15 años. Con la visión de un graduado de la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford, ha construido en la última década un imperio de pan con la compra de 44 empresas alrededor del mundo y ha conseguido durante 2014 que la empresa facture 10.927 millones de euros (12.196 millones de dólares).

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El empresario mexicano de carácter afable se lo toma con calma en las palabras, pero con acelerados pasos en sus inversiones. En 2011, apuntó hacia la estadounidense Sara Lee y se apoderó del mercado de América del Norte. Ahora mira hacia Europa y ha anunciado que antes de que termine este año la multinacional comprará Panrico, el líder español en bollería industrial.

La visión empresarial de Daniel Servitje no puede entenderse sin los orígenes de Bimbo. La semilla de la firma comenzó hace 70 años en un modesto local en el centro de la Ciudad de México. Su abuelo Juan Servitje, panadero y emigrante catalán, abrió la pastelería El Molino y enseñó a sus cinco hijos los entresijos del pequeño negocio. Lorenzo, el mayor de ellos, comenzó a administrarlo mientras estudiaba y fraguó la creación de su propia empresa. En 1945, Lorenzo Servitje y cinco socios fundaron Panificadora Bimbo. La compañía tenía 34 empleados y ofrecía pan de molde en cuatro presentaciones. El padre del actual presidente de Bimbo empezó innovando: creó un logotipo para su marca y cambió el empaque del pan. “La primera mejora que hicimos fue que el pan, en lugar de envolverlo en papel encerado, se empaquetó en celofán, eso garantizaba que el producto llegara fresco a los hogares”, contó Lorenzo en un foro de empresarios en 2013.

“En Bimbo nos levantamos tempranito para repartir el pan todos los días”, decía el osito Bimbo —el emblemático personaje que promociona los productos de la firma en la televisión mexicana— en un anuncio en la década de los años 90. Desde los inicios de la firma esa era la premisa y las dos generaciones de la familia Servitje que han estado al frente de la administración lo han entendido como una prioridad. Las furgonetas blancas que entregan el pan a primera hora en las tiendas de alimentación, por ejemplo, se han convertido en una estampa emblemática de la marca.

10.000 productos

El crecimiento de la empresa ha sido exponencial en cuanto a capital humano y redes de distribución. En 2014, Bimbo contaba con 128.000 trabajadores en 166 plantas en todo el mundo, más de 10.000 productos y 52.000 rutas de distribución.“Tenemos esta paciencia para desarrollar capacidades de fabricación y redes de distribución que nos permiten tener rentabilidades en el largo plazo”, ha explicado Daniel Servitje a la revista mexicana Expansión.

Con una leve sonrisa y una voz tranquila, Servitje se ha definido ante la prensa mexicana como “un ferviente de la globalización y de la internacionalización”. El empresario llevó la filosofía de una compañía cercana a la gente por primera vez a Estados Unidos: compró en 1998 Mrs. Baird’s; en 2002, George Weston; y en 2011, Sara Lee. Aprovechó la nostalgia de los migrantes mexicanos y trasladó su bollería a los supermercados estadounidenses. En 2006, adquirió la filial china de Panrico y emprendió el camino para recuperar las plantas que su padre vendió a Sara Lee en España y Portugal.

Con la compra de Panrico, Servitje está consiguiendo el fortalecimiento de la firma en Europa y la unificación del negocio familiar.Todavía es una incógnita si los emblemáticos Donuts y Donettes de Panrico llegarán a América o si los Bimbuñuelos aterrizarán en Europa. Bimbo anunció esta semana que comprará a la firma catalana por 190 millones de euros. El cierre de la operación, previsto para fin de año, dependerá de la aprobación del regulador, la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia (CNMC).

“La caída de ventas de Panrico quizá ha permitido a Bimbo comprar a un buen precio”, evalúan desde la unidad de análisis del Citi. El acuerdo busca la compra del 100% de las acciones, excluyendo la categoría de pan de molde. Así Bimbo sumaría a su 4% del mercado de la bollería dulce un 16,4% de Panrico. La compañía mexicana estaría duplicando su presencia en la península Ibérica: actualmente cuenta con nueve plantas y 2.000 empleados.

Menos calorías

El pan de Bimbo, además de venderse en supermercados, es muy popular en pequeñas tiendas de alimentación que reproducen un esquema de negocio similar al de los inicios de la empresa fundada por los Servitje. El reto para su último heredero se encuentra en conservar su liderazgo y lograr la transformación de la firma en un entorno donde los alimentos con alto contenido calórico son menos populares. En México, Bimbo ha echado a andar las primeras ideas sobre productos reducidos en azúcares y desde junio ofrece bollería con 8% menos de azúcar pero endulzados con un edulcorante, stevia.“Hemos añadido más granos enteros, que contienen nutrientes clave, y al mismo tiempo hemos sacado las grasas trans [un tipo de ácido graso insaturado que se encuentra en los productos industriales]. También hemos reducido el azúcar, las grasas saturadas y la sal de nuestro productos”, ha reconocido la empresa en su informe anual.

Daniel Servitje se ha puesto las zapatillas para correr y ha anunciado que la compañía encabezará en septiembre una carrera para promover la alimentación saludable en los 22 países donde se ha instalado la firma. “El mundo se está volviendo sedentario”, dijo a la CNN.

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Sobre la firma

Sonia Corona
Es la jefa de la redacción de EL PAÍS en México. Cubre temas de Política, Economía, Tecnología y Medio Ambiente. Fue enviada especial para las elecciones presidenciales de 2020 en EE UU. Trabajó en Reforma y El Huffington Post. Es licenciada en Comunicación por la Universidad de las Américas Puebla y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS.

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