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A la caza del vuelo más barato

La madrileña Trappit rastrea las tarifas de los pasajes hasta el último minuto para rebajar el coste de las empresas en viajes

Daniel de Carvajal (izquierda) y Luis Martín, de Trappit.
Daniel de Carvajal (izquierda) y Luis Martín, de Trappit. Yolanda Asensio

¿No le da rabia cuando descubre que alguien ha pagado menos por su billete de avión que usted? Pues para las empresas es más que eso: reducir gastos de viaje puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso. En 2010, Daniel de Carvajal y Luis Martín Lázaro coincidieron en un vuelo a Panamá, donde el primero tenía una empresa de construcción. “Durante las casi 12 horas que dura el viaje hablamos casi de todo”, rememora Carvajal, “y entre otras cosas, de lo caro que se había puesto viajar… y al final resultó que él había comprado su billete significativamente más barato que yo”. De ese viaje compartido salió una asociación entre Carvajal y Martín Lázaro de la que surgió hace tres años Trappit, una empresa tecnológica 100% española cuyo objetivo declarado es lograr para las empresas hasta un 30% de ahorro en sus pasajes de avión.

El modelo de negocio es muy sencillo: desde el momento en el que el cliente compra el pasaje de avión, Trappit sigue rastreando potenciales tarifas que, aun teniendo en cuenta los gastos de cancelación, salgan más baratas que la primera opción. Si la encuentra, avisa al cliente y este puede cambiar de idea.

Trappit se considera pionera en esta clase de servicio. “Siendo tan evidente la necesidad que había en las empresas”, se sorprende Carvajal, “a nadie se le había ocurrido hacerlo. Cuando empezamos, buscamos si alguien ofrecía algo similar… pero no encontramos nada”. Además de la originalidad, uno de los argumentos de venta es el bajo coste del servicio. “La empresa que contrata nuestros servicios, de entrada, no paga nada”, explica. “Trappit factura el 30% de lo que consigue abaratar. Es decir, si no consigue billetes más baratos, al cliente no le cuesta nada tener contratado el servicio”.

El primer intento de entrar en el mercado obligó a replantearse el modelo de negocio. “Al principio pensamos que las agencias de viajes estarían especialmente interesadas en trabajar con nosotros”, recuerda Carvajal, “pero no nos hicieron ni caso. Por indicación de American Express, fuimos a Deloitte, que nos abrió las puertas al momento. Y a partir de ahí fuimos a grandes empresas, quienes sí mostraron su interés”. Actualmente, Trappit ya trabaja con la mayoría de las grandes compañías españolas. “Al final, han sido estas empresas las que han presionado a las agencias de viajes para que habilitaran nuestro servicio”, comenta. “Hay empresas que están ahorrando más de 4.000 euros diarios”.

La empresa tiene hoy 27 empleados. “Para finales de este año, esperamos facturar 1,5 millones de euros”, explica Carvajal. Sorprendente para una empresa que, por lo que cuenta su socio fundador, se debe, en gran parte, a una serie de circunstancias imprevistas. “Yo soy piloto. Tuve un accidente y, por buscarme la vida, entré en el mundo de los negocios, mientras luchaba por perder ese miedo a volar”, relata.

Ambos socios están muy satisfechos del resultado conseguido. “Cuando empezamos con Trappit, nuestra idea era desarrollar la herramienta, venderla y, con el dinero que consiguiéramos, poner en marcha otro proyecto”, indica Carvajal. “Sin embargo, nos ha gustado tanto como han ido las cosas, que ahora ni nos planteamos vender… y eso que hemos recibido ofertas que, hace unos años, hubiéramos firmado con los ojos cerrados”.

A aquél que tenga una idea empresarial y quiera ponerla en práctica, Carvajal recomienda “que, sin lugar a dudas lo haga, pero que analice muy bien los pasos... y que dé el paso definitivo cuando esté seguro de esa idea” “Además”, aconseja, “que confronte y comparta esa idea con opiniones ajenas de gente que pueda aportar. Todos creemos que tenemos la mejor idea del mundo… y puedes equivocarte fácilmente”.

Volar para crecer

Los billetes de avión suponen el 70% del gasto medio de las empresas en viajes. Esta es la conclusión a la que llegó un reciente estudio realizado por Hermes Management Consulting, a encargo de Amadeus. Tanto en el caso del gasto en pasajes aéreos, como de hoteles –segundo mayor gasto– las compañías han visto como las presiones económicas internas y externas les han ido obligando a implementar, progresivamente, sistemas de reservas online que abaraten estos costes.

Estas presiones se hacen especialmente evidentes en las pymes, forzadas por las condiciones del mercado español a abrirse al exterior. Muchas empresas dudan a la hora de plantearse salir al exterior precisamente al hacer cálculos sobre el tamaño de la partida necesaria para pagar los desplazamientos.

Según palabras de David Ballesteros, director comercial y de ventas de Halcón Viajes, “la planificación es una de las palancas de ahorro más importantes para que una agencia esté en disposición de obtener los mejores precios y ofrecer las mejores alternativas a los servicios solicitados por una pyme”. Y es que se calcula que, aplicando una buena planificación de los viajes de empresa, las compañías pueden llegar a ahorrar hasta un 20%. De esta manera, las empresas –sobre todo las pymes– podrían aumentar el beneficio que ya obtienen por la internacionalización de sus actividades. Así lo indican los datos de GEBTA, la organización empresarial de referencia en materia de viajes de empresa en España. Según los datos de GEBTA, por cada euro que se gasta en viajes de negocios, se obtiene un retorno de 3,80 euros en beneficios, 12,50 euros en facturación y un aumento de 105,13 euros en el valor de las exportaciones.

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