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Antonio García Pascual / Economista jefe para Europa de Barclays

“La fragmentación política puede que no sea amiga de las reformas”

David Fernández
Antonio García Pascual, en la sede de Barclays en Madrid
Antonio García Pascual, en la sede de Barclays en MadridJulián Rojas

Antonio García Pascual (Madrid,1970) es el economista jefe de Barclays para Europa. Se muestra optimista sobre la situación económica de España, pero advierte sobre los riesgos de caer en la autocomplacencia.

Pregunta. EE UU ha sido la que ha llevado la carga de la recuperación económica mundial. Sin embargo, los datos del primer trimestre han sido malos. ¿Hay motivos para preocuparse?

Respuesta. Los datos de crecimiento del primer trimestre en EE UU han sido peores de lo esperado, pero creo que es algo transitorio y debido a factores estacionales. Tanto los datos reales que estamos viendo como algunos indicadores adelantados nos hacen pensar que veremos este año un crecimiento cercano al 2,5%, lo que se notará en el mercado de trabajo y llevará a la Reserva Federal a subir los tipos de interés en septiembre. Esto hará que la divergencia monetaria continúe y mantenga el euro débil frente al dólar, beneficiando a los exportadores europeos.

P. ¿Confía por lo tanto en la fortaleza de la recuperación en Europa?

R. La situación para Europa sigue siendo razonablemente buena. Esperamos un crecimiento en el segundo trimestre parecido al que hubo entre enero y marzo. Pensamos que este año la zona euro crecerá en torno al 1,4%, mientras que para España auguramos una tasa del 3%. En el Continente las cosas deberían ir mejorando gradualmente porque la situación financiera también está mejorando. Evidentemente no va a ser una salida de la crisis en forma de V porque el apalancamiento sigue elevado y cuando esto ocurre el crecimiento es más suave, pero el entorno es favorable. Dicho esto, hay que estar alerta porque no todos los datos son favorables y además está el riesgo político.

P. Los bancos centrales han asumido la tarea de revivir la economía y ya han agotado todas sus balas. ¿Será suficiente o ahora es el turno de los políticos para que el crecimiento no decaiga?

R. Esa es la clave. [Mario] Draghi siempre repite lo mismo: están aplicando medidas excepcionales que sirven para comprar tiempo. Si esto no se traduce en que el crecimiento potencial mejore se puede dar la situación de que el BCE tenga que subir tipos sin que la economía sea fuerte. En Francia e Italia hay más reformas fiscales y estructurales en el tintero de las que ya se han hecho. En España se ha avanzado más, pero todavía queda mucho por hacer. E incluso Alemania tiene margen de actuación. Cuando un país se financia tan bajo como lo hace Alemania un programa más expansivo fiscalmente, con planes de inversión pública, sería muy positivo.

“No es justo dar un IVA subsidiado a la gente de ingresos medios
y altos”

P. ¿Se ha llegado demasiado lejos con la austeridad?

R. Como le decía, Alemania tiene espacio fiscal para gastar más. En países como Francia o Italia la cuestión es cómo gastar mejor y ser más eficientes para que la presión fiscal pueda bajar. En España se ha hecho un esfuerzo fiscal importante pero creo hace falta alguna medida más, y no confiarlo todo al cambio del ciclo, para que se logre el deseado superávit primario que ayude a reducir el ratio de deuda sobre PIB.

P. ¿Es sostenible un crecimiento que agrande cada vez más la desigualdad económica?

R. La principal catástrofe de la crisis son las intolerables tasas de desempleo y los parados de larga duración. Hay que ser más imaginativo y promover políticas activas de empleo para entrenar a la gente y ayudarla a que encuentre empleo. Además, para mitigar la desigualdad hay que tomar medidas de redistribución de la riqueza. En este sentido, tengo una pregunta: ¿subir el IVA reducido y superreducido es una política favorable a esa redistribución de ingresos?

P. Creo que no.

R. Déjeme que le dé un argumento económico. En mi opinión, lo que no es justo es que se le dé un IVA subsidiado a las personas o a las familias de ingresos medios y altos. Lo que sería bueno es que no fuésemos tan generosos con el IVA reducido y superreducido y, a través del IRPF y de transferencias, dotar a las familias menos favorecidas de mejores y mayores ingresos. Es complicado tener este discurso desde un punto de vista político, pero técnicamente tiene todo el sentido del mundo.

P. España crece a buen ritmo, pero cuesta mucho reducir la tasa de desempleo. ¿Por qué el paro estructural es tan alto?

R. La tasa de paro ya ha bajado y seguirá haciéndolo. La reducción de desempleo se ha producido a mayor ritmo del esperado porque la reforma laboral ha ayudado a que con menos crecimiento se esté creando más empleo neto. Esto es positivo, aunque hay que ir a más. Por ejemplo, los nuevos puestos que se generen deben ser estables. Esa es la clave y habría que buscar mecanismos que ayuden a lograr este objetivo.

P. ¿Es partidario del contrato único?

R. Sí, no tiene por qué ser exactamente esa figura, pero algo que se la pareciese tendría sentido. Hay que buscar un contrato en el que las indemnizaciones suban en función de la experiencia y de la antigüedad. ¿Hasta dónde? No tiene por qué estar tan protegido como el contrato fijo actual, pero que al menos cree los incentivos que anime a las empresas a invertir en capital humano y a los trabajadores en su formación.

“La geopolítica llevó a Grecia al euro, no la economía. sería extraño que se la deje salir”

P. ¿Qué España sale de la crisis? ¿Hemos aprendido la lección?

R. La respuesta corta es que sí, pero no lo suficiente. Se han producido cambios que están aquí para quedarse y que han mejorado la productividad de nuestra economía. Sin embargo todavía hay una lista considerable de cosas que quedan por hacer. Hay aún temas por mejorar en el mercado de trabajo, asuntos fiscales, el IVA seguro que habría que tocarlo...

P. ¿No le da miedo que sigamos dependiendo tanto del turismo y la construcción?

R. En el caso del sector inmobiliario su contribución al PIB en porcentaje ha cambiado estructuralmente y es mucho menor. ¿Que dependamos de él en parte porque está vinculado al turismo? Pues sí, pero su importancia no va a volver a ser la que fue a principios del siglo.

P. ¿No se está metiendo demasiado miedo sobre el impacto económico del nuevo escenario político en España?

R. Es complicado sacar conclusiones sobre las elecciones autonómicas y municipales. Habrá que esperar un poco. Lo que sí hemos aprendido es que han surgido dos nuevos partidos que están aquí para quedarse. Si este esquema se repite en las generales habrá más fragmentación, y la fragmentación, dependiendo de si hay coaliciones o no, puede que no sea muy buena amiga de las reformas. Y si no se hacen las reformas que restan por hacer, el crecimiento a largo plazo de España no será tan alto. Este escenario es un riesgo y puede preocupar a los inversores. Pero también puede haber un lado positivo. Estos cambios pueden limitar la corrupción y mejorar las instituciones públicas. Además, la necesidad de consenso podría resultar en políticas mejores y más duraderas.

P. ¿Qué salida ve para Grecia?

R. Grecia entró en el euro por una razón geopolítica, no económica. Por lo tanto, sería extraño que ahora se la deje salir. El riesgo de ruptura es alto, el más alto de la historia reciente, pero creo que los líderes europeos encontrarán una solución política para mantener a Grecia dentro del euro y, en todo caso, dentro de la Unión Europea.

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.

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