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El FMI pide aplazar el alza de tipos en EE UU hasta entrado 2016

El organismo rebaja el crecimiento al 2,5% para este año y que repunte al 3% en 2016, mientras la inflación da margen

Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional
Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario InternacionalJASON LEE (REUTERS)

El Fondo Monetario Internacional tiene claro que en este momento no se justifica que la Reserva Federal proceda a elevar los tipos de interés en su próxima reunión del 16 y 17 de junio. Pero tampoco lo ve viable en septiembre o en diciembre. El organismo que dirige Christine Lagarde pone el horizonte incluso hasta entrado el primer semestre de 2016, salvo sorpresas al alza del lado del crecimiento y de la inflación, y pide que el incremento sea a partir de ahí gradual.

Es la conclusión principal del informe que examina la coyuntura actual en la mayor potencia del mundo, que está mostrando en este largo proceso de recuperación un rendimiento muy desequilibrado, con tres contracciones desde el final de la crisis. No es solo la vulnerabilidad del crecimiento lo que crea dudas. El FMI quiere ver mayores indicios de inflación del lado del consumo y de los salarios. "Queda trabajo por hacer", dijo Lagarde.

El análisis general es que “los pilares del crecimiento y la creación de empleo permanecen firmes”. "Las perspectivas son buenas", valoró. Pero enseguida matiza que el crecimiento se vio debilitado recientemente por una serie de factores que van más allá del efecto de las nevadas, como la apreciación del dólar, la debilidad económica global, el bloqueo en los puertos de la costa Oeste y la brusca contracción de la inversión en el sector petrolero.

El FMI, como también cree la Fed, opina que la contracción en el arranque de 2015 será “temporal”. “No habrá una interrupción duradera del crecimiento”, insiste. Los bajos tipos de interés, la creación de empleo y el abaratamiento de las gasolinas, anticipa, “propiciarían una trayectoria más dinámica el resto del año”. Pero no será suficiente para llegar al crecimiento potencial que se vio en el pasado.

En el escenario actual, la proyección que hace el FMI se rebaja a un crecimiento del 2,5% este ejercicio, solo una décima por encima al de 2014 y muy similar también al que se vio en 2013. Es como si la economía de EE UU estuviera atascada en la misma marcha. Las tasas del 3% podrían alcanzarse en 2016, momento en el que ve ya posible el primera alza de tipos desde junio de 2006.

El mercado laboral está ya en los niveles previos a la crisis. Pero le preocupa el desempleo de larga duración, que afecta al 29% de los parados. También la tasa de participación, que en el 62,8% está al nivel de hace tres décadas. Además, cita los 6,6 millones de personas forzadas por las actuales condiciones económicas a trabajar a tiempo parcial. Y todo esto mientras los salarios están casi estancados.

Este viernes se publica el indicador de empleo de mayo, que será determinante para saber si el alza de tipos en junio cae definitivamente de la mesa. El FMI proyecta que el paro ronde el 5,3% este año, cuatro décimas menos que en 2014, y que se mantenga en el 5,2% en 2016. Uno de los problemas que según el FMI explica también este modesto crecimiento es la baja tasa de productividad, que cayó un 3,1% en el primer trimestre.

Seguro contra la deflación

El contexto, como insiste el equipo de Lagarde, es “incierto” en cuanto a la capacidad de resistencia futura del crecimiento y al camino que queda por recorrer para alcanzar el pleno empleo. Del lado de la inflación, anticipa que los precios deberían aumentar en el curso del año pero no ve que se alcance el objetivo a medio plazo del 2% que guía la política monetaria de la Fed hasta mediados de 2017.

La inflación es, de hecho, la principal razón que da para postergar el despegue. “Hay buenos motivos para no elevar las tasas hasta que haya señales más tangibles de inflación salarial o de precios”, opinan los expertos del FMI, a la vez que señalan que “una relación relativamente pareja entre la inflación y la debilidad económica hacen improbable una aceleración repentina de los salarios o los precios”.

Es más, consideran que “la postergación del aumento de las tasas ofrecería un valioso seguro contra el riesgo de desinflación”. Si los datos evolucionan de acuerdo con los pronósticos macroeconómicos del FMI, concluye el informe preliminar de la misión, la Fed podría mantener los tipos entre el 0% y 0,25% “hasta entrado el primer semestre de 2016”. Es donde llevan desde diciembre de 2008. A partir de ahí, insiste en que el alza sea "gradual".

Christine Lagarde explicó en rueda de prensa en que está de acuerdo con Janet Yellen en que el alza de tipos debe guiarse por los indicadores económicos disponibles. Pero el análisis de sus expertos indica que el riesgo es mayor si se suben los tipos "en los próximos trimestres" que si se espera hasta comienzos del año próximo para ver cómo se van consolidando los datos.

El argumento del dólar

En cuanto al dólar, cree que en este momento la divisa está “moderadamente sobrevaluada” tras el brusco incremento vivido desde el pasado verano. “Se trató de un movimiento rápido, producto de divergencias cíclicas en el crecimiento, de la disparidad entre las trayectorias de la política monetaria de las economías sistémicas y de un cambio en las carteras a favor de los activos en dólares”, explica.

La apreciación del dólar, de hecho, es el argumento que utilizan algunos miembros de la Fed para defender que se aplace el alza de tipos. Como señala el FMI en sus conclusiones, “el fortalecimiento del dólar está afectando al crecimiento y la creación de empleo, y pesa sobre la inflación”. Si el billete verde vuelve a apreciarse por un cambio de estrategia monetaria, “el efecto podría ser perjudicial”.

El FMI valora que el proceso que llevará a la normalización de la política monetaria en EE UU se esté preparando y comunicando “cuidadosamente”. Pero el temor de fondo es que cuando llegue el alza se produzca una “reorganización importante y abrupta de las carteras de inversión internacionales”. Eso podría crear volatilidad en los mercados y afectar a la estabilidad financiera.

Pero no es solo un problema de elevar los tipos demasiado pronto, lo que podría obligar a la Fed a dar marcha atrás. Es también si se hace demasiado tarde, porque como señala el FMI, “la inflación podría acelerarse por encima del objetivo del 2% y la política monetaria debería recuperar el terreno perdido”. Eso, como ya advirtió Janet Yellen, podría forzar a acelerar el proceso de normalización.

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