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Los intereses negativos dan un respiro a los hipotecados

La bajada de tipos y las inyecciones de liquidez del BCE colocan la referencia usada para revisar los créditos en mínimos históricos

Alejandro Bolaños

Lo que toca Mario Draghi se convierte en oro. Y esta vez no es una exageración. El plan del Banco Central Europeo (BCE), que preside Draghi, para comprar más de un billón de euros en deuda pública y privada ha desembocado en que muchas letras y bonos de Gobiernos de la zona euro se emitan, o se vendan en el mercado secundario, a tipos de interés negativos. Quien compra esos títulos, no solo renuncia a cobrar intereses, sino que está dispuesto a asumir un coste por mantenerlos durante el periodo pactado, ya sean tres meses en letras españolas, o cinco años en bonos alemanes. En los mercados, un tercio de la deuda pública de la zona euro, según las estimaciones del FMI, es tratada ya como el metal más precioso.

“Tener oro te cuesta dinero. Los bancos centrales o los grandes inversores pagan porque alguien se lo custodie. Un tipo de interés negativo en la deuda pública viene a ser algo parecido, ahora pagas por tenerla”, explica José Luis Martínez Campuzano, estratega jefe de Citigroup en España. Pero, a diferencia del oro, un interés negativo en la deuda pública implica que se paga por prestar dinero (en este caso, a los Gobiernos). Un cambio sustancial en la naturaleza del crédito que se extiende a la relación entre los bancos y en la de estos con sus clientes. “Es un mundo nuevo en el que los ahorradores salen perdiendo y los hipotecados ganan”, explica José Carlos Díez, profesor de Economía en la Universidad de Alcalá de Henares.

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Al mundo de las finanzas le han movido las fronteras. Y el euríbor, el interés al que se prestan los bancos de la zona euro entre sí, es una de ellas. Antes de la crisis, el euríbor a un año llegó al 5,4%, al calor de lo que marcaba el tipo de referencia del BCE. Las sucesivas bajadas de tipos e inyecciones de liquidez del banco central para reactivar el crédito lo situaron en el 1% en el verano de 2012. Entonces, Draghi dijo aquello de que haría “todo lo necesario” para sostener el euro y abrió la compuerta de las medidas heterodoxas. En el último año, el BCE situó su tipo de interés en el 0,05% y, por primera vez, penalizo los depósitos en sus cuentas con un tipo negativo, el -0,20%. Es decir, los bancos que dejan aparcado su dinero en el banco central deben pagar ese 0,20%.

“Los bancos colocan ahora su exceso de liquidez a otros bancos a tipos muy bajos o incluso negativos. Pierden menos que si lo dejan depositado en el BCE. El -0,20% es el nuevo límite”, señala el estratega de Citigroup. El euríbor a un año se sitúa ahora en el 0,17% y el euríbor a tres meses se colocó ya esta semana en territorio negativo (-0,002%).

Además de una referencia para el préstamo entre los bancos, el euríbor a un año se usa para determinar el interés que se paga en los créditos hipotecarios a interés variable, el 90% de los que se constituyen en España. Con el euríbor en el 0,17%, y bajando, el ahorro para las economías familiares es notable: en una hipoteca media de 100.000 euros a 25 años, se pagan casi 400 euros menos al mes que en 2008.

¿Y si el euríbor llega a bajar del 0%? ¿Pagarían entonces los bancos a sus clientes por haberles prestado dinero para comprar una casa? Fuentes del sector creen todavía improbable que esa situación se llegue a dar en la inmensa mayoría de los casos, porque en el interés de las hipotecas al euríbor se le aplica un diferencial; es decir, para ver un interés hipotecario negativo, la caída del euríbor tendría que ser lo suficientemente intensa como para compensar ese diferencial, que en los casos más favorables al cliente está entre el 0,1% y el 0,2%. Fuentes del Banco de España explicaron que el supervisor está analizando el asunto, pero que todavía no hay un pronunciamiento sobre cómo deberían operar las entidades si el euríbor perfora la frontera del 0%.

Depósitos menos rentables

La otra cara de la moneda le toca a los ahorradores: con intereses tan bajos, los bancos tratan de minimizar el coste de su financiación, y han recortado a marchas forzadas la remuneración de los depósitos. En 2008, las entidades pagaban hasta el 5% al cliente que dejara su dinero en un depósito a un año, ahora apenas dan el 0,5%.

“Tan malo es una prima de riesgo de 600 puntos, como tener la deuda a intereses negativos durante un tiempo prolongado”, advierte José Carlos Díez. Con una financiación tan barata, los Estados aligeran la factura por el pago de intereses de la deuda pública (el Tesoro español se ahorró 5.000 millones sobre la previsión inicial en 2014), pero a los bancos se les complica mantener márgenes. Y todavía tienen muchos activos tóxicos que digerir.

“Está demostrado, con intereses más bajos, los márgenes sufren”, corrobora Joaquín Maudos, catedrático de la Universidad de Valencia y subdirector del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas. Los bancos españoles, que tenían mucha deuda pública en cartera, también se han beneficiado de su revalorización (ganaron 9.000 millones en operaciones financieras en 2014). Pero ante el dilema de cómo afrontar una caída de los intereses, Maudos sostiene que responden como pretendía el BCE: ganando en volumen lo que pierden en precio, o sea dando más crédito. “Los datos revelan que, en el último año están reduciendo los diferenciales que aplican sobre el euríbor, tanto en créditos hipotecarios como en préstamos a pymes. Hay más competencia, y prestan más”, concluye Maudos.

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